Llevo varios días queriendo escribir esta crónica,relato o en honor a la verdad,no tengo claro aún en lo que se puede convertir.
He de reconocer que abro y cierro el ordenador para intentar empezarla pero sin tener claro a ciencia cierta el por qué,una especie de sensación extraña,me impide continuar con mi intención inicial.
Cuando escribes para otros o redactas informaciones,es mucho más fácil. Ahora se trata de intentar transcribir lo que piensas y de involucrarte en lo que escribes y cuando te lo propones,te das cuenta que no es el mejor momento y tampoco la mejor situación.
Pero creo que esta vez,esta intención al abrir nuevamente el ordenador,si es la definitiva. Como se suele decir,he cogido ‘carrerilla’ y salvo alguna interrupción imprevista,podré llegar a la conclusión final de lo que puede ser justo en estos momentos,mi pensamiento. Ahora bien,lo difícil es –como digo—escribirlo,para que ustedes lo entiendan si algún día llegan a leerlo.
De todas formas,estas interrupciones son siempre positivas y las considero como un ‘aviso a navegantes’,o sea a mí,aunque no me sienta en absoluto marinero. Digo que son positivas,ya que hacen preguntarte si lo que pretendo hacer se corresponde con el instante justo para publicarlo.
Pero creo que sí. Considero que tras cinco meses de reflexión absoluta,que han estado acompañados de infinidad de tiempo para pensar,reflexionar y alcanzar conclusiones,eso de escribir –y también decir—lo que se siente,que además sirva como aportación a quien me lee,puede ser reconfortante. Por eso intentaré dar rienda suelta a este teclado con todas sus consecuencias.
Pero hago una salvedad: no lo haré de golpe. Escribiré con calma y de manera capitulada. Dicen que los buenos perfumes vienen en frasco pequeño y para conservar su esencia y mantener su olor,hay que ‘provocar’ el olfato. Por ello,esta es la introducción de un gran relato discontinuo,que pretende simplemente exportar pensamientos y corregir errores y advertir de ellos. Es… dejar al ‘descubierto’ algunas de las historias más apasionantes de la vida política y social de los últimos 22 años de La Gomera.
Años,que abarcan desde principios de la década de los 90 –concretamente diciembre de 1991—a la actualidad. Y además se pretende –pretendo– vaticinar o intentar hacerlo,sobre el futuro inmediato de un lugar donde durante más de dos décadas las cosas han cambiado,pero en el que además,se hace preciso seguir cambiando.
No es fácil. Es más,bastante complicado es ya,en esta época de redes sociales y de whassap,reencontrarte con la vieja escritura que puede dar pie a unas tradicionales memorias. Pero si en algo cambia el estandarte,es que si antes ese tipo de crónicas se escribían sobre el papel,cuando le presione al ‘click’ en la tecla final,miles y miles de personas tienen tu texto por si te quieren leer. Así que,bienvenidos y les invito a ‘La Mistela’.