El paro en la isla de La Palma ha aumentado en 72 personas,mientras que a nivel Estatal ha descendido en 1.949 personas y 483 en Canarias,dándose la paradoja que los campos palmeros productivos están cada vez más llenos de maleza,campos que producían y pueden producir productos de primera calidad,¿por qué ahora con tanto paro están vacíos? Observemos nuestras huertas en el monte y en la costa llenas de paredes caídas y llenas de arbustos y malas hierbas,donde nuestros padres y abuelos cultivaban,¿por qué ahora no se cultivan y antes sí? ¿Será que los palmeros nos hemos hecho unos gandules? ¿O será que a los que legislan no les interesa que nuestros campos se cultiven? Y por eso hacen leyes que benefician a los importadores y a los políticos palmeros administradores de compensaciones europeas y del Gobierno central.
No se entiende,que habiendo tanto paro en la Isla y en Canarias,que nuestros campos estén sin cultivar y se importe entre el 75% y el 90% para alimentar a 2 millones de canarios y a 12 millones de turistas (datos de 2008 de Fernando Redondo Rodríguez actual técnico de COAG-Canarias,antes ocupaba el cargo de consejero de Política Territorial del Gobierno de Canarias y para más datos: el que firmó aterrar ilegalmente la playa de El Roque en Santa Cruz de La Palma). Y a pesar de haber pasado seis años desde 2008,los agricultores-ganaderos palmeros afirman que cada vez hay más leche en los supermercados y menos cabras y vacas en el campo de la isla de La Palma.
Y los gobernantes palmeros ante el paro y el campo abandonado dicen:
a) Es que los productos importados son más baratos que los que producen los agricultores palmeros y por ende los canarios.
b) Los jóvenes son unos gandules. Pero no dicen por qué no cultivan la tierra. Uno no cree que sean gandules,lo que pasa es que tal como está el entramado legislativo-político no es rentable.
c) La cultura cambió. Pero no hacen alusión a las leyes vigentes que limitan inexorablemente la cría de ganado y siembra,como las forestales,que permiten ver los montes pero no tocar sin su permiso,que han obligado a buscar otro medio de vida (cultura) a los que se dedicaban al agro palmero.
d) La crisis,Madrid…
Uno tampoco entiende el por qué subvencionan los productos importados que podemos producir nosotros. Mientras se pelean en Bruselas para subir los impuestos de plátanos importados ¿Es qué los coches japoneses,chinos… los subvenciona España? Al contrario,cobra impuestos para no enviar al paro los que trabajan en las fábricas… Y nosotros somos tan listillos que permitimos subvencionar productos que nos hacen una competencia deleznable que nos trae como consecuencia: paro,hambre y miseria,en vez de primar de verdad el cultivo de nuestros campos.
Necesitamos una nueva política agrícola-ganadera que nos sirva de tabla de salvación (vuelta al campo),pues el cultivo del campo conserva el paisaje,nuestras señas de identidad y contribuye a asentamientos rurales,aunque no sea la solución para salir del paro,nadie puede negar que mitiga las penurias del paro,la pobreza extrema,fomenta el turismo e impulsa la restauración de viviendas abandonadas.
Bueno sería que el Excmo. Cabildo Insular palmero adquiriera una máquina que comunique por pista las huertas de todos los barrios que lo soliciten para poner al sol la tierra con humus para que adquiera nitrógeno del aire y las hierbas que pululan alegremente las entierre que sirve de abono donde vamos a sembrar. Añadiendo el compromiso de cada uno de los 14 ayuntamientos o mancomunados,adquieran otra máquina,que siembre y recoja papas u otros productos del agricultor.
Y ambos artefactos (que hay en el mercado),tenerlos dispuestos a colaborar con los agricultores palmeros que lo soliciten. Quizás… sirva para dar el primer paso. Esta sugerencia no es una lucubración,pues en Fuerteventura el Excmo. Cabildo tiene a disposición de los que deseen permanecer o regresar a cultivar el campo,una pala para hacer las pistas,roturaciones de bancales (huertas)… También árboles y agua a 60 céntimos el metro cúbico (1.000 litros) procedente de desalinizadoras.
Gumersindo Bienes Reyes