El Restaurante Abisinia es sinónimo de calidad, productos frescos y locales, y un cariño especial en el trato con sus clientes.

Lorenzo y Mari regentan este restaurante situado en el barrio marinero de Vueltas, en Valle Gran Rey, y deleitan a sus clientes con recetas de siempre, dándoles un toque moderno y apostando por productos frescos y de la zona de gran calidad.

“Yo trabajaba en restauración, pero para otra gente. Y mi padre me regaló este local. Este local él lo utilizaba para guardar los amaños de pesca, porque él era pescador. Entonces le dije lo que pensaba, cuál era mi idea de montar mi propio restaurante”.

“Y durante dos años empecé a darle forma poco a poco. Pintando, trabajando en la construcción. Trabajaba también con un hermano mío pescando. Y todo el dinero iba invirtiéndolo en esto. Y cuando lo tuve ya todo preparado, para la maquinaria pedí un crédito, y lo abrimos el 14 de julio de 1994. La verdad es que los principios siempre son duros. Nosotros empezamos de cero. Pero aquí estamos, ya llevamos 23 años abiertos.”.

“Siempre ha sido un restaurante familiar, pero también hemos contratado a más gente en los momentos que lo necesitábamos, según la temporada. Mi mujer está en cocina y yo fuera, de cara al público”.

En el Restaurante Abisinia podemos disfrutar de una estudiada carta, repleta de productos de calidad.

“Nuestra especialidad es el pescado fresco y comidas típicas: el atún en mojo hervido, la carne en salsa, el conejo en salmorejo. Y por supuesto, el fuerte nuestro, que son los pescados frescos. Tenemos siempre parguito, medregal. Con el medregal ganamos la ruta de la tapa recientemente, con un plato que llamamos ‘El sabor de nuestro mar y nuestra tierra’, que llevaba tomate y aguacate de aquí, miel de palma y el medregal a la plancha con una base de papitas”.

“Siempre estamos intentando mejorar la carta, intentando poner cosas nuevas. Pero siempre sin salirnos de nuestras especialidades. Para adaptarnos a nuestros clientes hemos incluido platos veganos, por ejemplo. Sobre todo para la gente que viene siempre a nuestro restaurante, pues que tenga cosas nuevas que probar y no se aburra de nuestros platos”.

“Muchos de nuestros clientes son repetidores. Lo bueno que tenemos es que siempre el que prueba, luego repite. Yo he tenido clientes que, si vienen una semana a Valle Gran Rey, todas las noches vienen a cenar a mi restaurante. Al final haces hasta amistad. Tengo muchos clientes holandeses, suecos, alemanes, austriacos, noruegos que vienen siempre, todos los años”.

“El pescado yo siempre lo compro a pescadores locales. Tengo a varios que siempre me suministran. Uno de mis hermanos se sigue dedicando a la pesca con el barco de mi padre: ‘El rey de las olas’ se llama el barco”.

Su relación con la Carta Europea de Turismo Sostenible comienza en el segundo período de acreditación de empresas.

“Yo me enteré porque había otros restaurantes de aquí y otras empresas de aquí, y me lo comentaron. Y entonces fui a la reunión cuando iban a ampliar las empresas y ahí empezamos. La Carta Europea me pareció una buena idea y que encajaba en la idea que tenía yo de mi empresa”.

“El ser empresa CETS creo que sobre todo es que los clientes valoran más la empresa, por el sello de calidad de ser empresa CETS. Y también la relación con las otras empresas, que nos recomendamos unas a otras, y eso es bueno”.

“Una de las acciones que destacaría es la apuesta por productos locales. Siempre intento en todo lo que puedo ayudar al consumo local. Sobre todo la agricultura: las papas tengo varias personas que ya me las guardan para mí; las verduras también, rúcula, lechugas; lo que haya de temporada. Y por supuesto el vino gomero. Yo tengo aquí una variedad importante de vinos gomeros, y siempre intento que los clientes prueben nuestro vino, el vino de La Gomera.”