Bienvenidos. Pasen y vean el mundo donde el hombre compite por tener el coche más caro. La mujer lo hace por ser la más bella. Bienvenidos a la rivalidad idiota,a la absurda apariencia,a la exaltación superficial del que más tiene.
Bienvenidos al lugar en el que al humilde obrero no se le permite ascender de clase social. Sean cordialmente recibidos al eterno conflicto entre razas,entre blancos y negros. Y demás. Bienvenidos a las actuales (y también históricas) disputas entre Palestina e Israel. A la nefasta competitividad en la Guerra. A la ley del más fuerte. Bienvenidos al escaparate de la lucha entre partidos políticos y a sus escasas soluciones. Bienvenidos al mundo donde el joven grita y el adulto se hace el sordo,donde el joven que quiere estudiar trabaja y el joven que quiere trabajar no puede. Bienvenidos a la zona en la que resulta compensatorio mentir años y años y más años para ser el primero,para ser el mejor. Un ciclista que hay por ahí podría ser un buen ejemplo. Reciban una calurosa acogida por parte de la perpetua lucha de clases,por parte del conflicto entre lo que es realidad y lo que se cuenta. Por parte del combate entre la revolución y lo estático al cambio. Por parte de la batalla entre especulación y objetividad periodística.
Después de una cordial bienvenida a un mundo no muy lejano,voy yo y me pregunto: ¿A qué viene tanta pérdida de tiempo en cosas que no llevan a nada? ¿A qué viene este afán por proclamarnos vencedores de todo? Competir por competir. Y desde pequeños. Niños contra niñas,el azul contra el rosado. Los nueve en matemáticas contra el cinco que sacó el compañero. Absurdo. Totalmente absurdo que parezca ya algo natural. Yo dejo mis propuestas. Y son libres de ser tomadas o dejadas. Faltaría más.
Propongo que la competitividad sea plato de buen gusto para todos. Que no haya ganadores ni perdedores,solo resultados. Buenos resultados. Resultados que se obtienen entre todos. Codo con codo. Propongo que la sociedad competidora,capitalista y frívola que hemos creado,desde el más pequeño al más grande,utilice su fuerza para cambiar nuestra estúpida creación del conflicto. Propongo que la satisfacción no se lleve a cabo por ser el más rico,el más guapo,o el que se sube al podio,sino que se utilice una vez hayamos compartido eso que nos sobra (y no es orgullo) con el que menos tiene. Propongo cambiar el transcurso de nuestra historia sin disputas entre países,sin bombardeos,ni sangre,ni muerte,ni dolor “Jamás hubo una guerra buena o una paz mala” pronunció Benjamin Franklin. Y tenía razón. He ahí les dejo la teoría. La práctica ya es otro tema al parecer dificilísimo. Propongo solo,dejar las batallas entre blancos y negros,entre la clase alta y la obrera,dejar el discurso mentiroso de la fraternidad entre sociedades y empezar a darle un poco de credibilidad. Un poco de uso. Propongo resultados. Buenos resultados. Resultados de nosotros.

Alba Marrero Díaz