Atónito me he quedado al leer en los medios de comunicación que el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha condecorado con la medalla al mérito ciudadano a los dos guardias civiles que detuvieron a los jóvenes “asaltantes” del portal de Esperanza Aguirre el pasado día 19 de octubre.
En palabras del portavoz del Gobierno Regional,tras la reunión del Consejo de Gobierno por la que se les asignó la medalla a los miembros de la benemérita: “los agentes reciben la condecoración y 3.000 euros por su actuación eficaz,decidida y profesional,que posibilitó la reducción y retención de los dos individuos que irrumpieron violentamente en el edificio donde vive Aguirre,tras derribar de una patada la puerta».
¿Acaso no hay diariamente en la Comunidad de Madrid decenas de actos realizados por miembros de cualquiera de los cuerpos de seguridad del Estado que son de mayor relevancia y peligrosidad,que la ínfima acción de detener a dos chavales a cara descubierta y desarmados,cuyo único animo parecía ser en principio y a tenor de su forma de actuar el de hacer una “ruindad”?
¿Creen ustedes desde el sentido común que el acto realizado por dichos agentes es meritorio de condecoración alguna?
¿Y quitando el sentido común que dice la ley? Pues según la Orden (1830/1992,de 24 de septiembre),la Medalla al Mérito Ciudadano de la Comunidad de Madrid en su artículo primero indica que podrán ser distinguidos con dicha condecoración: “…aquellos que se destaquen por sus actividades en la protección,ya sea a nivel preventivo u operativo,de personas y bienes que puedan verse afectadas por situaciones de emergencia en los casos de grave riesgo,catástrofe o calamidad pública,mediante la realización de actos singulares que impliquen riesgo notorio o solidaridad excepcional…”
Como vemos en la España de la señora Esperanza Aguirre hay dos raseros de medir,uno el que atañe a ella y a la clase social que la rodea,que considera que es un grave riesgo,catástrofe o calamidad pública cualquier acercamiento a su persona y a sus propiedades,y el de los agentes que se juegan la vida a diario en operaciones de peligrosidad real pero claro está con “los españolitos de a pie”.
En fin,que lo que parecen decisiones de épocas feudales y preconstitucionales no son sino el claro ejemplo de la política sectaria y clasista de una de las máximas figuras del Partido Popular,y que de no rectificar el ciudadano en su intención de voto será el devenir diario durante al menos los próximos cuatro años… lo que se avecina.