El presidente del Cabildo Insular de La Gomera, Casimiro Curbelo

La diferencia entre una sociedad desarrollada y otra que no lo es no hay que buscarla en las carreteras, los puertos o los rascacielos. Está en los servicios de salud, educación y asistencia social. Aquellos países que cuidan de sus mayores adecuadamente, educan a sus menores en el conocimiento y la excelencia y protegen la vida de sus ciudadanos son, efectivamente, los más desarrollados en términos de bienestar y progreso.

Esta semana se ha celebrado en La Gomera un homenaje, promovido por la Gerencia de los Servicios Sanitarios, a veinticinco personas que cuidaron y protegieron la salud de los gomeros desde 1961. Formaron parte del personal sanitario que atendía a la población en el viejo Hospital Virgen de Guadalupe. Hoy ya están jubilados, pero durante décadas marcaron la diferencia para muchas personas de mi isla. Y esa isla se sentía en la obligación de agradecerles tantos años de un ejercicio profesional esforzado y generoso que tanto tenemos que agradecer.

En 2010 se inauguró el nuevo edificio del hospital insular y el viejo centro hospitalario se convirtió en lo que es hoy: un centro socio sanitario destinado a atender a las personas mayores. Fue allí donde se les rindió homenaje, entre las paredes de lo que fue un hospital donde vieron la luz muchos niños de la isla que hoy son mayores y donde se atendió y se sanó a miles de personas que lo necesitaron.

De los diez mil millones de presupuesto público para el próximo año, Canarias destina una partida inicial de 3.800 millones para Sanidad, a la que hay que sumar 2.300 en Educación y casi 700 millones en Derechos Sociales. Más de siete mil millones destinados a sostener los pilares básicos de esa sociedad del bienestar que perseguimos. El personal sanitario de la red asistencial de la Comunidad Autónoma se elevará en casi tres mil nuevos efectivos, lo mismo que en Educación y se reforzarán las plantillas del área de servicios sociales.

Prestar servicios de salud en Canarias no es fácil. Los sobrecostos de prestar una asistencia descentralizada en ocho islas elevan las necesidades financieras. Y crear una red de medicina primaria y de hospitales en las islas no capitalinas es enormemente costoso. Pero, como ya he dicho más de una vez, todos los canarios, vivan donde vivan, deben disfrutar de los mismos derechos y los mismos servicios. Poco a poco, paso a paso, islas como La Gomera han ido conquistando mejoras para paliar una situación inaceptable. No hace tanto tiempo la sanidad que existía en nuestra isla no era, ni de lejos, similar a la de otras con mejores recursos. Carecíamos de una gran cantidad de especialidades, no existían equipos de diagnóstico adecuados y la estructura de los servicios de salud debían derivar una enorme cantidad de pacientes —y a sus familias, por tanto—  a los grandes hospitales de Tenerife. Hoy se hace también, por supuesto, pero cada vez más ciudadanos y ciudadanas tienen la atención que necesitan en su propia isla.

Una pequeña muestra de que seguimos en el camino de mejorar paulatinamente los servicios que se presta a los habitantes de La Gomera es que en las previsiones del próximo año está la puesta en servicio de un equipo de resonancia magnética, un TAC y el hospital de día en nuestra isla.

Es obvio que hay cosas que se deben mejorar en los servicios de salud de Canarias. No se ha podido acabar con las listas de espera de consultas, pruebas diagnósticas o cirugía. Y la red de medicina primaria debe ser mejorada con más efectivos y mejores equipamientos. Pero echando la vista atrás, nuestra Sanidad es enormemente mejor de lo que era hace algunos años. Y ese avance se ha producido porque invertimos más recursos en lo que consideramos un área prioritaria.

Es obvio que las islas han tenido un incremento poblacional muy por encima de la media nacional. La agregación de mayor población a nuestro territorio ha tensionado la prestación de servicios públicos, como la educación o la sanidad y ha tenido efectos en el mercado de la vivienda. La única manera de responder a estos retos —en lo que el Parlamento analiza el complejo problema demográfico de las islas— solo puede pasar por dedicar más recursos económicos al refuerzo de la sanidad pública. Lo hicimos de manera excepcional durante la pandemia del coronavirus, al igual que en Educación. Y habrá que seguir haciéndolo, porque cuidar de la salud es la primera tarea y la primera prioridad de un gobierno progresista.