El Gobierno y las más altas instituciones del Estado tienen ya listos todos los mecanismos protocolarios para honrar a Adolfo Suárez,el primer presidente de la democracia,cuyo fallecimiento,como anunció ayer su hijo se presume «inminente».
El estado de salud del ex presidente se mantenía sin novedad a las 02.45 de la madrugada en la Clínica Centro de Madrid,donde permanece ingresado desde el lunes rodeado por su familia. El portavoz de la familia,Fermín Urbiola,declaró a los medios de comunicación congregados ante el centro hospitalario que la situación está tranquila,y agradeció a título personal la atención y la cobertura periodística,según informó la agencia EFE.
Entre las últimas visitas recibidas por el ex presidente del Gobierno y la familia figuran la del cardenal Antonio Cañizares o del torero Juan José Padilla,amigo íntimo de la familia.
En La Moncloa,en La Zarzuela y muy especialmente en el palacio de la Carrera de San Jerónimo,sede del Congreso de los Diputados,se aguarda el desenlace final y los deseos de la familia del hombre que pasará a la Historia como pieza maestra,junto al Rey Juan Carlos,de la admirada Transición española.
En Presidencia del Gobierno cuentan con un guión protocolario a seguir en los actos fúnebres de las más altas personalidades del Estado. Hasta ahora son dos los precedentes de su puesta en práctica: con el fallecimiento del presidente Leopoldo Calvo Sotelo y con el de Gabriel Cisneros,uno de los padres de la Constitución.
Cuando se comunique el óbito,el Gobierno aprobará un real decreto por el que se declarará luto nacional -en el caso de Calvo Sotelo,durante dos días-,y la bandera ondeará a media asta en todos los edificios públicos y en los buques de la Armada.
El presidente del Congreso,Jesús Posada,ofrecerá a la familia Suárez la sede de la soberanía nacional como capilla ardiente abierta a la ciudadanía. Si sus hijos lo aceptan,el guión transcurrirá en sus rasgos principales de manera muy similar a como se desarrolló en las honras fúnebres del que fuera su sucesor en la Presidencia del Gobierno.
La familia velará en la intimidad al presidente en su domicilio o en el centro hospitalario durante algunas horas y después se activarán los actos públicos. El féretro será conducido en un furgón o armón hasta la Puerta de los Leones del Congreso,la principal que únicamente se abre cuando el Rey visita la Cámara o se celebra la jornada de puertas abiertas a los ciudadanos.
El cortejo fúnebre estará precedido por un retén de la Policía Municipal y será seguido por otro de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. El ataúd,cubierto con la bandera nacional y portado por militares,será recibido,con las notas del Himno Nacional,en la escalinata de la Cámara baja donde aguardarán los representantes de las altas instituciones: presidente del Gobierno,del Congreso,del Senado,del Tribunal Supremo,del Constitucional…
Cuando falleció Leopoldo Calvo Sotelo,los Reyes de España acudieron a la capilla ardiente,instalada en el salón de Pasos Perdidos una hora después. Sin embargo,en esta ocasión,y dada la estrechísima relación que unió a Don Juan Carlos con Adolfo Suárez,las fuentes de alto protocolo consultadas no descartan que el propio Rey también esté presente a la llegada del féretro. Don Juan Carlos además impondrá al fallecido varias condecoraciones que se colocarán a los pies del féretro.
La capilla se instalará en presencia de la familia y las más altas autoridades y,una vez que los Reyes abandonen el Congreso,se abrirá al público. Con Calvo-Sotelo permaneció instalada un día completo,aunque durante la noche se cerró al público. En todo momento estará custodiado por soldados de los tres Ejércitos y por la Guardia Civil.
Cuando la capilla se clausure,el ataúd se despedirá con honores de Ordenanza y el Himno Nacional. Podría repetirse,además,la ceremonia de homenaje póstumo que se celebró para Calvo Sotelo en la Plaza de Neptuno con toque de oración,salva de honor y desfile de tropas. Dos o tres días más tarde se oficiará un funeral de Estado en la madrileña catedral de La Almudena.