Mujeres protestan por «paz» y «pan» en Rusia. Foto: Wikipedia: Public domain
Salvador García Llanos

Si hay algún colectivo que sabe de lucha es el de las mujeres. Si se echa la vista atrás, se puede contemplar lo que han conseguido en cien años, lo que se ha avanzado. Queda camino por recorrer pero ya el 8 de marzo es una fecha señalada que significa la lucha por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. En algún lado hemos leído que hasta no plasmar o hacer efectiva la igualdad de género, habrá que seguir conmemorando el Día Internacional de la Mujer. Como cada 8 de marzo, cuando el movimiento que aglutina las inquietudes, las demandas y las aspiraciones femeninas se fortalece y se hace poderoso. Ya no es solo cada mujer, a título individual, la que se integra e identifica sino diversos grupos, asociaciones, Organizaciones No Gubernamentales, fundaciones e instituciones siguen luchando y reaccionando para acabar con la lacra del machismo criminal, con las variadas formas de violencia, con los asesinatos, con la brecha salarial y las desigualdades en todas sus formas. Hoy, 8 de marzo.

El Día Internacional de la Mujer fue promulgado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 1975, pero realmente se ha celebrado desde mucho antes, desde cuando las mujeres reclamaban derechos básicos, tales como ejercer el derecho al voto en las elecciones, el derecho a ocupar posiciones de responsabilidad en política y en la sociedad en general, derecho al trabajo y al estudio. También se unen muchos hombres a la causa, porque la igualdad de género beneficia a toda la sociedad. Y porque el destino de los hombres y las mujeres está unido. Se trata, pues, de reivindicar, de identificarse con motivos nobles y de extender una sensibilidad que, en el fondo, ha de entrañar un cambio social significativo.

“Invertir en las mujeres: acelerar el progreso” es el lema escogido para este año, según decisión de la ONU, un pensamiento que sustancia la continuidad del papel activo que se quiere para ellas en la sociedad de nuestros días. Porque la conmemoración no es, en sí misma, un tributo histórico y respetable, sino la invitación a un compromiso, como aquella “Cuestión de género”, la película dirigida por Mimi Leder, inspirada en la vida de la juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en la historia (tras Sandra Day O’Connor) que sirvió en este alto órgano judicial. Ginsburg fue nombrada para el Alto Tribunal en 1993 por el presidente Bill Clinton. Bader Ginsburg, junto a su marido el abogado Martin Ginsburg, cambió el curso de la historia con un singular caso sobre discriminación de género que abrió el camino para la igualdad en los tribunales. Bader Ginsburg es un referente del feminismo en los Estados Unidos e icono de las nuevas generaciones. Es la historia real de la joven Ginsburg que debe afrontar todo tipo de adversidades y obstáculos en su lucha por la igualdad de derechos a lo largo de su carrera. Cuando acepta un caso tributario pionero con su marido, sabe que podría cambiar el curso de su carrera y la forma en que los tribunales ven la discriminación por género.

Valga el ejemplo para significar la importancia de los sustantivas modificaciones en muchos convencionalismos promovidas por las mujeres. En España, el ministerio de Igualdad lanza una campaña publicitaria. Este 2024, pone el foco en su esencia, en aquella semilla que han ido lanzando a lo largo de la historia tantas y tantas mujeres. La campaña ‘Con M de Movimiento’ se ancla en el camino andado y toma fuerzas para seguir avanzando. Las reivindicaciones del 8M son comunes a todas las mujeres y, como en toda lucha, se obtienen mejores resultados, se avanza más en la consecución de objetivos compartidos, cuando se camina de la mano. La unión, la sororidad, es la clave de la iniciativa. España, parece, cada vez más, es un país feminista, y lo es porque el feminismo ha logrado convertir en sentido común las cuestiones feministas. No podemos entender las sociedades que vienen, la España y la Europa que vienen, si no es de la mano del feminismo, de la universalización de la igualdad y la libertad y los derechos garantizados para todas las personas. La igualdad y la libertad, en efecto, tal como preceptúa nuestra Constitución, han de ser pilares centrales de nuestra convivencia.

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