“Teleasistencia insular: le atiende Marta”. Con tan sólo pulsar un botón los mayores de La Gomera se comunican de forma instantánea con un profesional especializado de Cruz Roja que les atiende al otro lado de la línea. Se trata de un servicio sencillo pero que supone un alivio a cientos de mayores de la Isla que prefieren quedarse en sus casas en lugar de acudir a una residencia de mayores, ya que están localizados en todo momento. Así, las personas dependientes, que cumplan con los requisitos, pueden llevar a cabo una vida normal y realizar sus tareas cotidianas con mayor tranquilidad, sin temor a tener una caída o un desmayo y que nadie acuda a socorrerlos.
El Cabildo ha incorporado esta semana a seis nuevos usuarios, por lo que ya son cerca de 150 los mayores de todos los municipios que se benefician de esta atención directa y permanente. Además, el presidente de la Institución insular, Casimiro Curbelo, adelanta que trabajan para reforzar este modelo de atención y que pueda llegar a un mayor número de solicitantes, ya que asegura que “es un servicio que mejora sustancialmente la calidad de vida de los usuarios y sus familiares, pues les otorga mayor autonomía, a la vez que están protegidos y se sienten más autosuficientes”.
La Gomera, con una tasa de envejecimiento que va en aumento, situándose por encima del 21%, precisa de políticas que cuiden de los mayores y eso es algo que tiene muy claro la consejera de Política Social, Beatriz Santos, que asegura que desde el Cabildo se trabaja intensamente para responder a las necesidades de los mayores y personas dependientes adaptando las políticas a las realidades que presentan. “No es lo mismo una persona mayor que se encuentra muy activa y lo que precisa es mayor entretenimiento a otra que presenta un alto nivel de dependencia”, indica. Por ello, aclara que el servicio que presta Cruz Roja, a través del convenio con la Institución insular, “es la herramienta idónea para los mayores que quieren conservar su independencia sin tener que sentirse aislados o desprotegidos”.
La conectividad en la Isla a veces se torna algo más complicada cuando se trata de núcleos poblacionales más dispersos, por lo que el servicio aún es más valorado entre los usuarios que residen en zonas aisladas, pues se sienten en todo momento acompañados en su propio hogar. Es el caso de Eloína Arzola, que reside en Imada, en Alajeró. Esta usuaria asegura sentirse “encantada” con este servicio que le ha cambiado la vida, pues no sólo se siente acompañada sino que además promueve encuentros y excursiones con el resto de vecinos, lo que le ayuda a salir de casa y tomar un poco de aire fresco. Eloína es una de las usuarias que tiene instalado este servicio en su hogar a pesar de no vivir sola, ya que reside con su marido. No obstante, asegura que ya no sabría estar sin el colgante que la mantiene en línea directa con Cruz Roja. “Mi marido es muy mayor y a la hora de atenderme nos sentimos más seguros teniendo este servicio”, comenta contenta.
Cada usuario precisa de unas necesidades diferentes conforme a su situación personal. Si bien es cierto que la mayoría son personas mayores de 65 años, existen otros de menor edad que recurren a este servicio al tener cierta dependendencia. Francisco López es el técnico de teleasistencia domiciliaria de Cruz Roja y explica que hay usuarios que presentan alguna discapacidad y deciden acogerse a este programa para estar más tranquilos en casa. “No sólo hablamos de personas mayores que viven solas, sino personas que a pesar de vivir acompañadas recurren a nuestro servicio porque se encuentran en lugares más aislados y sin duda, este colgante acorta las distancias”, indica.
López detalla que se trata de un dispositivo sencillo compuesto por un botón rojo dispuesto en un colgante, además del propio aparato receptor y que al pulsarlo conecta directamente con el servicio central de atención al usuario. “De esta forma si el usuario se cae en el baño puede pedir ayuda muy fácilmente”, precisa. “Este servicio que ofrece el Cabildo también incluye, en algunos usuarios, la detección de humo y gas dentro del hogar, por lo que supone una tranquilidad añadida”, apunta.
El técnico detalla que la mayor parte de las llamadas de auxilio que suelen recibir están relacionadas con mareos, dolores, golpes y caídas. “Estas son las más frecuentes pero otras tantas son simplemente para ponerse en contacto con nosotros y charlar un rato, ya que muchas veces estas personas se encuentran solas”, indica. Además, comenta que en algunas ocasiones pulsan por error, “pero incidimos en que ello no debe preocupar al usuario porque estamos encantados de que se pongan en contacto con nosotros y así sabemos con mayor seguridad que se encuentran bien, por lo que no es molestia alguna”.
Explica que este servicio forma parte de un programa más amplio en el que la Institución humanitaria hace un seguimiento más exhaustivo de las visitas médicas, toma de medicación, dietas e incluso acompañamiento a la hora de salir a la calle. “Existen cuatro bloques diferenciados que forman parte del programa, en el que el primero de ellos es la urgencia a la hora de solicitar ayuda, un segundo que incluye visitas a los usuarios en las que colabora el voluntariado y aprovechamos para revisar los dispositivos, las actividades de ocio que organizamos con otros grupos de personas e incluso con los propios familiares, y por último, las visitas por avería del servicio”, detalla.
Francisco López lleva trabajando en el servicio de teleasistencia desde hace tan sólo un mes pero ya conoce de cerca las demandas y necesidades de los mayores de La Gomera, una Isla que por su propia orografía motiva a un mayor aislamiento, por lo que considera que se trata de un servicio vital y que lejos de aminorarse debe ampliarse para llegar a un mayor volumen de personas. “Es fundamental que tengamos un mayor radio de acción y para ello necesitamos más recursos y tiempo, algo en lo que el voluntariado contribuye de forma especial”, sostiene.
Como Eloína, cerca de 150 personas de la Isla ya cuentan con este dispositivo en casa, para muchos supone todo un salvavidas y para otros, un botón amigo en el que siempre encuentras apoyo y comprensión.