El transporte aéreo en los territorios fragmentados y alejados como Canarias es una necesidad económica y social,a la que se ha respondido con fórmulas como la obligación de servicio público o las subvenciones al pasaje ante las que debe erradicarse cualquier amenaza.
Son demasiadas las ocasiones en las que los residentes insulares nos vemos obligados a hacer frente a planteamientos que ponen en peligro la viabilidad del que constituye un medio fundamental para la conectividad y el desarrollo regional,además de favorecer la igualdad con el resto de los ciudadanos del país.
Apenas ha comenzado el tercer mes del año y ya hemos tenido varias batallas: a la posibilidad de reducir la financiación para residentes se sumó esta semana la polémica suscitada por una petición de liberalización,que evidentemente ha generado un rechazo contundente. Lo que se requiere,con más razón en tiempos de crisis,es consolidar los mecanismos que restan lejanía y garantizan unos mínimos de continuidad,regularidad,capacidad y precios,que las compañías no asumirían si únicamente tuvieran en cuenta su interés comercial.
A nadie se le esconde que los ciudadanos de La Gomera,El Hierro,La Palma,Tenerife,Gran Canaria o cualquier otra isla no disponen de las carreteras o líneas ferroviarias que enlazan el espacio continental. Sobran,por tanto,las cláusulas presupuestarias que abren la puerta a la reducción de ayudas,y sobran también las demandas de supresión para la obligación de servicio público como la formulada por una compañía de bajo coste,que sí acierta,en cambio,al advertir del riesgo que conlleva la subida de las tasas aéreas.
Elevar los costes de los aeropuertos puede traducirse en una reducción de frecuencias y conexiones,tal y como curiosamente evidencian las empresas que abogan por la liberalización aérea en Canarias,pues ya se ha anunciado que se suspenderán enlaces y reducirá el número de vuelos en la Península por la subida de tasas defendida por el Gobierno central.
Está claro que cualquier paso atrás en la regulación del transporte es sumamente dañino,y en mayor medida para la economía canaria,dada su dependencia del turismo. No podemos olvidar que la conectividad aérea es fundamental para consolidar el sector turístico,que supone el 30 por ciento del PIB del Archipiélago y hasta el 50 por ciento en islas como Fuerteventura y Lanzarote.
Justa es,en consecuencia,la reclamación de las islas para el restablecimiento de las bonificaciones de las tasas aeroportuarias,y justas son también las obligaciones de servicio público y las bonificaciones al pasaje. La elevación de costes y los retrocesos en medidas compensatorias,supuestamente derivados de la dificultad económica,sólo llevan a un mayor aislamiento y una pérdida de competitividad.