Ó. ABOU-KASSEM / AGENCIAS .- Decididos y seguros de obtener una victoria inmediata,los rebeldes libios se disponían anoche a tomar el centro de Trípoli y terminar así con el régimen de Muamar Gadafi. Las tropas insurgentes controlaban ya los barrios periféricos de la ciudad,mientras avanzaban hacia el fortificado complejo presidencial del dictador sin encontrar resistencia a su paso.
La situación era crítica para el Gobierno libio y para su líder. Las revueltas árabes estaban a punto de cobrarse un tercer dictador tras los derrocamientos de Zine el Abidine Ben Ali y Hosni Mubarak. Gadafi intentaba prolongar el ocaso de su régimen con llamamientos desesperados al mismo pueblo libio al que ha sometido desde 1969.
«Abrid los almacenes de armas,entregadlos a las masas. ¿Dónde están los religiosos que siempre están en primera fila y buscan el martirio? ¡Que salgan de sus casas para limpiar Libia de las ratas!»,exclamó un exaltado Gadafi en una grabación de audio difundida por la televisión estatal en la que el dictador afirmaba que seguía en la capital libia.
«Todos los libios están convocados a unirse a la batalla de Trípoli para impedir que el enemigo tome esta ciudad. Os matarán y violarán a vuestros familiares»,insistió Gadafi durante su intervención.
Tras seis meses de escasos avances,los revolucionarios han conseguido agotar al Ejército libio con la decisiva colaboración de la OTAN. La Alianza primero acabó con la fuerza aérea gadafista y después fue destruyendo los vehículos blindados del régimen y todos los centros de mando que iba localizando.
El asalto rebelde a Trípoli tiene dos frentes principales,por el Oeste y por el Sur,además de los grupos que operan en el interior de la capital. Tras la conquista el sábado de Zauiya,a 30 kilómetros de Trípoli,la columna de tropas opositoras penetró en los barrios periféricos,además de hacerse con el control de algunas bases militares,sin hallar apenas resistencia. Anoche,los rebeldes decían controlar el 50% de la ciudad.
Según Associated Press,cientos de revolucionarios habían alcanzado el barrio de Yanzur en el corazón de Trípoli tras un breve enfrentamiento con las tropas de élite de la brigada Jamis. Las tropas gadafistas se replegaron y tomaron posiciones para defender el complejo presidencial de Bab al Azizia. Pero,según aseguró desde Bengasi el líder del Consejo Nacional rebelde,Mustafá Abdeljalil,a última hora empezaron a rendirse a los rebeldes,que ya habían capturado al hijo y heredero del dictador,Saif al Islam.
Miles de tripolitanos celebraban ya en las calles de la capital la caída del régimen,pero un portavoz de Gadafi salió a decir que seguiría luchando y acusó a la OTAN de haber cometido una matanza «inimaginable». También dijo que once horas de combates en Trípoli habían dejado un saldo de 1.300 muertos y más de 5.000 heridos. Mussa Ibrahim hizo un llamamiento al alto el fuego y la negociación,en nombre de Gadafi,y el líder rebelde Abdeljalil dijo estar dispuesto a cesar la ofensiva si el dictador dimitía.
La OTAN informó de que la situación estaba evolucionando muy deprisa y que les resultaba muy complicado identificar los objetivos a bombardear. El coronel Roland Lavoie,que ejerció ayer como portavoz de la Alianza,afirmó que los movimientos de tropas eran tan rápidos que no podían seguir los acontecimientos con la misma facilidad que antes. «No hay una línea del frente como la que hemos tenido en otras fases del conflicto»,reconoció Lavoie.
El mando militar rebelde presume de haber organizado la operación con mucho tiempo. Según ellos,la noche del sábado y esperando la señal del iftar,la comida que rompe el ayuno en el mes de ramadán,las células rebeldes siguieron las instrucciones de algunos imanes afines a su causa y lanzaron ataques contra las unidades gadafistas en varios barrios de la capital.
Plan previsto
«No es sencillo controlar una ciudad de más de dos millones de habitantes en horas,pero estamos en Trípoli y nuestros planes funcionan como estaba previsto»,afirmó Fathi Baja,el encargado de la seguridad del Consejo Transitorio Libio (CNT),el órgano político de los insurgentes.
El ex número dos de Gadafi y su hombre de confianza durante décadas,Abdelsalem Jalud afirmó ayer que se ha terminado el plazo para llegar a un acuerdo. Jalud,que desertó del régimen el pasado viernes afirmó ayer desde Roma: «Creo que para Gadafi será difícil entregarse. Y no es como Hitler,que tuvo el valor de matarse a sí mismo. No creo que la evolución de los acontecimientos en Libia le permitan sobrevivir».