Javier Babé. Foto cedida

El velero “La Peregrina”, capitaneado por Javier Babé junto a siete tripulantes, partía el pasado 12 de marzo desde San Sebastián de La Gomera rumbo a una pequeña isla del sur del Caribe, La Deseada, a más de 3.000 millas de distancia. Emprendían el “Reto Astrolabio”, que consistía en cruzar el Atlántico utilizando solo medios e instrumentos de navegación del siglo XVII.

Tal y como informó el Gabinete de Comunicación del Reto Astrolabio “a las 04:00 de la madrugada del 29 de marzo, hora local, a 420 millas al este de isla Guadalupe, faltando tan solo tres jornadas de navegación para llegar a su destino, el capitán Javier Babé entró en crisis cardíaca, falleciendo a las 14:00 de la tarde hora local, a consecuencia de una insuficiencia cardíaca congestiva. Al producirse la indisposición cardíaca de madrugada, se determina abandonar el propósito del Reto Astrolabio, y se solicita ayuda a Salvamento Marítimo, mediante el teléfono satélite del barco”.

“El médico cardiólogo de a bordo, Antonio Grandío, consiguió estabilizar al capitán, que llegó a recuperar la consciencia y se decidió proceder a su evacuación. Justo en el momento en el que se había contactado con un crucero americano que navegaba en la zona para establecer las coordenadas de evacuación, se notificó el fallecimiento de Javier Babé, capitán de La Peregrina”.

Angélica Padilla, alcaldesa de San Sebastián de La Gomera, expresó su profundo pesar por el repentino fallecimiento del capitán Javier Babé y trasladó sus condolencias a su familia y a todos los integrantes del Reto Astrolabio, “durante las jornadas que el velero La Peregrina permaneció atracado en el puerto de San Sebastián de La Gomera ultimando los preparativos técnicos y de avituallamiento para emprender su aventura oceánica, tuvimos la suerte de conocer y convivir con el capitán Javier Babé y su tripulación.”

La alcaldesa añadió que “esperamos su regreso para poder honrar su memoria pues durante esos días fue inevitable que, a la admiración que ya sentíamos por la tripulación del Reto Astrolabio, se sumara un sentimiento de confraternidad fruto de esos momentos de encuentro. Para el Ayuntamiento de San Sebastián, la partida de La Peregrina no solo era el inicio de un apasionante reto náutico, también despedíamos a un grupo de nuevos amigos a los que esperábamos ver cumplir su sueño”.

Por su parte el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, se sumó a las palabras de pesar por el fallecimiento del capitán de ‘La Peregrina’ y las hizo extensivas a familiares y amigos. Asimismo recordó que hace apenas unas semanas pudo compartir charla sobre el reto que afrontaban de unir La Gomera con América, tras partir desde Galicia.

Obituario de Javier Babé escrito por el narrador en tierra del Reto Astrolabio, Alfredo Conde:

No sé de mucha gente, al menos de gente próxima a mí, que viviese siempre de acuerdo con sus principios, haciendo buenos los valores que hacen que el animal humano sea alguien capaz de lo más sublime cuando, a la par de él, siempre haya otro capaz de lo más abyecto. El mundo es mejor gracias a la presencia de personas como Javier Babé y a pesar de los otros. Siempre hay altruistas y egoístas. Javier fue de los primeros.

Javier vivió siempre como quiso vivir, amó el mar, amó a la gente que lo rodeaba y supo rodearse de amigos fieles a él y fieles a los mismos valores que defendió mientras le alentó la vida.

Hoy, estando a cuatrocientas veinte millas al este de Guadalupe, la isla de las pequeñas Antillas, gracias a la derrota sabiamente determinada que guio el velero La Peregrina a través del Atlántico, Javier Babé, siendo las cuatro de la madrugada, hora local, su capitán, sufrió un infarto congestivo que en un principio fue estabilizado por Antonio Grandío, tripulante de La Peregrina y cardiólogo de profesión.

No se pudo hacer nada. La condición de médico de Antonio ni de tiempo dispuso para evitar lo que de todo punto era inevitable cuando a las catorce horas, el corazón de Javier dejara de latir. Javier Babé falleció antes de llegar al puerto que lo esperaba, y antes de llegar La Peregrina al encuentro con un crucero que lo esperaba.

Escribo nada más recibir la mala noticia, y lo hago a impulso de las emociones que tal noticia suscita. Puedo decir que Javier cumplió con los fines de su Reto Astrolabio y que vio cumplidos sus deseos de morir en el mar.

Javier acaba de morir como murieron muchos de los más grandes navegantes, sólo que él, que si murió como ellos, acaba de hacerlo en un siglo que le ofrecía toda la tecnología de la que dispone para que el renunciase a ella a fin de poder hacer lo mesmo que esos grandes marinos, Colón, Elcano, Drake y tantos otros hicieron en sus días: recurriendo a la inteligencia, utilizando el instinto, haciendo uso del conocimiento del medio que poseía y hacerlo acompañado de su esposa y de sus amigos.

No debemos llorarlo, debemos alegrarnos por haberle conocido y haber sido sus amigos, por tenerlo visto vivir de acuerdo con sus deseos y porque alguien, en estos tiempos confusos, pudiera vivir a pesar de la confusión reinante.

Javier fue un hombre de ideas claras y corazón abierto. La suya fue una vida ejemplar. Celebremos haberlo conocido y sintamos como propio el dolor de Cristina e hijos.