Casimiro Curbelo

Como decían nuestros abuelos, nadie da duros a cuatro pesetas. O sea, cualquiera que sepa un poco de agricultura sabe que las semillas hay que plantarlas cuando toca, hay que regarlas, hay que cuidar la planta y sólo después de un tiempo se pueden recoger los frutos. Todo en la vida lleva su proceso, su trabajo y su dedicación. Y de cómo lo hagas dependen los resultados que obtengas.

Como tenemos unas elecciones en mayo del año que viene, durante los próximos meses van a surgir muchos vendedores de crecepelo. Portavoces de fuerzas políticas que tienen las soluciones para todos los problemas y que criticarán airadamente que estos o aquellos no los hayan resuelto en este tiempo pasado. Como cada cuatro años, vendrán a nuestras islas o a nuestros pueblos los «personajes importantes» que nunca nos han visitado, excepto cada vez que hay que ir a a las urnas. Porque se deben pensar que la gente es tonta y que no se da cuenta de que sólo les hacen caso cuando hay que votar y después si «te he visto no me acuerdo».

Dijo Machado, «caminante no hay camino, se hace camino al andar». Y es una gran verdad. Porque hablando no se hacen las cosas: hay que trabajarlas. Y a los que se pasan la vida hablando les queda poco tiempo para dedicarlo a laborar. Hay que levantar la voz donde hace falta y cuando hace falta. Y después hay que arrimar el hombro para empujar.

Este año que estamos despidiendo ha sido importante para Canarias, para las islas no capitalinas y para La Gomera. Ha sido el año de dos grandes leyes, como el nuevo Estatuto y la nueva Ley de REF. Son normas complejas, o sea, palabras, pero definen los derechos y los deberes de los más de dos millones de personas que vivimos en Canarias. Para que nadie en Madrid nos pueda arrebatar lo que nos pertenece por derechos históricos. Y para frenar la tendencia a ese nuevo centralismo que existe ahora mismo en nuestras islas.

El año 2018 ha sido bueno para Canarias porque se han logrado unos presupuestos que nos han permitido mejorar los malísimos indicadores de las islas, que están pagando todavía los años de recortes y de austeridad de los gobiernos conservadores en España. Agrupación Socialista Gomera ha sido la voz de esta isla en el Parlamento de Canarias. Pero también ha sido la voz de las islas no capitalinas. Hemos defendido con uñas y dientes el derecho de todos los canarios a vivir en las mismas condiciones y con los mismos servicios. ¿Cómo puede ser que algunos estén contentos con que haya dos grandes islas donde se cuenta con todo y otras cinco que dependen de ellas?

Hemos llevado la voz de los más débiles al Parlamento de Canarias. Y hemos denunciado que tenemos la cesta de la compra más cara de las islas porque pagamos los costes de la doble insularidad. Y hemos denunciado que pagamos el combustible más caro. Y que nuestros hijos tienen que emigrar para hacer estudios superiores o para buscar un trabajo digno. Y esas verdades incómodas han puesto muy nerviosos a los grandes partidos que viven de los miles de votos que tienen en las dos islas mayores de Canarias: esas que se lo reparten todo entre ellas olvidándose de los demás.

Tan nerviosos que este año colaron en la reforma del Estatuto de Autonomía que Tenerife y Gran Canaria tendrán nueve diputados más, rompiendo así la fórmula de la triple paridad que databa de 1982 y que nos daba a las islas no capitalinas los mismos diputados que a las dos mayores. ¿Saben ustedes quiénes votaron a favor de esta reforma? Pues sí. Los diputados de las dos islas mayores –como es lógico– pero también los representantes de los grandes partidos en las islas no capitalinas. ¡¡Votaron en contra de los intereses de sus islas por obedecer las instrucciones de los jefes centrales de sus fuerzas políticas!! Esa fue la gran traición del año 2018. La que se recordará en el futuro cuando se hable de cuándo se rompieron los equilibrios con los que se fundó la democracia y la autonomía en Canarias.

Nuestro partido también votó a favor de la Ley de Turismo de las Islas Verdes. Es una norma que permitirá el desarrollo de las islas que no son turísticas y que necesitaban otros estándares adaptados a su realidad (porque no nos valen las reglas de las grandes islas saturadas con millones de visitantes). De nuevo tuvimos que luchar para defender los intereses de nuestras islas no capitalinas y de nuevo algunos partidos, que irán por La Gomera, por La Palma y por el Hierro de campaña electoral,  votaron en contra de darle el pan y la sal a las islas menos desarrolladas.

Este año ha sido el de las inversiones del FDCAN, un fondo por el que también luchamos porque entendimos que era una herramienta para corregir los desequilibrios de infraestructuras y en desarrollo en las islas. Y lo conseguimos. Y ha sido un instrumento valorado por todos los presidentes de cabildos y ayuntamientos de Canarias.

En La Gomera, el Cabildo se ha convertido en un motor de economía pública con un presupuesto que cerraremos por encima de los cien millones de euros. Estamos impulsando la creación de empleo útil, de personas que trabajen mejorando nuestros espacios públicos. Estamos apostando por una isla sostenible con cambios que serán revolucionarios en la recogida y el tratamiento de los residuos

sólidos, en la producción de energía y en el desarrollo de nuevas estrategias turísticas basada siempre en la calidad de nuestros visitantes y en la oferta de una Isla Verde incomparablemente hermosa.

Cerramos un buen año. Pero los caminantes deben mirar hacia donde se dirigen el próximo paso. El año viejo es ya pasado y lo que nos queda es este nuevo de 2019. Tendremos nuevos retos y nuevos problemas. Pero estoy seguro de que aplicando la misma fórmula que hasta hoy, lealtad a nuestra isla, trabajo y honradez, conseguiremos lo mejor para nuestra tierra y nuestra gente. Porque plantamos la semilla, porque la regamos y porque estamos recogiendo ahora los frutos de todo ese trabajo. Eso que los charlatanes de feria nunca sabrán ni podrán hacer.