Cristina Cifuentes lo deja. La presidenta de la Comunidad de Madrid dimite de su cargo 35 días después de estallar el escándalo del máster. La resistencia, la huída hacia adelante, ha tocado a su fin. Según www.eldiario.es, la jefa del Ejecutivo llevaba un mes desayunando cada día con informaciones que ponían en entredicho, sino contradecían, su verdad. La primera, que acreditaba que una funcionaria le cambió dos notas con un procedimiento irregular, la publicó eldiario.es.

«Es una campaña de acoso y derribo, que dura bastante tiempo, dejó de ser política para convertirse en personal. Se han traspasado unas líneas rojas evidentes». Así ha arrancado Cristina Cifuentes su comparecencia ante los medios: «La grabación es de 2011, algunos medios la conocían, todos saben que he sido espiada y se han hecho dosieres contra mi persona. Y este vídeo obedece a una situación de un error involuntario, y el asunto no tuvo mayor trascendencia».

«Esta grabación se ha usado para ir más allá de lo político para rematar una campaña personal. Ya se me intentó extorsionar hace un par de años con este vídeo, lo puse en conocimiento de la policía y ahora algún medio se ha decidido publicar», ha proseguido.

«Yo he cometido muchos errores a lo largo de mi vida, seguiré cometiéndolos, pero toda mi actuación y mi vida se está poniendo en tela de juicio con el interés de acabar con el adversario político y destruir a la persona», ha añadido.

Y ha sentenciado: «Mi actitud de tolerancia cero ante la corrupción tiene este precio. La situación política con una moción de censura planteada, y he estado hablándolo con mi equipo y había tomado una decisión que pensaba anunciar el Dos de Mayo, pero he dedicido adelantar: anuncio mi renuncia». Lo que no ha concretado Cifuentes es si deja el escaño y la presidencia del PP madrileño.

La gota que ha desbordado el vaso ha sido, sin embargo, un vídeo de OkDiario que muestra a Cristina Cifuentes retenida por los guardias de seguridad de un supermercado acusada de haber hurtado dos cremas. Era entonces, según la información publicada, vicepresidenta de la Asamblea de Madrid.

El PP trataba en los últimos días de controlar los tiempos, estirar el chicle, echar un pulso a Ciudadanos hasta la moción de censura. Pero todo se ha acelerado. De nada han servido los últimos gestos de la presidenta en un momento en el que prácticamente toda la opinión pública la cuestionaba. Incluidos muchos votantes del PP, según se desprende de varias encuestas. «Esto ha trascendido todo, se habla del máster en todas partes», admitían en la Puerta del Sol hace unas semanas.

Ni la carta de renuncia al máster, ni pedir perdón, ni la sobreexposición pública de los últimos días para tratar de aparentar que el Gobierno regional seguía trabajando han funcionado. Solo quedaba aguardar a la caída. Esperar el golpe de efecto de Mariano Rajoy. El vídeo del supermercado le ha atragantado los presupuestos y ha precipitado el final. Ya nadie se atrevía a defenderla.

La presidenta que quiso poner fin «al tiempo de los corruptos» en el PP, una «paloma blanca» en el partido, se va manchada y cuestionada. Con una imagen pública erosionada a base de silencios, de carreras y de explicaciones contradictorias que ya no convencían ni a los suyos. No está imputada pero el trato de favor de la Universidad Rey Juan Carlos ha tocado a todos los que sudan para pagarse un máster y asistir escrupulosamente a las clases, como obliga la normativa en los presenciales.

Cifuentes terminó reconociendo que pudo cursar la titulación gracias a «acuerdos con los profesores». Admitió, tras semanas negándolo y varias informaciones que lo corroboraban, que ni fue a clase ni hizo los exámenes con el resto de sus compañeros.

La defensa del trabajo fin de máster ha sido la pieza clave de este escándalo. La ya expresidenta nunca pudo demostrar que, como sostiene, lo defendió el día 2 de julio de 2012 en el campus de Vicálvaro. Desde hace unos días ya no se atrevía a afirmarlo, toda vez que el acta que utilizó como prueba de que se había producido era falsa. Y así lo admitió el rector de la universidad y las profesoras cuya firma estaba rubricada en el documento.

La veterana diputada de la Asamblea de Madrid, vicepresidenta de la cámara, delegada del Gobierno y, al fin, presidenta de la región se aparta de los mandos de la Puerta del Sol. Una vida entera dedicada a la política que periclita por un máster que ha sido mucho más que eso.

La cara regeneradora del PP que sobrevivió al encarcelamiento de Ignacio González, a las acusaciones Francisco Granados y a señalamientos en informes de la Guardia Civil se ve obligada a dar un paso atrás ahogada por cambios de versión mal calculados, mentiras y medias verdades. 35 días después.