La ganadería en La Gomera se convierte en un sector principal a la hora de impulsar la economía de la Isla. Y lo hace además moviéndose en dificultades continuas de complicada resolución. A la crisis económica mundial que ha azotado a los países occidentales, se une ahora la sequía y una pertinaz dependencia del exterior para conseguir materias primas. En este complicado panorama el Cabildo de La Gomera lleva desde hace décadas dando su apoyo a quienes se dedican a esta tarea.

El presidente de la institución insular, Casimiro Curbelo Curbelo, pone sobre la mesa datos para resaltar la importancia de la actividad agrícola y ganadera que en Canarias suma el 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), lo que equivale a cerca de 650 millones de euros de un total de 44.000 millones. En el caso de la industria la cifra alcanza el 7,1% y 3.000 millones mientras que el turismo se sitúa en primer lugar con 16.000 millones y un 30,1%. Para Curbelo estas cifras implican que se debe apostar por diversificar la economía y especialmente apoyar la agricultura y ganadería. Un campo en el que La Gomera cuenta con grandes posibilidades que se plasman en la calidad de sus productos y en un mercado creciente debido al auge del turismo.

“Al final hablamos de un modelo para La Gomera que es diferente y propio. De ahí nuestro apoyo a leyes como la de las Islas verdes. O la apuesta por la Ley del suelo que vendrá a dar respuesta a la situación que en estos momentos tienen las instalaciones ganaderas o queseras”, indica Curbelo.

Desde hace años el Cabildo otorga ayudas para la adquisición de ganado, piensos y gastos de funcionamiento y mantenimiento de asociaciones y comunidades, incluidas inversiones en personal y material. Todo ello dentro del objetivo de incentivar al sector primario y por supuesto a la ganadería. Por ejemplo, se colabora en la adquisición de elementos para el vallado y protección tanto para el viento como para la fauna silvestre. Otro tanto ocurre con la maquinaria cuyo destino sea la transformación o comercialización de productos agrarios o ganaderos.

En el caso concreto de los gastos por mantenimiento de ganado se subvencionan los referentes al ovino-caprino, vacas, toros y burros, gallinas, conejos y porcino. El año pasado la partida para apoyar al sector primario ascendió a alrededor de 400.000 euros.

Al frente de la Asociación Ganadera Vegaredonda está Manuel de los Reyes Mesas. Este colectivo en realidad es una cooperativa. Por si fueran pocos los problemas históricos a los que han tenido que hacer frente en la actualidad las escasas lluvias están dando muchos quebraderos de cabeza. No hay alimentos para el ganado que básicamente se concentra en San Sebastián y Alajeró y que sobre todo son cabras y en menor medida ovejas y vacuno.

Un problema añadido es que son muy pocos los ganaderos que están dados de alta. O lo que es lo mismo que son autónomos y cumplen con sus obligaciones con la seguridad social. En realidad, según los registros del Cabildo apenas hablamos de 18 profesionales. El resto son un centenar de propietarios de animales que deben dar cuenta de su actividad porque así lo obliga la actual normativa.

Dada la escasez de lluvias se tiene que recurrir más que en otras ocasiones a traer piensos y alimentos del exterior con el consiguiente encarecimiento sobre el bolsillo de estos profesionales. Pero en realidad la importación es obligatoria en el caso de los conejos o gallinas. “Casi todo hay que traerlo de afuera porque en La Gomera no hay materia prima como millo o alfalfa”, indica Reyes Mesas. El resultado inmediato es el encarecimiento de la actividad y no hay que ser un experto en sumas y restas para percibir que de forma automática se reducen los beneficios.

Una vez más la doble insularidad se deja notar: si en Tenerife un saco de millo cuesta tres euros, a los ganaderos gomeros les sale por cinco. La alternativa  escogida es la constitución de esta cooperativa pero no se trata de ninguna fórmula mágica, sino tan sólo una forma de ir escapando y sortear la dificultades. El Cabildo costeó la construcción de las instalaciones, lo que supuso un desahogo importante para los cooperativistas. “La realidad es que como no tenemos ánimo de lucro los beneficios que obtenemos los empleamos en cubrir gastos. Pero, al menos, hemos podido contar con un fondo por si surge algún imprevisto”, dice Reyes. La solución por la que apuestan los ganaderos es hacer lo posible para producir en la Isla millo y alfalfa con lo cual se crearían puestos de trabajo y abaratarían costes. Si a todo ello se suma el incremento de las ayudas la situación podría cambiar de forma significativa.

Sebastián Vera Herrera es presidente de la Asociación de Defensa Sanitaria (ADS), otro colectivo que intenta sacar adelante al sector contra viento y marea. Su visión de lo que está ocurriendo no es mucho más optimista. De hecho afirma que en la actualidad el panorama resulta tan desolador que muchos ganaderos están tirando la toalla. Especialmente porque ahora el Gobierno canario ha impuesto como requisito para cobrar las ayudas estar dado de alta en la seguridad social.

Animales asilvestrados
Animales asilvestrados

Por el contrario antes el ejecutivo autónomo pagaba hasta 30 euros por cabeza de ganado. Vera dice que les exigen la presentación de facturas por la venta de leche o quesos, un trámite que resulta complicado. El Cabildo, por su parte, paga el 90% de la cuota a la seguridad social y un dinero por animal censado. La sequía actual supone una vuelta de tuerca a un sector especialmente castigado y por ello atisba que una parte sin cuantificar del ganado podría llegar a morir. “Todavía no tengo noticias de que haya ocurrido pero me temo que podría pasar”, advierte.

La Asociación se creó hace ya dos décadas y desde entonces el Cabildo paga el sueldo de una veterinaria que garantiza el buen estado del ganado y de los productos que salen al mercado. Al igual que Reyes, coincide en la conveniencia de dedicar una finca a plantar forraje para alimentar a estas especies. Al respecto indica que en la actualidad traer un contenedor de 20 toneladas de paja o millo cuesta alrededor de 3.000 euros. ¿Más quejas? Pues la falta de información que ha hecho que este año pocos se hayan percatado de las ayudas que el Gobierno canario concedió a los emprendedores.

En cuanto a cabezas de ganado de especie caprino, la cifra se eleva a 5.278 frente a las 5.355 del año pasado, de ovino serían 1.081, en vez de 1.243, de porcino se incrementa a 326 en lugar de las 246 de 2016, de vacuno son 47 cuando hace un año eran 43, de especie cunícola o conejos se sube a los 5.331 sobre los 4.399 y de avícola serían 7.963 sobre los 7.896 de 2016. También hay censados 35 caballos. En cuanto al sector apícola existen en la Isla 2.250 colmenas y 80 productores. Los datos son facilitados al Cabildo por los propios ganaderos inscritos en el Registro de Explotaciones de Canarias. Un listado que se actualiza anualmente y que es remitido a la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias, organismo encargado en última instancia de poner al día y autorizar dichas inscripciones.

El paulatino abandono de la ganadería ha tenido como efecto negativo añadido que los animales quedan en libertad y deambulan sin control por la Isla causando numerosos daños medioambientales. Por ello, desde el Cabildo se llevan a cabo cada cierto tiempo labores de control. Este protocolo de actuaciones ha sido consensuado con todas las zonas macaronésicas donde el problema es generalizado.

La proliferación de animales asilvestrados en los espacios naturales de La Gomera se ha convertido en un problema de primer orden desde el punto de vista medioambiental. Y más aún en enclaves como el Parque Nacional de Garajonay cuyo ecosistema es especialmente valioso y frágil a la vez. A falta de un censo oficial, casi imposible de elaborar, no se considera descabellado hablar de varios miles de cabras y ovejas que se pasean a sus anchas por todos los rincones de la Isla, casi sin excepción, causando destrozos. El Parque Nacional también actúa desde hace años junto con la Consejería Insular de Medio Ambiente.