Francisco Pomares

Sin sorpresas, renunciando a toda originalidad, Clavijo ha cumplido con los pronósticos en el nombramiento de las vacantes de su Gobierno: ha reforzado de forma muy potente la presencia grancanaria, ha tirado de gente intercambiable del partido, que se puede quitar o poner sin grandes dramas, y ha colocado a algún profesional independiente, bien visto en ambientes del PP. La sustitución de los socialistas, con la Navidad de por medio, se ha realizado en el tiempo más corto posible. El resultado final recompone el mapa de un Gobierno más reequilibrado territorialmente que el anterior, con un vicepresidente grancanario -que además es responsable de la principal consejería inversora, la de Obras Públicas- y otro grancanario en Sanidad. El mensaje más importante que Clavijo ha querido enviar con los nombramientos (habrá más en los próximos días, de segundo nivel) es el de que su propósito es reequilibrar las relaciones con Gran Canaria, cuestionadas por el Cabildo y por la mayoría de los Ayuntamientos de esa isla. Un reequilibrio que pasa -lo ha dicho también el presidente estos días, tras una reunión con los dirigentes regionales de Ciudadanos, que parecía montada sólo para poder decirlo- por aceptar una modificación sustancial de las normas para la representación electoral, bajando los topes insulares y regionales e incorporando una lista regional de diez diputados, para nivelar con ella el peso de las dos islas capitalinas. Habrá que ver si la propuesta, que ya está incorporada al proyecto de Estatuto de Autonomía que se discute en el Congreso, prospera o no finalmente. Pero la propuesta ya está sobre la mesa.

El nombramiento más llamativo ha sido sin duda el de José Manuel Baltar, un matemático especializado en gestión hospitalaria, vinculado actualmente al grupo de clínicas San Roque, pero con dilatada experiencia en la gestión pública. Partidario de mejorar las relaciones públicas con la sanidad privada, cuenta sin embargo con el reconocimiento de los sindicatos, y no ha tenido inconveniente alguno en incorporarse en el pasado a administraciones socialistas. Se le considera un extraordinario gestor.

El resto de los nombramientos han sido cubiertos por gente de Coalición: Barragán ha prestado el que podría ser su último servicio a la causa, aceptando ser ascendido -provisionalmente- desde la Viceconsejería de Presidencia a la Consejería de lo mismo, donde hará lo que ha hecho hasta ahora. Pablo Rodríguez deja Telde y probablemente el Parlamento para darse un baño de popularidad y ponerle de nuevo cara a Coalición en Gran Canaria. Es la apuesta de Clavijo para recuperar algo de peso entre el electorado grancanario. Y Cristina Valido, una mujer del partido de toda la vida, especializada en asuntos sociales, se ocupará de reconducir la consejería que llevaba Patricia Hernández. Si tiene margen y le dan tiempo, no lo hará mal. Conoce muy bien cómo está el patio.

El Gobierno que se hará cargo durante los próximos meses de la gestión de los asuntos regionales queda así conformado como un Gobierno de transición, entre el Gobierno surgido con el pacto con el PSOE y el que habría de surgir del pacto con el PP, si llega a materializarse. Todos los consejeros nuevos saben que han venido a tapar un hueco, aunque nada está escrito.