El Consejo Regulador de Vinos de La Gomera presentó, este pasado viernes, su cosecha 2015. Una de las mejores de los últimos años y en las que se obtuvieron unas  130.000 botellas, tras controlar más de 130.000 kilos de uvas. Un día importante para los viticultores y bodegueros de la isla quienes pudieron descorchar y mostrar, al fin, el trabajo de todo un año.

Un acto que contó con la participación de las catorce bodegas que componen el Consejo Regulador de Vinos de La Gomera y en la que estuvieron presentes representantes del Gobierno de Canarias, Cabildo Insular y del Ayuntamiento de Alajeró, lugar elegido en esta ocasión para celebrar uno de los acontecimientos más importantes del año para el sector vitivinícola insular.

Un encuentro que supone, además, la despedida de quien ha sido la presidente del Consejo, Armenia Mendoza, quien aseguró no estar cansada, “aunque tal y como cada año podamos nuestras viñas, para que por sus troncos corra savia nueva, un cambio de persona puede proporcionar un nuevo impulso con hechos, ideas y fe para que este prometedor proyecto siga”.  Un proyecto donde se ha reconocido la autenticidad de la forastera gomera, única y exclusiva, que se ha conservado a través de los siglos gracias a la insularidad y la lejanía.

Una producción compuesta entre un 70 y un 80 por ciento por la variedad Forastera Blanca y donde la presidente reclamó a las autoridades que “logren denominarla como Forastera Gomera, al estar catalogada ya genéticamente como única y singular”. Un elemento éste que ha supuesto un revulsivo comercial, hasta el punto de vender año tras año la totalidad de su producción. Así lo atestiguaba Nancy Melo, Técnico Gerente del Consejo quien aseguró que “a partir de la publicación del estudio sobre la Forastera Gomera la demanda de vinos 100% Forastera Gomera ha crecido enormemente”.

Este elemento único y diferenciador, que supone la variedad gomera, unido a la continua búsqueda de la excelencia, ampliar las investigaciones sobre las variedades locales minoritas de uva en isla, mejorar los métodos de elaboración y producción o impulsar su comercialización son retos de futuro que contarán con el respaldo de la máxima Institución Insular. Así lo puso de manifiesto su vicepresidente, Adasat Reyes, quien garantizó este apoyo para que la Forestara Gomera “sea un símbolo que siempre identifique la calidad de los vinos de la Isla”.

“Una isla para sentirse orgulloso y en la que gozamos de gran cantidad de productos agroalimentarios de primer nivel, tal y como se ha puesto de manifiesto recientemente con los nuevos premios a los gofios de la isla”, destacó Reyes quien aseguró que las Instituciones “debemos contribuir para que la gente joven se acerque de nuevo al sector primario como una actividad económica que genera riqueza y crea puestos de trabajo”.

Por su parte, José Díaz-Flores Estévez, director general del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria indicó que el vino de La Gomera fue una de las sorpresas de la última Feria Gastrocanarias 2016, “un vino desconocido dentro de las islas y al que tenemos que potenciar y visualizar”. Así, Estévez aseguró que nos encontramos ante un vino heroico, que nace en montaña, y que “representa esa dificultad a la hora de cultivarlo”.

“Tenemos que apostar entre todos para que los jóvenes vuelvan poco a poco a rescatar la viña y para que variedades como la Forastera Gomera, muy peculiar y muy demandada, sea un referente no sólo a nivel canarias sino a nivel nacional”, aseveró el director general de ICCA.

El acto contó con una cata comentada por la sumiller Ana María Martín, de reconocido prestigio en el mundo de las catas y en la vinculación del vino con el sector turístico, que mostró su sorpresa, por los avances conseguidos en la elaboración de nuestros vinos en los últimos años.

Un vino blanco de intensidad media, pero con toques cítricos, flores blancas y frutas con pipa, que definió como “sincero, sin querer parecerse a nadie”, aspecto que valoró la sumiller como muy importante para su desarrollo futuro. Otra característica que valoró muy positivamente de nuestra viticultura es la “peculiar forma de cultivo, muy pocos lugares en España pueden presumir de cepas centenarias cultivadas en pendientes infinitas”. Con respecto al tinto, Martín aseguró haberse sorprendido mucho con un vino rojo rubí de densidad media, frutal y muy goloso.