Desde la posición de un ciudadano de a pie creo que lo más importante y valioso que le podemos exigir a quien aspira a un puesto de elección popular,o a quien ya lo ha obtenido,es que nos explique cómo va a contribuir a la civilización,ya sea en el entorno de su pueblo,de su isla,de su comunidad autónoma o de su nación.
He sacado a colación este tema porque cuando se observa la historia,pasada y reciente,vemos que muchos individuos que han ocupado y ocupan cargos públicos no se han comportado ni se están comportando con lo que ha dado en llamarse el “señorío”. Esta palabra,“señorío”,refleja actitudes ejemplares hoy casi olvidadas. Y,sin embargo,es de vital importancia para que un gobernante pueda ganarse ese respeto popular que sólo puede ofrecerles la autoridad moral ejercida. Si quien consigue obtener el poder no se comporta con “señorío”,o lo que es lo mismo,con dignidad,abnegación y la austeridad de quien se hace responsable de sus actos,entonces forzosamente se comportará con “bellaquería”.
El “señorío” es la actitud propia del señor,de quien tiene grandeza y mesura tanto en el porte como en sus actos. Es la persona que respeta a todos,sin humillar a nadie. Es quien tiene dominio y libertad en el obrar porque no actúa con segundas intenciones. Es aquel que sujeta sus instintos agresivos a la razón. Y cuando obra de otra manera,deja de ser confiable.
En cambio,la “bellaquería” es la actitud propia de aquellos individuos pícaros,mentirosos,traidores,astutos y sagaces para hacer el mal,que no se atan a ningún principio sino a la comodidad y el provecho personal que puedan lograr a costa de los demás. El “bellaco” es aquél político que obra según sus mezquinas conveniencias y,en consecuencia,no es previsible ni confiable.
Hay tanta pestilencia a nuestro alrededor que se corre el riesgo de contaminar a las nuevas generaciones porque si deducen que,para triunfar en la vida y escalar posiciones sociales,hay que comportarse como los personajes de este vodevil público y notorio,entonces el daño que se provoca a su conciencia moral es gravísimo. Y es en la conciencia moral de la juventud donde está refugiado el futuro de nuestros pueblos.
Nadie obliga a nadie a ser político. Por tanto,cuando un político elige mentir,es responsable de sus mentiras. Cuando dice una cosa y hace otra,está defraudando a quienes han confiado en él con un voto. Cuando pone su cargo por encima de sus principios o lo exhibe impúdicamente para evitar las consecuencias de sus acciones,merece una sanción ética y social. Cuando abusa de su poder para infringir la ley o para engañar a todos,pierde toda legitimidad. Y el respeto que debería ser inherente a su cargo. Y precisamente porque accedieron libremente a esos cargos,sin que nadie les obligara,cuando faltan a la ética deben abandonar el cargo y marcharse.
Según Mateo,Jesús dijo:
“ ¡ Ay de vosotros,escribas y fariseos hipócritas,pues sois semejantes a sepulcros blanqueados,que por fuera parecen bonitos,pero por dentro están llenos de muertos y de toda inmundicia ! ”.
El sepulcro blanqueado representa la “mentira”. Dar una mano de barniz( falso) para ocultar la verdad a los ojos de la gente. Engañar a la sociedad que dicen representar.
¿ Qué queremos los gomeros ? ¿ A qué aspiramos ? ¿ A una sociedad de “señorío” o de “bellaquería” ? ¿ Cuál es el ejemplo de vida de aquellos que nosotros,con nuestro voto,hemos encumbrado en el poder ? ¿ Estamos construyendo una sociedad donde triunfan los truhanes,los tramposos,los mentirosos y los desaprensivos?.
¡ Elijamos !. Y la elección diferencia los comportamientos éticos de los comportamientos inmorales. Tendremos la oportunidad de rechazar un estilo de hacer política basado en la mezquindad,la mentira,el odio y la avaricia. ¡ No más sepulcros blanqueados !