La igualdad no existe en la naturaleza, sino en la civilización. Es la expresión más pura del logro de la libertad y de la democracia. La fuerza que derriba las segregaciones en razón de orígenes, sexo, raza, religión o color. La igualdad es el perfeccionamiento del ser humano que entiende de forma cabal que cada uno de los otros es un ser en plenitud de derechos y deberes.

No existe la libertad sin la igualdad. Y sobre esa lucha en la que se han implicado tantos hombres y mujeres para romper cadenas, se han edificado los mejores momentos de nuestro presente. Las mujeres han celebrado esta pasada semana un nuevo día en conmemoración de su batalla por la igualdad. Una guerra que nunca termina y que ha logrado transformaciones radicales en una sociedad que durante tantos siglos las había postergado y marginado.

La historia de La Gomera, como la del mundo, dejó a las mujeres en el rincón más oscuro del protagonismo, aunque fue sobre ellas sobre las que se mantuvo muchas veces el peso de las familias y de la supervivencia. En el Cabildo de esta Isla hemos puesto nuestra admiración y nuestra mirada en la presencia definitiva de las mujeres en la vida de la isla, Lo hemos hecho en el terreno de la artesanía, de la alfarería, de la gastronomía, de las mujeres de la costa, las “barqueras” que recorrían kilómetros con el pescado en la cabeza para venderlo en las poblaciones.

Si digo que La Gomera tiene alma de mujer es porque es una isla luchadora, incansable y de una enorme fortaleza que ha sabido salir de la marginación a través de su propio esfuerzo.  Las mujeres de La Gomera se hicieron cargo de las familias cuando los hombres emigraron al otro lado del Mundo, a veces para nunca volver. Se hicieron cargo del campo, de los molinos de gofio o de las queserías. Se convirtieron en las protagonistas de una economía de pobreza, sacaron adelante a sus hijos y también se hicieron depositarias de las tradiciones que les legaban sus ascendientes. Con la llegada de la nueva democracia, del acceso a la formación y la libertad de la que habían sido marginadas, las mujeres hicieron eclosión. Dieron un paso decisivo para convertirse en miembros de pleno derecho de la sociedad y defensoras de sus derechos en la lucha por la igualdad.

Hoy, tantos años después, las mujeres de La Gomera ocupan destacados lugares en el mundo de la universidad, de la empresa o de la política. Están al frente de proyectos empresariales, de investigaciones científicas, de áreas de responsabilidad en gobiernos y corporaciones. Nada le ha sido regalado, sino que se ha conquistado con el esfuerzo de las pioneras políticas que supieron cambiar las leyes en la búsqueda de la igualdad y la lucha y el ejemplo de mujeres que fueron capaces de triunfar en su vida profesional.

Nuestra isla tiene hoy nombres propios en el mundo de la cultura, de la artesanía, de la universidad, de la empresa, del folklore, de la política y del éxito social. Y son nombres de mujer.

Quiero felicitar a unas mujeres que hacen más grande y mejor a la Isla de La Gomera. Unas mujeres hoy son premiadas y reconocidas. Hablo de unas mujeres extraordinarias que son Carmen Luisa Noda Darias, de la Dulcería Panadería Mimila. Hablo de María de los Ángeles Herrera Rodríguez de la Quesería Guarapo. De Nancy Melo, presidenta del Consejo Regulador Denominación de Origen Vinos de La Gomera. De Rosa Díaz Negrín de Dulcería Rosa y de Carmen Luisa Escuela Noda, de la Dulcería Panadería Mimila. Hablo de estas mujeres que son la representación de las mujeres emprendedoras, de las mujeres triunfadoras, de las mujeres que deben hacernos sentir orgullosos a todos los habitantes de esta Isla.