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Las pieles sensibles sufren mucho más las bajas temperaturas

La piel es muy sensible a las variaciones de temperatura y la llegada del frío puede provocar enrojecimiento, irritaciones, pérdida de luminosidad, deshidratación, sequedad y descamación. Además, quienes ya sufren de sensibilidad pueden presentar afecciones mucho más intensas y problemáticas a largo plazo. 

Hoy en día existen productos de skincare especializados en el cuidado de este tipo de piel. También hay algunos consejos básicos que pueden ser de mucha ayuda para evitar consecuencias sobre el cutis y el resto del cuerpo durante la temporada. 

Por ejemplo, es necesario hidratarse muy bien, evitar los cambios de temperatura y no disminuir la protección solar.  

Cómo saber si tienes una piel sensible al frío 

Existen diferentes tipos de piel y con ello distintos niveles de sensibilidad al frío. La sensibilidad más común es aquella que ocasiona molestias medianamente controlables y que no representan mayores incomodidades a quien las padece. Pero, la sensibilidad más fuerte puede llegar a provocar urticaria o dermatitis atópica.

Hay ciertos indicios que pueden indicar una sensibilidad al frío. Por ejemplo, si tu piel necesita protección solar continua, también debes tenerlo en cuenta durante el invierno. Recuerda que sigue habiendo radiación y tu piel estará mucho más expuesta.

En páginas como farmacia Vistafarma puedes encontrar todo tipo de bloqueadores y medicamentos que pueden protegerte del frío abrazador del invierno. 

Las personas sienten su piel seca y maltratada durante esta época del año. Este tipo de sensibilidad puede controlarse con ciertos hábitos de cuidado. En los casos más graves, lo más recomendable es acudir al dermatólogo para que indique las medidas más adecuadas para su cuidado. Improvisar o automedicarse puede ser contraproducente. 

¿Qué le hace el invierno a las pieles sensibles?

En condiciones normales, la piel está protegida por una barrera hidrolipídica superficial que previene la penetración de bacterias y elementos nocivos (rayos ultravioleta, polvo, sustancias cosméticas agresivas). No obstante, las pieles sensibles tienen alteraciones en dicha barrera protectora. 

Esto se puede ver agravado por ciertos factores externos como el frío, tratamientos farmacológicos, jabones y detergentes agresivos, alergias alimentarias, desequilibrios hormonales, etc. Todos estos factores afectan de manera diferente, según el tipo de piel. Si se ignoran pueden conducir a inflamaciones y distintos tipos de afecciones: 

Respecto a las áreas involucradas, las más sensibles son las manos, los labios, las zonas suaves de cara, el cuero cabelludo, los codos y las rodillas. La aparición de los síntomas depende de la exposición del factor de sensibilidad (en este caso, el frío). Esto lamentablemente es algo que se mantiene o empeora con el paso del tiempo.

Para evitar estas consecuencias, es imprescindible tener un control dermatológico y usar productos de maquillaje de calidad. Actualmente se pueden encontrar alternativas muy buenas en páginas especializadas como las que venden productos Sensilis. Esto es fundamental para tener un cuidado profundo y duradero de la piel.

Consejos para cuidar la piel de las bajas temperaturas

En primer lugar, es imprescindible evitar los cambios bruscos de temperatura. De hecho, el viento y las bajas temperaturas afectan al ADN celular y la barrera cutánea se vuelve mucho más frágil. Aunque el clima frío debilita la piel, contrarrestar las temperaturas frías con un exceso de calor puede ser aún más dañino. Un buen truco es evitar los baños muy calientes.

Además, también puedes seguir estos trucos durante la temporada de otoño e invierno:

Por último, recuerda que la mejor manera de cuidar tu piel sensible es ponerla bajo el control de un profesional en dermatología. De esta forma, podrás tener un tratamiento que se adapte verdaderamente a lo que necesitas y te ofrezca mejores resultados a corto y largo plazo. 

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