Sin rivales internos, por aclamación y en un congreso diseñado para darle mayor relumbrón a su figura. Así ha sido proclamado Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente nacional del Partido Popular, que ha lanzado un mensaje de unidad tras una guerra interna que fracturó la formación y que ha acabado con el abandono de la política de su ya exlíder Pablo Casado.

El presidente de la Xunta de Galicia llega así a un cargo al que se negó a optar en 2018. La razón: quería llegar a la séptima planta del número 13 de la calle Génova de Madrid, el despacho del líder del PP, sin oposición y sin pasar el trago de las primarias. No fue posible, ya que optaron al cargo también la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, la exsecretaria general María Dolores de Cospedal y, por supuesto, quien finalmente se hizo con el cargo, Casado. Ahora, su candidatura ha recibido el 98,35% de los votos emitidos por los compromisarios.

Ahora, tres años y medio después, Feijóo da el salto de Galicia a Madrid desde Sevilla y liderará al principal partido de la oposición sin un escaño en el Congreso y con la vista puesta en las elecciones que, como pronto, se celebrarán a finales del año que viene o a principios de 2024. Su voz en las sesiones de control al Ejecutivo de Pedro Sánchez será Cuca Gamarra, hasta ahora portavoz en la Cámara baja y desde hoy ‘número dos’ de los populares.

Gamarra y Bendodo, al frente del partido

Para reforzar el control del partido Feijóo ha optado por la figura del coordinador general, un cargo que no existía en la estructura ideada por Pablo Casado hasta que dimitió su secretario general, Teodoro García Egea, y colocó a Gamarra a controlar el partido. Ahora, el nuevo presidente ha optado por el portavoz de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, mano derecha del presidente Juanma Moreno, para poner orden en la formación.

Feijóo llega con sensación de luna de miel y trae un nuevo y ansiado liderazgo para los populares. El ánimo en los conservadores estaba de capa caída después de que Pablo Casado abriera un expediente a Isabel Díaz Ayuso por presunta corrupción en un contrato de emergencia de mascarillas, del que se habría beneficiado su hermano y que ahora investigan la Fiscalía Europea y Anticorrupción; y de que la presidenta madrileña acusara a la dirección nacional de orquestar una operación de espionaje contra ella.

Los retos de Feijóo: Vox y Ayuso

Sin embargo, el gallego (el tercero en liderar el partido, después de Manuel Fraga y Mariano Rajoy) no va a tenerlo fácil. En primer lugar, va a tener que hacer frente a Vox, que le come terreno por la derecha y que se acerca peligrosamente en las encuestas. Si bien consiguió que la extrema derecha no entrara en el Parlamento gallego en julio de 2020, la situación ahora es distinta, con el PP abriendo la puerta a su entrada en el Gobierno de Castilla y León.

Feijóo intentó distanciarse en un primer momento de este pacto, afirmando que la decisión se tomó en la dirección nacional del defenestrado Casado. Pero Vox no ha querido que Feijóo pueda distanciarse de la decisión y ha retrasado la investidura de Alfonso Fernández Mañueco, que será como pronto la semana que viene.

Pero no solo tendrá que enfrentarse a sus rivales externos. Dentro del partido la figura de Isabel Díaz Ayuso sigue incuestionada, a pesar de la polémica en torno al contrato del que se benefició su hermano, tal y como han reconocido. Y a pesar de que hayan firmado una entente cordial para este congreso, la presidenta madrileña ya dijo ayer una frase que sonó a advertencia: «No nos hemos reunido aquí para ganar un congreso, sino para ganar elecciones».

La ilusión de los barones

Los dirigentes y líderes territoriales han mostrado su ilusión por la nueva etapa que se abre en el partido, celebrando la llegada de Feijóo a la presidencia. «España necesita un presidente serio, fiable, solvente. Como diría Mariano Rajoy, con sentido común. Hoy Pedro Sánchez está un poco más inquieto que ayer», ha asegurado el anfitrión Juanma Moreno desde el escenario, que después del verano tendrá que someterse al veredicto de las urnas.