Francisco Javier González

Entiendo que, por una simple cuestión de edad y supervivencia, temo cada día recibir WhatsApp de compañeros o abrir la página de Fb. o Instagram o cualquiera de esos medios que, indiferentes, te transmiten igual penas que alegrías, bautizos o bodas que funerales. Nunca sabes con lo que te vas a enfrentar, aunque, por imperativo del implacable dios Cronos, estos últimos, los más dolorosos, son cada vez más frecuentes.

Hoy es uno de estos días. Varios mensajes de compañeros traen la triste noticia de que José Miguel Ramos Noda “El Gomero” que siempre tuvo el orgullo de su origen, ha pasado a habitar en la memoria de los que quedamos atrás, siguiendo sus huellas hasta esa estrella verde que ilumina las noches de los patriotas canarios. Uno de los mensajes, el del compañero Mateo López, nos lo muestra en su compañía junto al busto al prócer Secundino Delgado en Añaza, busto al que contribuyó en su traída desde Venezuela.

Muchas vivencias conjuntas, muchas celebraciones de Acentejo y muchos kilómetros de banderas que nos unen. José Miguel fue, junto con Pedro Peña, José Toledo, Fernando Valcárcel, José Nolago, Diego Cruz, Carlos de la Rosa, Eulogio Rodríguez… uno de aquella primera treintena de detenidos por participar en la que, desde la Voz de Canarias Libre, se denominó como propaganda armada y que, pese a quien pese, sirvió de despertador de conciencias de un pueblo enneblinado, ignorantado y sumiso que era el nuestro de los finales de los años 70. Curiosamente, a José Miguel lo acusaba la policía española de la compra de despertadores para su uso como mecanismos. Nunca negó su militancia independentista en el MPAIAC.

Fue José Miguel un firme defensor de nuestros signos identitarios. Por esa razón trató de resucitar la Lucha Canaria aquí, en Gomera, presidiendo una Federación Insular que, además de llevar monitores por distintas escuelas, organizó algunas luchadas importantes como la de selecciones en las Fiestas Lustrales de 2008, primera gran luchada celebrada en los últimos años gomeros, hecho que se repitió en 2018 en la playa. Sin apoyo institucional esa Federación Insular feneció, aunque la isla ha seguido dando buenos bregadores de nuestra Lucha Canaria.

Dedicado a sus negocios de importación de tejidos, encargó a una fábrica catalana la confección industrial de nuestras banderas heptaestrelladas en rollos de 30 metros para las medidas de 95×75 y de 40m para las de 1,53×99 cm. Los rollos los regalaba a las organizaciones con capacidad para usarlas y cubrir las islas con un mar de banderas tricolores, por lo que recuerdo que desde el FREPIC AWAÑAK, en su día, le dedicamos el acto que se hizo en Las Palmas con motivo del Día de la Bandera. Este  último 22 de octubre, fiel a su cita, estuvo en la concentración de la lagunera Plaza de la Concepción con camisa y bandera de las siete estrellas esmeraldas.

También en sus negocios y trabajos estuvo siempre presente nuestra identidad. Agricultor y viticultor por afición convirtió esa afición en modus vivendi en su finca en el sauzalero “Salto del Gato”, donde construyó su vivienda en 1990 e instaló la Bodega “Tagoror”.

Paco Tarajano, con el que coincidió varias veces en los Acentejos que organizó el Centro Amílcar Cabral, le dedicó, junto a Tino Mesa, en mayo de 1993  el poema “La Bandera Canaria”:

La bandera de mi patria
tiene un recio pedestal
en toda alma canaria
sin la mancha colonial.

Es la bandera que marca
las señas de identidad:
el amarillo, Canarias;
el azul, la libertad;
el verde, bella esperanza;
el blanco, fecunda paz
y siete estrellas que llaman
a fértil fraternidad.

Blanca, azul y amarilla
es mi bandera
con siete estrellas verdes
que reverberan.

Esa bandera
que me bese la cara
cuando me muera.
¡Mira qué suerte:
sentirme buen canario
hasta la muerte!

Otro amusnau  que nos vuelve como Machial. Quiero que sea su propia palabra  en un artículo que publicó respecto a esa enseña que tanto difundió y amó, nuestra bandera, la que remate este In Memoriam de este patriota, compañero y amigo.

“Todos en cierta manera nos identificamos con símbolos o banderas y hoy la que me identifica cumple 51 años.     

El que me conozca bien sabe que respeto cada forma y manera de pensar, mientras que esa forma o manera se sostenga con un mínimo de criterio y respeto hacia las demás. Cada vez que he visto echarse el pueblo canario a la calle lo hace con esta bandera, y no sólo para reivindicar sino también para celebrar. Más antigua en su origen que la autonómica, y con un significado más representativo, le pese a quien le pese.     

Siempre que he tenido el privilegio de viajar, la he portado mas allá de nuestras fronteras, llevando ese cachito de identidad en mi equipaje. Creo que la vida es una sucesión de caminos hasta llegar a la meta deseada y hay caminos que hacer sólo y otros acompañado, hasta el día que como pueblo dejemos de ser canarios de sentimiento y pasemos a ser canarios de convencimiento, las piezas comenzarán a rodar y por fin nos daremos cuenta que si no hacemos ese gran camino entre todos, seguiremos siendo una colonia, presa de identidad y abrigada con nuestros miedos que de generación en generación los han ido alimentando aquellos que les gusta vivir entre cadenas.     

Un pueblo sin identidad nunca podrá llamarse pueblo, hoy, por toda esa gente que en los años de la dictadura española lucharon por defender su identidad a, todos ellos mis más sincero respeto.     

Señores esta es nuestra bandera la que llevaré muy dentro hasta el día que me muera.” 

Esta noche, cuando regresen los machiales, una estrella verde brillará en el cielo canario en su honor y las banderas nacionales ondearán a media asta.

Tanemmirt amidi d amddakul José Miguel Ramos Noda “El Gomero”. Ar timlilit

Francisco Javier González

Gomera a 7 de noviembre de 2021