Francisco Pomares

Parece que la bronca del viernes pasado entre Jesús Ramos Chinea y el consejero Franquis en la Comisión de Presupuestos no es un hecho aislado. La tensión entre la Agrupación Socialista de Curbelo y los socialistas se ha disparado también dentro del Gobierno. Hace pocos días hubo una buena gresca en el Consejo entre Yaiza Castilla, de Turismo, y Blas Trujillo, de Sanidad, a cuenta del decreto sobre los PCR, con el que Castilla no está de acuerdo. Y no es el primero que se produce entre miembros del Gobierno y la consejera. También ha habido algún encontronazo con Hacienda, y con otros consejeros. Desde el PSOE se acusa a Castilla de actuar al margen de los acuerdos y deliberaciones del Gobierno, y de haberse atrincherado en su consejería, manteniéndose ajena de lo que se decide en el ejecutivo. Hay malestar con el desarrollo de la campaña ‘Canarias Fortaleza’, que los socialistas consideran se mantiene en marcha a pesar de ser un rotundo fracaso. Y también críticas al carácter de Castilla, de la que Dolores Corujo, líder de los socialistas lanzaroteños y una de las personas claves en el entorno más directo de Ángel Víctor Torres, pidió la cabeza hace muy pocos días. No fue sólo un arranque. Si lo hubiera sido, Torres no habría trasladado la petición de cese planteada por Corujo al propio Curbelo.

Lo cierto es que a la consejera de Turismo le ha tocado bailar con una de las más feas: su consejería no podía estar preparada para la crisis desatada en el sector por la explosión de la pandemia. Era imposible prever el impacto que el Covid-19 tendría sobre una actividad que supone un tercio del PIB de Canarias y el 40 por ciento de su empleo. Algo parecido ocurrió tanto con Sanidad como con Educación, incapaces ambos departamentos de responder con eficiencia a todos los problemas creados durante las primeras fases de la enfermedad. Al final, la pandemia se llevó por delante primero a Teresa Cruz Oval y luego a María José Guerra Palmero. En una situación normal, probablemente ambas habrían podido capear el temporal de las primeras decisiones cuando se llega al Gobierno. Pero con la crisis recortando los márgenes de maniobra política y exigiendo respuestas rápidas, acabaron por ser fulminadas.

Algo parecido podría ocurrirle en las próximas semanas a Yaiza Castilla. En el PSOE consideran que la consejera está bloqueada por los acontecimientos, no cuenta con el apoyo del sector, y además ha sido desleal con el Gobierno, al cuestionar públicamente a la ministra de Turismo. Eso son excusas, desde luego. Aquí todo el mundo ha cuestionado a Escrivá y a Marlaska, por su gestión migratoria, y nadie ha pedido la cabeza de nadie por hacerlo. Lo que se esconde tras la presión a Curbelo para que cese a su única consejera, es el descontento del PSOE con su desempeño absolutamente autónomo y lo que califican como “un carácter arisco y poco resolutivo”.

La petición de cese ya ha sido formulada por Torres. Queda por ver que hará Curbelo. Si se niega, es probable que nos enfrentemos a una primera crisis interna en el Gobierno de las flores. Si es cierto lo que dicen que le dijo Lola Corujo a Curbelo: “Ustedes verán lo que hacen, pero si no la cesan, lo haremos nosotros”.