Un hombre protege a un niño en el centro de Túnez tras el atentado en la calle Charles de Gaulle este jueves. FETHI BELAID AFP

Dos atentados suicidas prácticamente simultáneos han sacudido el centro de la capital de Túnez la mañana del jueves provocando la muerte de al menos un agente de policía, y heridas otras ocho personas, tres de ellas civiles. Uno de los ataques sucedió en una concurrida arteria del centro de Túnez, y el otro en el párking de una comisaría. Ninguno ha sido hasta ahora reivindicado. Mientras en las redes circulaban rumores de otros ataques, el Gobierno informó que el presidente Béji Caïd Essebsi había sido ingresado en un hospital militar por una “crisis de salud grave”. Y todo ello, a cuatro meses de unas elecciones clave para la transición.

De acuerdo con el Ministerio de Interior, el primero de los atentados suicida tuvo lugar a las 10.50, cuando un terrorista suicido hizo estallar un artefacto que llevaba adosado al cuerpo mientras se abalanzaba sobre una patrulla de policía. La acción tuvo lugar en la céntrica y concurrida calle Charles de Gaulle, a escasos metros de la embajada de Francia, y provocó la muerte de un agente que ha sido identificado como Mahdi Zammali. Además, otros dos agentes y tres civiles resultaron heridos.

La segunda acción terrorista sucedió a las 11.00 de la mañana en Montfleuri, un barrio colindante al casco viejo de Túnez, y por lo tanto, cercano al centro. Un terrorista suicida detonó un explosivo en el párking de la comisaría de policía de El Gorjani, y provocó heridas a cuatro agentes. El centro policial de El Gorjani está especializado en la lucha antiterrorista, y es el lugar al que suelen ser trasladados los sospechosos de pertenecer a un grupo terrorista arrestados en cualquier punto del país para ser interrogados. De hecho, algunos grupos de defensa de los derechos humanos han denunciado que en la comisaría es habitual la práctica de la tortura.

La sensación de crisis en el país magrebí se agudizó tras el anuncio de la hospitalización del presidente del país, Béji Caïd Essebsi, a causa de «una crisis de salud grave», de acuerdo con un comunicado público de Presidencia. Essebsi, de 92 años, ya fue ingresado el pasado viernes, pero se desconoce cuál es su dolencia. El veterano político se halla en los estertores de su mandato, pues están previstas elecciones presidenciales en noviembre. Un mes antes, se celebrarán las elecciones legislativas. Este ciclo electoral podría poner fin a la transición democrática en Túnez, el único país de las llamadas Primaveras Árabes que no cayó en una guerra civil o una dictadura militar.

Todavía no ha trascendido quién está detrás de los ataques. Túnez ha estado luchando estos años contra grupos armados que operan en áreas remotas cerca de la frontera con Argelia desde que un levantamiento popular terminó en 2011 con la dictadura de Ben Alí. En 2015 una ola de ataques yihadistas se saldó con la muerte de 70 personas, la mayoría turistas. Otro atentado el año pasado dejó seis agentes de la Guardia Nacional de Túnez muertos e hirió a otros tres en la región de Aïn Soltan, situada en el noroeste del país, en una zona fronteriza con Argelia.

El país es considerado el cuarto del mundo en número de radicales que se han sumado a la organización Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), solo superado por Rusia, Arabia Saudí y Jordania. La cadena de atentados, reivindicados por una rama salafista radical local vinculada al ISIS, hundió entonces el turismo, una de la principales industrias del país, que está sumido en una grave crisis económica con un alto desempleo que ha provocado un gran malestar social en los últimos años.