Francisco Pomares

Me aburre escribir de pactos. Es especular sobre lo que va a pasar con la carta marcada en una olimpiada de trileros. Sé que habrá que hacerlo más temprano que tarde, y que cuando uno se sume a la juerga resultará imposible bajarse de la notaría de trampas, mentiras y despistes. Empiezo, pues, por una cuestión no tan liminar: el factor gomero. Mientras Ángel Víctor Torres intenta recorrer el camino arrasado por el dinamitero Julio Cruz, pero al revés, el secretario general de los socialistas tinerfeños la ha liado abriendo la caja de los truenos contra Curbelo, al que acusa de haber impedido que el PSOE fuera la fuerza política más votada en Tenerife, y él mismo el presidente automático del Cabildo tinerfeño. Martín no miente. Fueron los votos que obtuvo en el sur de Tenerife la Agrupación Socialista -filial de la nueva franquicia de Curbelo- los que le habrían hecho falta a Martín para ganarle a Carlos Alonso, del que quedó a apenas mil votos. Es verdad que hubo más motivos, como los votos también robados al PSOE por Nivaria, el partido de Javier Abreu, otro expulsado del PSOE tinerfeño, o la dificultad de defender en Tenerife un proyecto alternativo al de Coalición, mientras se gobernaba con ella hasta el final. La cosa es que la airada denuncia de Martín ha cabreado lo suyo a Ángel Víctor Torres, más aún en el inicio de su ronda negociadora, que concluyó ayer con reuniones con todos los partidos excepto Ciudadanos, pendiente de activar su comisión negociadora, tras la reunión de ayer de la ejecutiva nacional en Madrid.

Torres es consciente de la importancia de los tres diputados de La Gomera. De hecho, tras el anuncio realizado ayer por Ciudadanos, confirmando su preferencia por acuerdos con la derecha, la decisión de Curbelo parece clave. El gomero ya puso sus condiciones encima de la mesa, antes incluso de empezar la ronda negociadora de Torres, y -si es cierto lo que ha contado- sus líneas rojas no pasan por la presencia de Podemos en el Gobierno, sino por tres compromisos políticos difícilmente asumibles para la izquierda: primero, contar con grupo parlamentario, algo que requeriría una específica modificación del Reglamento del Parlamento, a la que tanto el PSOE como Podemos y Nueva Canarias se opusieron radicalmente. La segunda, no tocar ni una coma de la Ley de Islas Verdes, una de las obsesiones de Nueva Canarias y Podemos, en la que el PSOE está dividido: la ley es defendida por los socialistas de La Palma, La Gomera y el Hierro, pero no fue apoyada por el PSOE canario. La tercera condición es la más dramática y difícilmente asumible: Curbelo exige el retorno de la triple paridad como mecanismo definidor de la representación. Habría que hacerlo durante el trámite que establece el Estatuto y que debe concluirse en los próximos tres años. Sospecho que aunque el PSOE quisiera suicidarse en Gran Canaria aceptando esa exigencia, ni Podemos ni Nueva Canarias podrían asumirlo. Sin embargo, Torres volvió de su reunión con Sánchez asegurando que estaba autorizado a llegar a un acuerdo con Curbelo. ¿De verdad? ¿De verdad Torres está dispuesto a aceptar las condiciones de Curbelo? Yo creo que son inaceptables para la izquierda, sobre todo la última, el regreso a la triple paridad. Es como si Curbelo las hubiera planteado para hacer imposible un acuerdo con el PSOE. ¿No se ha dado cuenta Torres?

Yo creo que sí. Creo que se ha dado cuenta y gana tiempo.