Por ALBA MARRERO .-   A diario, un caballero ve pasar su vida en una cueva. Una cueva preciosa. Repleta de cicatrices hermosas sobre la piedra. Siluetas desbordadas por el paso del tiempo. Vieja y divina. De una oscuridad sublime. Además, ofrece una pantalla de cine inmensa, proyectada con sombras y fuego que traslada al peculiar caballero a todas sus verdades. A su filosofía moral. A su peculiar punto de vista sobre la vida. Y sobre la muerte. A través de su encantadora pantalla de cine, proyectada sobre las paredes de la cueva preciosa, el caballero descubre el bien y el mal; su preocupación sobre la prioridad y la inquietud por el destino del mundo real sobre el que yace sentado. Sentado sobre una piedra claro, desde la que observa todas las hermosas y perversas vistas de su mundo ideal. Aunque ahora bien, ¿Cómo podría saber el peculiar caballero lo hermosa que era aquella cueva si jamás había conocido otra? Jamás había descubierto otras vistas que no fueran una sombra. A sus ojos no le había dado más que la luz del fuego. Jamás había escuchado emerger del silencio un testimonio de alguien que en su vida real sufre; de alguien que en su vida real ríe; de alguien que en su vida real mantiene el don del raciocinio.  Claro que sería una pérdida de tiempo pensar que nuestro peculiar caballero se planteara nada porque la vida que ha visto pasar en su caverna no le ofrece más que la sombra de lo que considera el mundo real.

Que dice Pablo Casado que es una víctima de las Fake News (Noticias falsas).Tal y como alegó Donald Trump en su momento. Pobrecitos míos. Es curioso cómo esta victimización de los discursos proviene de grandes tiranos de nuestra época. Empiezo a sospechar que, de vez en cuando, les asusta lo que sus ideales son capaces de decir. Un reflejo de luz y mundo real entra en sus cavernas y la única forma de remediarlo es el comodín de público: ¡Qué bárbaros que son estos periodistas! Pero, en fin. Al lío. Resulta que Casado, con esta obsesión que tiene por convertir los cuerpos de las mujeres en hoyos de procreación, ha declarado esta semana — aunque el muy pillo dice ahora que no — que las mujeres que se encontraran en situación irregular en España y dieran su hijo en adopción, tendrían cierto blindaje y se paralizaría su expulsión del país. Una barbaridad, claro. Y ahora, nuestro peculiar caballero, habla de que él no ha dicho eso. Me recuerda esto a cuando preguntaba por WhatsApp, la semana pasada, que quién se había bebido en el fin de semana una cerveza especial que tenía en la nevera y mi padre inmediatamente contestó «Yo no fui», queriendo decir que sí. «Es vomitivo», dijo Casado. ¡Y tanto que lo es! ¡Ah! Y también ha dicho que es un político sensato del siglo XXI. Sensato. Siglo XXI. Ay, cómo duele.

¿Qué es lo que ocurre cuando uno es un mal Fake? ¡Qué te pillan! Y para todo buen periodista deseoso de verdad, hay un principio básico y mucho más importante que escribir la noticia: contrastar la información. Ha sido así como buena parte de los medios de comunicación han hablado de cómo contrastaron ese hecho y de cómo el propio gabinete de comunicación del Partido Popular afirmó esa aberración de los derechos de la mujer, declarada por Casado. Eso sí, con matices, por si algún votante anda despistado: este blindaje tirano y chantajista, es limitado. No se le ofrecerá protección de por vida a la madre.  Fakes electorales.

«Es el siglo de las mujeres», es lo que se ha escuchado una y otra vez con el auge de feminismo en nuestro país. Impulsado en buena parte por los medios de comunicación, las tertulias, las columnas de opinión y, por supuesto, la vida en sí misma. El papel de la mujer en el trascurso de nuestra historia, se pone de moda como si fuera una prenda de ropa y no una lucha de sentido común que ha arrasado con un sinfín de mujeres valientes como Eva cuando quiso morder la manzana; con un sinfín de mujeres inteligentes como todas las herbolarias conocedoras de la medicina natural que la Iglesia llevó a la hoguera; con un sinfín de mujeres artistas, poetas y escritoras que no fueron más que «locas» «bipolares» «anónimas»; con un sinfín de mujeres que decidieron adornar su cuerpo con una falda bonita o una camisa llamativa, sintiéndose libres al salir de casa y que nunca más volvieron porque no fueron más que «provocadoras» «culpables» «busconas» o «armas de destrucción masiva».

La política empieza a hacerse eco porque claro, son la voz del pueblo. Es así como los principales partidos políticos empiezan a amoldar los puzles feministas de sus ideas a las necesidades del voto; haciendo ver que siempre creyeron que la mujer tenía que estar en lo más alto de todas las esferas de la sociedad. Así es como aparecen palabras que no existen como «portavozas» porque realmente el pueblo no podría dormir si no fuese de esa manera. Nos aparece un gobierno ideal montado ya en la papeleta de una campaña política alegando lo que el pueblo quiere escuchar una y otra vez: Feminismo, feminismo, feminismo. Otros que aún andan investigando cómo hacer que la igualdad de género se amolden a sus ideas porque les encantaría formar parte de la moda pero les cuesta desprenderse de sus pantalones de campana tan… liberales.

Y en este maravilloso «siglo de las mujeres» nuestro partido político más bandido, no podría quedarse atrás. Ellos también las quieren. Ellos también desean su protección y las ponen en valor. Aunque claro, ¿Qué es para Pablo Casado y su partido político una mujer? ¿Qué supone para él si considera que las mujeres vulnerables que habitan en el país que pretende gobernar, sólo tendrán una invitación a quedarse —por un tiempo— si tienen niños y los dan en adopción? Haciendo puré a su situación. Haciendo vudú a la humanidad.  ¿Qué es una mujer, Casado?¿Es posible que haya querido meterse en el «siglo de las mujeres» haciendo política para las mujeres y se haya encontrado haciendo políticas para lo que usted considera que es una mujer? Una cosa. Un algo que da bebés. ¿Ha hablado Pablo Casado de políticas de igualdad de género? ¿Ha hablado Pablo Casado de erradicar la brecha salarial? ¿Ha hablado Pablo Casado de sensibilización con las víctimas de violencia de género? ¿Y con las niñas que han sido violadas? ¿Prostituídas? ¿Con las víctimas de trata? Es que, ¡ay! La mujer… la mujer es lo más bonito que existe para lo que existe: dar  a luz. La luz que no se halla en la caverna.

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