Desde hace varios años viene sucediendo en ciertas publicaciones de distinta índole (libros y prensa fundamentalmente) relacionadas con la historia y la geografía de La Gomera un proceder poco ético.

Luis Jerez
Luis Jerez

Muchos años -más de una década- llevo estudiando el espacio y la sociedad insular acudiendo a todo tipo de fuentes (bibliográficas, documentales, fotográficas, cartográficas, estadísticas, orales, etc.). A partir de un minucioso y laborioso método, toda esa ingente información ha sido sistematizada para sacar adelante mi investigación y publicaciones derivadas, atendiendo siempre a cumplir con la cita de las fuentes empleadas, especialmente con aquellas de carácter bibliográfico, de modo que el autor original (del que tomo la cita) siempre aparezca nominado en el texto. Así es el proceder en el mundo académico, completamente aceptado y aplicado por la comunidad científica. Pero, no todos los «científicos» o «investigadores» pueden presumir de ese correcto proceder. Y precisamente en La Gomera esa actitud va tomando mayor protagonismo.

Hace unos años, a raíz de la publicación del libro «Playa de Santiago en el recuerdo», de Roberto J. Padilla Cruz, encontré en algunas partes del mismo párrafos que eran calco y copia exacta de fragmentos de mi artículo «La urbanización turística de Playa de Santiago: monopolización del suelo y planeamiento a la carta» (http://www.ub.es/geocrit/b3w983.htm). La sorpresa amarga vino dada por el hecho de no citar en el texto la fuente de esos párrafos. El autor únicamente se limitó a citar mi trabajo en la bibliografía general, pero en ningún momento hizo las oportunas citas en la redacción. En un principio quise hacer una crítica al respecto, pero creí que debía dejarlo pasar; se trataba de un pequeño trabajo de historia local, muy interesante, y que no tenía sentido entrar en polémicas por el asunto. Mi admiración hacia los estudios sobre La Gomera va por delante de las cuestiones de la propiedad intelectual. Pero, desgraciadamente, la situación se agravó más. En el pasado verano de 2017, nuevamente descubro otro trabajo con mayor grado de «apropiación» de mis textos, con el añadido de citar como textos de Roberto Padilla los que en realidad eran míos y que éste había empleado en su trabajo. Por tanto, aquellas copias se reprodujeron y se incorporaron nuevas en el libro «Álvaro Rodríguez López (188-1958). Simbiosis entre La Gomera y Fred. Olsen.», elaborado por un investigador que goza de buena cobertura mediática y editorial en Canarias: Juan Carlos Díaz Lorenzo. Si bien este autor sí cita algunos textos míos, toma otros en los que no lo hace, de modo que podrían ser empleados por otros investigadores citando a un autor que realmente no los ha creado, sino, copiado de mí.plagio 1

La última novedad al respecto es un pequeño artículo que aparece publicado en estos días en la prensa local bajo el título «La expansión agrícola y los primeros embalses de Hermigua», de Ricardo Valeriano. Aquí vuelve a pasar lo mismo, se emplean fragmentos tomados de publicaciones mías en las que se aborda algún análisis de Hermigua para incorporarlas en el artículo como si fueran de elaboración propia.

Creo que los «estudiosos» sobre La Gomera deberían hacer un ejercicio de honestidad y emplear los trabajos de otros autores con rigor y respeto, no apropiándose de los resultados que a otros investigadores nos ha costado mucho sudor sacar adelante. No traten de perseguir notoriedad y fama en esta pequeña ínsula aprovechándose del esfuerzo ajeno. Las investigaciones están para usarlas, pero de manera correcta, citando a los autores y obras, y no ocultando su labor para poner al frente su firma. Eso es puro oportunismo.