La asociación de artesanos Tacalcuse lanza un SOS por la supervivencia de la artesanía en La Gomera que corre serio peligro por la desidia de las administraciones publicas.

Tacalcuse, integrada por artesanos en activo, nació con el principal objetivo de lograr un sector rentable, con productos exclusivamente artesanales y de calidad.

Sin embargo, la asociación quiere denunciar que este objetivo no solo ha sido imposible alcanzar sino que además va en serio retroceso.

Pone como ejemplo la tajante oposición por parte del Ayuntamiento para la continuidad del proyecto “Artesanía Viva”, que Tacalcuse puso  en marcha con gran éxito en diciembre de 2016 en la Plaza de San Pedro de Valle Gran Rey, a pesar de que, en una encuesta realizada por la asociación, 21 comercios del lugar valoraron de forma positiva el evento.

Tampoco se ha recibido un apoyo decidido por parte del Cabildo insular, que simplemente ha mostrado su no oposición a la celebración de esta actividad.

La asociación reconoce dificultades a la hora de conseguir permisos o planes de seguridad y es por ello por lo que reclama la implicación de las instituciones gomeras, no para conceder subvenciones sino para lograr estos objetivos.

Recuerda que Valle Gran Rey reúne en invierno un turismo amante de la naturaleza y de los mercadillos artesanales que resulta fundamental para la supervivencia del sector.

El mercadillo municipal es otro ejemplo de dejadez por parte del Ayuntamiento de Valle Gran Rey, que aún no ha sido capaz de adjudicar los puestos que deberían haber estado otorgados en enero de este año.

Tacalcuse también denuncia el mal estado de los puestos, algunos de ellos a punto de derrumbarse, la falta y deterioro de material, el cierre del bar y la nula implicación para adecentar una zona  que perdió su encanto tras la brutal tala de árboles, que obligó a los usuarios a buscarse la vida para poder protegerse del sol y que afea el paisaje.

La asociación de artesanos Tacalcuse lamenta que las administraciones públicas no promuevan la creación y el desarrollo de los cauces de comercialización necesarios para conseguir que la artesanía sea económicamente rentable, de forma que, siendo una actividad tan importante desde el punto de vista social y cultural, pueda mantenerse, tal y como dice la Ley de Artesanía de Canarias.