En días pasados, cuatro partidos con representación en el Parlamento de Canarias  (PP, PSOE, Podemos y NC) acercaron sus posiciones para llegar a un acuerdo en  la Ponencia sobre la reforma electoral de cara a las elecciones del próximo año, 2019. CC y la ASG de Casimiro Curbelo se mantuvieron al margen del acuerdo.

Los dos grandes parámetros de la propuesta, son la bajada de los porcentajes de votos necesarios para obtener representación parlamentaria y el aumento de los escaños en la cámara autonómica, pasando de los 60 actuales a 70. Bajarían las barreras electorales al 3% insular y al 15% regional.

De acuerdo con la Norma Primera de la Primera Disposición Transitoria de la Ley Orgánica 10/1982, de 10 de agosto, de Estatuto de Autonomía de Canarias, el Parlamento de Canarias está compuesto por 60 diputados. Estos son elegidos por las siete circunscripciones electorales canarias que, a su vez, corresponde con las siete islas de la comunidad autónoma. Cada una de ellas elige a un número diferente de diputados:

 

La distribución de diputados por  islas no se corresponde a un criterio poblacional, sino que se basa en la que se ha llamado la triple paridad. Consiste en que ambas provincias tengan igual número de diputados (30), que también ambas islas capitalinas tengan el mismo número de diputados(15 Tenerife y 15 Gran Canaria) y que la suma de los diputados de las islas no capitalinas (Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, La Gomera y el Hierro) sea el mismo que el de la suma de las islas capitalinas (30 Diputados).

En mi modesta opinión,  creo que el aumento del número de diputados y la bajada de las barreras electorales es un desacierto y un auténtico disparate.

Los casi 2.360.000 euros, 400 millones de las antiguas pesetas que supondría este incremento de escaños por Legislatura, al margen de aumentar el ya creciente desprestigio de los políticos y las instituciones ante la opinión pública, rompería la triple paridad existente, beneficiaría a las dos islas mayores y favorecería que tengamos una cámara autonómica mas fragmentada y un gobierno mas inestable.

Esto y las bajadas de las barreras insulares al 3% supondría la fragmentación del Parlamento. Sería volver otra vez al Estatuto del año 1982, lo que provocó una 1ª Legislatura Autonómica muy convulsa, con 10 partidos diferentes, 6 ó 7 Grupos Parlamentarios, que llevaron a una crisis de gobierno que originó la dimisión de Jerónimo Saavedra y que desembocó en el mal llamado “Pacto de Progreso” por el cual el PSOE gobernó nuestra Comunidad Autónoma con el apoyo de tres fuerzas de la oposición (PCE-PCC, Partido de la Revolución Canaria y Asamblea Majorera). Esa fué, una de las épocas más tensas e inestables de nuestros 35 años de aún joven autonomía.