Ventura del Carmen Rodríguez

Después de meses de trabajo en la comisión sobre la reforma del sistema electoral canario, el 16 de enero, en la reunión de la ponencia, se puso sobre la mesa un principio de acuerdo por parte de PSOE, PP, Podemos y Nueva Canarias.

El acuerdo no es más que la respuesta a lo que la sociedad canaria, más de dos millones de personas, nos solicita, y lo que los expertos nos confirmaron en las distintas comparecencias en la comisión creada ex profeso para este asunto. Todos nos hicieron ver que es preciso un sistema electoral más representativo de la población y que, por tanto, dé respuesta a las necesidades de Canarias. Hace treinta años, Canarias tenía alrededor de un millón y medio de habitantes concentrados principalmente en las dos islas capitalinas. Hoy tiene más de dos millones y, posiblemente, con el mismo porcentaje de concentración de población en las mismas islas.

Coalición confiaba en que la película no tendría este final, que no habría acuerdo en la reforma, primero con el PSOE en el Gobierno y después con el apoyo del PP. El acuerdo se ha producido y tienen que buscar otros argumentos, cuanto más demagógicos y populistas mejor.

He tenido la oportunidad de ser vicepresidenta de la comisión y parte de la ponencia, junto con Iñaki Lavandera antes y, ahora, con Dolores Corujo como portavoces del Grupo Socialista. Desde el inicio de los trabajos, hasta ayer, siempre los planteamientos del PSOE defendidos por los portavoces han tenido la firme convicción de que la reforma era necesaria y que la queremos para  aplicar en 2019. La mayoría de los grupos también parecía defenderlo con la misma convicción, aunque en ocasiones pareció que CC no tenía mucha prisa para que se produjera el acuerdo previo a la reforma.

Ya se ha desvelado el secreto mejor guardado: Coalición Canaria no quería ni quiere la reforma del sistema electoral. A pesar de que formó parte del discurso de investidura del presidente Fernando Clavijo, en CC confiaban en que el entretenimiento de este proceso en la comisión y el desacuerdo de los partidos que empezaban con planteamientos muy dispares dejara el asunto sobre la mesa… pero resultó que hay acuerdo.

Coalición confiaba en que la película no tendría este final, que no habría acuerdo en la reforma, primero con el PSOE en el Gobierno y después con el apoyo del PP. El acuerdo se ha producido y tienen que buscar otros argumentos, cuanto más demagógicos y populistas mejor.

El acuerdo no es el mejor, no es el de un partido, ya que todos hemos tenido que renunciar a parte de nuestras exigencias, pero es un paso para ajustar la representación de la población y del territorio canario en el Parlamento. Consiste básicamente en reforma del sistema electoral que sea aplicable para 2019;  bajar los topes electorales exigidos, de manera que pasamos de un 30 a un 15% en la circunscripción insular y de un 6% a un 3 o un 4%  en la regional; incremento de diputados hasta 70, que es el máximo  que establece el Estatuto; asignar un diputado a Fuerteventura dado que ahora tiene más población que La Palma y los 9 diputados restantes serán asignados por la lista de restos.

Ante esto, los argumentos de CC para no incorporase al acuerdo son, fundamentalmente, dos: no al acuerdo porque rompe la triple paridad dado que esa triple paridad, según ellos, ha salvado a las islas periféricas. Durante treinta años las islas de La Gomera, El Hierro, La Palma Fuerteventura y Lanzarote  han crecido y mejorado su calidad de vida, al parecer,  gracias a la triple paridad.

Y el otro argumento de CC, más populista aún, es que subir diez diputados cuesta mucho dinero y que los ciudadanos no lo van a entender.

Los dos planteamientos no se sostienen. No son ciertos. La triple paridad no ha resuelto los problemas de canarios, no ha sido el único factor determinante para mantener el equilibrio de las islas periféricas respecto a las capitalinas. Este asunto da para una tesis, pero está claro que las islas están gobernadas por los cabildos a los que el Gobierno regional les ha transferido casi todo salvo educación, sanidad, policía, etcétera. Por tanto, ¿de qué ha dependido realmente el mayor o menor desarrollo de las islas?  ¿No habrá sido por la gestión de gobierno y cabildos, más que por el número de diputados en el Parlamento que del que sale el Gobierno?

A los gomeros y gomeras les digo que no se dejen engañar: la reforma del sistema electoral no perjudica a la Gomera, no tendremos menos voz en el Parlamento, seguiremos teniendo cuatro diputados. Lo mejor para la Gomera no es un gobierno de CC perpetuado gracias a este sistema electoral injusto apoyado en esta legislatura por ASG.

Me pregunto cuántas veces los diputados de las isla periféricas, como es mi caso, han votado en bloque frente a los de las capitalinas. ¿Qué efectos ha tenido ese planteamiento? Otra cosa bien distinta es que dentro de cada partido, los que somos de islas periféricas nos peleemos para que se entienda cuál es nuestra realidad y buscar una visión amplia o una votación más justa de todo el partido. Así se ha trabajado en el Partido Socialista, con diputados y diputadas  en representación de todas las islas.

Creemos en una visión regional del archipiélago entendiendo las necesidades peculiares de cada isla; no es lo mismo La Gomera que Fuerteventura y creemos en el reparto justo de la riqueza en el archipiélago.

Como gomera, conozco y sufro las dificultades que tenemos los que vivimos en estas islas, comparto con los diputados y ciudadanos de La Palma, El Hierro y de las demás que debemos tener las mismas oportunidades y la misma calidad de vida. No quiero que mi hija y los hijos de mis vecinas y de La Gomera en general se tengan que ir a Tenerife o a Gran Canaria para conseguir su desarrollo profesional, como lo hemos tenido que hacer muchos gomeros, herreños o conejeros en las tres últimas décadas en las que estaba en vigor la famosa triple paridad.

Sé que hay un riesgo de que el peso de la mayoría de la población canaria se olvide de los que somos menos, pero no creo que eso sea peor que usarnos para perpetuar una forma de gobierno regional conservador, que gobierna solo para mantenerse en el poder, no para mejorar ni cambiar la sociedad.

A los gomeros y gomeras les digo que no se dejen engañar: la reforma del sistema electoral no perjudica a la Gomera, no tendremos menos voz en el Parlamento, seguiremos teniendo cuatro diputados. Lo mejor para la Gomera no es un gobierno de CC perpetuado gracias a este sistema electoral injusto apoyado en esta legislatura por ASG.  Lo mejor para la isla (islas periféricas) es tener un Gobierno regional que responda a nuestras necesidades, que apueste por nuestro progreso y la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía. Lo mejor para las islas periféricas es que el Gobierno regional se coordine con los cabildos y ejecuten todos los planes, proyectos, programas y presupuestos anuales en cada isla de manera eficiente y eficaz. Lo mejor para los que vivimos en las islas periféricas es ser cada vez más exigentes con el cumplimiento de los compromisos del Gobierno regional y de los cabildos (en el caso de La Gomera, CC y ASG).

Y en cuanto al segundo argumento, desde luego que no es cierto que tenga que producirse un incremento considerable  de costes en el Parlamento, si se hace una revisión de las prioridades en la gestión de la Cámara (todavía recuerdo la oficina del Gobierno regional de Coalición Canaria en La Gomera, el plan de medianías; eso sí era un gasto innecesario).Todos estarán de acuerdo conmigo en que lo importante es que el voto de cada ciudadano cuente y no se vaya a la basura, y que habrá que revisar cuestiones que rebajen los costes del Parlamento, como la participación del número de diputados en las comisiones, el uso de las nuevas tecnologías para evitar los traslados salvo que sea estrictamente necesario, etcétera.

El mundo no es el mismo de hace treinta años y Coalición Canaria no quiere darse cuenta, porque esta nueva ciudadanía no le sirve para mantener su estatus.