Cosecha de tomates en San Sebastián, 1931. Archivo Loty. Fototeca del Patrimonio Histórico

Corría el año 1931 y en La Gomera las carreteras aún eran de tierra. Los tomates se cargaban en cajas sobre la cabeza. Las casas eran blancas, modestas. Apenas unas líneas sobre la Ladera de San Sebastián, tras la iglesia de la Asunción. Vallehermoso era pequeño a los ojos del visitante. Agulo tendía ropa en las mancilladas paredes de piedras del barrio del Charco. Y en Hermigua aún se cruzaba por puentes de madera. En aquel año, un joven de 30 años levantaba expectación con un enorme aparato con el que recorría la isla. No era otra cosa que una enorme cámara fotográfica preparada para placas de vidrio. Su nombre, António Passaporte. Su nacionalidad, portuguesa.

A nuestro joven fotógrafo, la profesión le venía de cuna. De hecho, su padre había sido retratista –nada más y nada menos- que de la Casa Real portuguesa, lo que le confirió destreza para el uso de esta cada vez más popular máquina de obtener instantáneas. Pero de su Évora natal (había nacido en 1901) partió para Angola y, posteriormente, para Madrid, donde comienza la historia que le trajo a La Gomera en aquel ya lejano 1931.

A su llegada a Madrid se empleó en los laboratorios de Películas Cinematográficas, lo que le llevó, años más tarde, a recalar en una empresa de papel fotográfico y posteriormente de tarjetas postales que pertenecía a Carlos Alberty quien dio nombre al sello con el que hoy se conocen esas instantáneas: Loty. Ello le permitió recorrer España para retratar las diferentes provincias con el beneplácito del Ministerio de Cultura y Turismo de la Segunda República. De esta manera, en un viejo buque, recaló en las Islas Canarias y, más concretamente, ya en plena primavera, en la isla de La Gomera.

Del centenar de fotografías que conservamos de la isla en el archivo Loty, digitalizado por la Fototeca del Patrimonio Histórico, la mayoría corresponden a los municipios de San Sebastián y Hermigua. No sabemos exactamente si es que se perdieron algunos originales o es que el viaje fue apremiado y no le dio tiempo a recorrer la isla entera, pues encontramos también estampas de Agulo y Vallehermoso. Lo que sí está claro es que son un testimonio gráfico de un valor incalculable.

Una Gomera en blanco y negro, de calles pedregosas, de negrura en la vestimenta, de trajes ajados por la pobreza y la supervivencia. Una isla que dependía de la exportación en el norte para subsistir. De la pesca para sobrevivir en las costas. Del plátano, el tomate y la conserva. De la rutina y el trabajo duro. Una isla de gente recia y voluntariosa que António Passaporte supo trasladar a una placa de vidrio emulsionada para que nosotros, ochenta y seis años después, podamos conocer cómo era aquella Gomera de gente aguerrida, de obreros y sindicalistas y también, cómo no, de caciques y terratenientes.

Y en esas llegó la guerra incivil española, y las tragedias que ya conocemos en la Isla, y también le llegó el cierre a la casa Loty. Corrían años oscuros y António Passaporte pasó a ser reportero gráfico de las Brigadas Internacionales. De ahí regresó a Portugal, donde seguiría con el negocio fotográfico hasta los años sesenta. Veinte años más tarde, murió en Lisboa con 82 años, dejándonos para la historia de la fotografía uno de los mejores archivos. Pero también el mejor testimonio gráfico de aquella década para la isla de La Gomera.

En el siguiente enlace, y simplemente tecleando “gomera” en el buscador, podrá ver las fotografías de Passaporte tomadas aquel año de 1931: http://www.mcu.es/fototeca_patrimonio/search_fields.do?buscador=porCampos