No hace falta tener la cara de Jon Kortajarena, las medidas de Kendall Jenner o el magnetismo de Will Smith: se puede ligar siendo de los más corriente. De hecho, un estudio realizado por la doctora en Psicología Monica Moore, de la estadounidense Universidad de Webster, St. Louis, determinó que lo que atrae y anima a entablar una conversación no es el físico, sino señales que van desde una mirada a una sonrisa.

Sonreír, por ejemplo, aporta calidez, comodidad. Hace sentir a la otra persona que se tiene empatía con ella, que cae bien, que interesa. Una sonrisa es capaz de derretir el hielo y propiciar un acercamiento que depare incluso en algo más que una conversación. La seriedad, en cambio, puede asustar, servir para marcar límites.

La forma en que nos expresamos, considerando tanto el lenguaje corporal como el hablado, también es un factor a tener en cuenta. Usar bien ambos es lo que crea magnetismo, lo que contribuye a crear la atractiva personalidad de alguien. Claro está que no solo se trata de hablar, la de escuchar también es una posición muy valorada.

Así pues, hace falta trabajar un poco el atractivo y la actitud, pero incluso la ciencia ha revelado técnicas infalibles para ligar. A quien no sepa muy bien cómo empezar siempre le quedará la Red, pero tarde o temprano habrá que “desvirtualizar”.

Atenciones sin pasarse

Que una persona sienta que las atenciones se desvían hacia ella la hace sentir interesante y deseada. Siempre y cuando, claro, no se abuse de su confianza o se provoque su incomodidad. El sentido común debe saber dónde está el límite.

Por ejemplo, cuando se trata de acercarse a alguien no se puede restar valor al contacto físico, que debe ir marcado por el tipo de relación, por el contexto en el que se desarrolle o por la confianza que se tenga con la otra persona. Hay gestos muy sencillos como saludar con dos besos, pasar la mano por el brazo a modo de “me alegro de verte” o dar una palmada suave en la espalda que no se tienen por qué prestar a malinterpretaciones.

Cuando se ha llegado a cierto nivel, esas conversaciones en Whatsapp que duran horas parecen cortas y los frases de buenas noches para tu amor hacen mucha ilusión. No es solo cosa de adolescentes, porque un “buenas noches amor” que no resulte empalagoso ni esté fuera de contexto (recordemos, sentido común) le hace ilusión a cualquiera. Y quien dice mensaje de buenas noches dice de buenos días, o sugiere un “¿qué tal el día?” en esos encuentros fugaces por los pasillos.

Escoger el lugar adecuado

Todo tiene su momento. No hace falta comportarse en la oficina como quien está en la barra de un bar, ni hay que estar en el bar como en la habitación de un hotel. Pero, si lo que se quiere es ligar, el autor del libro “Ligar al primer clic”, Luigi Landeira, explicó a El País qué lugares son infalibles.

Las bodas son un ejemplo. El autor considera que es un buen momento porque los solteros son más conscientes de su estado civil, y es más fácil entablar conversación porque, al tratarse de amigos y familiares, hay confianza y comodidad. Landeira también recomienda no menospreciar el supermercado, los cursillos de cocina, los ascensores, las manifestaciones, las reuniones de co-working o los museos.

Lo de escoger bien el lugar tiene también su extensión en la Red. Si ésta es la opción deseada, el usuario debe saber que hay una o varias páginas acordes a sus pretensiones y objetivos. No es lo mismo querer conocer maduras para relación que querer una aventura fugaz si eres un joven veinteañero. Si conocer mujeres maduras es el objetivo, por cierto, tienes información en https://www.paginasdecontactos24.com/conocer-maduras-para-relacion.

Poco a poco, se acercará el momento de poder escoger juntos lugares como el Sex Shop, donde comprar juguetes eróticos o hacer con unos conjuntos de lencería sexy para mantener viva la llama. Toda relación tiene su proceso y para llegar hasta aquí hay que atravesar antes otras situaciones sentimentales y vivir otra serie de experiencias.

La terapia de pareja también ayuda

Superada la etapa de flirteo con éxito, la relación irá pasando por las diferentes etapas del amor. Y es que este, como explican los especialistas de Psicología y Mente, el amor también evoluciona, lo que ha despertado el interés de los psicólogos. Sin embargo, no hay unanimidad en el número exacto de fases o en las características que definen cada una de ellas.

El psicólogo Juan Armando Corbin escribe en la mencionada bitácora Psicología y Mente que la primera de estas fases podría ser la limerencia. El término, según explica, fue acuñado por Dorothy Tennov, y hace referencia a esa etapa de enamoramiento y lujuria, de ilusión y deseo.

Se experimentan incluso cambios físicos muy reveladores, como el nerviosismo, los temblores, el enrojecimiento o la excitación. Las investigaciones han permitido conocer que, durante el enamoramiento, el cerebro segrega feniletilamina, feromonas, oxitocina, dopamina, noradrenalina y serotonina. Una mezcla que explica lo anterior.

Esa fase excepcional da lugar luego al amor romántico, una etapa en la que las inseguridades pueden generar crisis. Si se superan, la relación saldrá fortalecida, pero si los temores se confirman aparecerán sentimientos poco deseados como la decepción, la tristeza o la ira.

Puede ser aquí útil una terapia de pareja, si ésta quiere luchar por salvar su relación. Adaptándose a las nuevas tecnologías, el psicólogo Francisco Javier Zamora abre la puerta virtual de su consulta para convertirse en un psicólogo online, con videoconsultas para las que ni siquiera es necesario un programa.

Superadas estas fases, con o sin ayuda profesional, la relación alcanzaría la etapa del amor maduro, ese caracterizado por el compromiso y la lealtad que se construyen en su seno. Los sentimientos ya no nublan a la razón, por lo que se toman decisiones más maduras y se valora de forma más profunda a la otra persona.

Es la etapa de la ternura, del afecto, de la comprensión, del respeto. Ya sin los comportamientos o pensamientos obsesivos de la primera fase, que la relación haya prosperado no es sino éxito de la comunicación y la negociación.