El PP rechazará una “abstención técnica o estratégica” del PSOE —en caso de que se decida ahora para facilitar una investidura precaria de Mariano Rajoy— si llega a la conclusión en estos días de que lo que persiguen los nuevos gestores socialistas es ganar tiempo para programar más tarde una moción de censura y unas nuevas elecciones en menos de un año. El PP dice haber tomado nota de las tres votaciones que perdió este martes en el Congreso y vislumbra que esa alianza de la oposición, con la colaboración de Ciudadanos, puede provocar unasituación de bloqueo político y parlamentario aún más inestable.

“Ir a la boda pero no como invitado de última hora”. Y discutir sobre la separación, si las cosas van mal, pero un tiempo después al menos de la luna de miel. Es el juego de metáforas que están empleando en estos días los más relevantes miembros de la dirección nacional del PP para intentar explicar por qué ahora están apuntando algunas condiciones o exigencias adicionales para intentar una hipotética investidura de Rajoy si el comité federal del PSOE se decanta finalmente por una abstención.

El portavoz parlamentario del PP, Rafael Hernando, fue el encargado de advertir ayer en público de que a Rajoy ya no le vale solo con la “abstención técnica” de unos cuantos diputados socialistas: “Por lo menos que tengamos la posibilidad de traer una legislación en la que, si quieren, nos pongamos de acuerdo y que cualquier abstención no sea una cuestión sólo estratégica, sino una abstención que sea útil para los ciudadanos. Y la utilidad no consiste en que haya un Gobierno que dure un día sino un Gobierno que pueda gobernar”, dijo. Hernando repitió el argumento usado estos días de forma reiterada por la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, sobre que lo que necesita ahora España es “un compromiso para dar estabilidad a la legislatura” con posiciones moderadas.

En el PP no las llaman condiciones o exigencias pero sí subrayan que un país sin Presupuestos está sometido a la incertidumbre permanente. Además, la dirección popular salió realmente preocupada del escenario parlamentario que comprobaron en la tarde del pasado martes en el Congreso: perdieron tres votaciones y se encontraron a una gran mayoría del hemiciclo en contra, incluido Ciudadanos. El pleno aprobó sendas proposiciones no de ley, de eficacia simbólica pero significado político para el Ejecutivo del PP, que pedían derogar del Código Penal la prisión permanente revisable y paralizar la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (Lomce).

“Nuestro temor, incluso tras una probable abstención del PSOE, es a una legislatura corta e imposible, una locura, en la que no saquemos nada adelante y que esté condenada al fracaso permanente y solo sirva como una patada hacia adelante para retrasar lo inevitable”, corrobora uno de los dirigentes del PP de la mayor confianza de Rajoy. Cuando dice “lo inevitable” se refiere a otras elecciones.

En el PP niegan en público, y mayoritariamente en privado también, que su objetivo con estas exigencias que plantean ahora al PSOE sea llevar al país a unas elecciones generales en diciembre, las terceras en un año. Aseguran que esos comicios podrían ser “peligrosísimos” para todos los partidos, aunque sí ven probable que reportaran al PP un mejor resultado que al PSOE actual.

Fuentes oficiales de La Moncloa sintetizan así la posición de Rajoy: “Ni queremos terceras elecciones ni hacemos exigencias”. Rafael Hernando también indicó en el Congreso: “No estamos en la tesis de las nuevas elecciones. Al revés”.

Rajoy, de hecho, aún no se ha pronunciado sobre nada tras la reciente crisis socialista y la caída de Pedro Sánchez, y ha ordenado a su equipo extremar la prudencia y esperar a que el comité federal del PSOE clarifique su postura. Pero en su entorno más inmediato sí ha habido algunas fugas de declaraciones que desde el anonimato han remarcado que el PSOE está ahora en una posición más débil para negociar. Una debilidad que, creen en el PP, le puede llevar a querer competir luego en el Congreso con Podemos y hasta con Ciudadanos sobre quién es más duro en su labor de oposición, conduciendo así la teórica legislatura a un devenir impredecible.

La moción de censura

“Estaríamos hablando de un bloqueo parlamentario permanente, de la imposibilidad de aprobar los Presupuestos para 2017 y el techo de gasto de las Administraciones, de incumplir nuestras obligaciones con Europa, de la derogación de todas las reformas ya aprobadas, de la bronca entre el Congreso y el Senado (donde los populares sí tienen mayoría absoluta sobrada) y, en suma, de un año más de inestabilidad política e institucional y de unas elecciones en menos de un año”, resume el panorama uno de los miembros del comité de dirección del PP.

En el PP sospechan también que detrás de esa posible abstención puntual ahora de los diputados socialistas para que arranque la XII legislatura hay una estrategia calculada en favor de los intereses políticos de un sector muy concreto del PSOE. Aún no lo han explicitado en público pero se refieren, en privado, a que la gestora socialista estaría planificando así un calendario de futuro favorable a la presidenta andaluza, Susana Díaz.