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Sí se puede solicita la declaración de la factoría de La Cantera como Bien de Interés Cultural

Factoría de la Cantera Foto remitida por SSP

Sí se puede La Gomera ha presentado una moción para incoar el expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), de la factoría de conservas de pescado de La Cantera, ubicada en el término municipal de Alajeró en el barranco homónimo. La propuesta, que será debatida en el próximo pleno del Cabildo, se enmarca en el programa de la formación ecosocialista de establecer figuras de protección legal al importante patrimonio etnográfico e histórico de La Gomera, que está, en su mayor parte, desprotegido. Cabe recordar que La Gomera es la isla de Canarias con menos figuras de protección de su patrimonio cultural (BIC).

La factoría de La Cantera es el único edificio que se ha conservado de la industria relacionada con el enlatado de pescado que se desarrolló a lo largo del siglo XX en las costas del sur de la Isla. Constituye, junto a sus anexos, una parte fundamental del Patrimonio Industrial de La Gomera.

Desde Sí se puede se entiende que es esencial preservar dicho edificio, no solo a través de la dotación de una figura de conservación legal como es el BIC, sino a través de su reutilización, siempre y cuando los nuevos usos que se determinen respeten los elementos espaciales y estructurales más significativos.

Hasta hace recientes fechas se conservaban los edificios de las tres industrias de enlatado de pescado: La Cantera, Santa Rosalía en Playa de Santiago y La Rajita en Vallehermoso. Para infortunio del patrimonio de La Gomera, dos de esas edificaciones ya han sido destruidas, una con la finalidad de construir apartamentos y la otra de un hotel. «Hoy solo nos queda como testimonio de aquella época la factoría de La Cantera» señala José Miguel Trujillo, portavoz de Sí se puede.

Desde Sí se puede se entiende que es esencial preservar dicho edificio, no solo a través de la dotación de una figura de conservación legal como es el BIC, sino a través de su reutilización, siempre y cuando los nuevos usos que se determinen respeten los elementos espaciales y estructurales más significativos.

Por parte de la formación ecosocialista se apuesta por los usos didácticos ya que permitirá entender la actividad que allí se desarrollaba, que fue esencial en la historia de la Isla.  Asimismo, su conservación se debería compatibilizar con la actividad turística al encontrarse en un lugar de gran riqueza natural y patrimonial, tanto desde el punto de vista geológico como por los vestigios arqueológicos cercanos.

Desde Sí se puede se recuerda que el patrimonio bien conservado no solo hace que los lugares sean más agradables, también refuerzan la identidad de la propia comunidad. Para Trujillo, “la conservación de nuestro patrimonio es una tarea urgente, debemos hacerlo antes de que sea demasiado tarde. Nos singulariza como sociedad y forma parte de nuestra identidad como pueblo. Para Sí se puede es un eje importante y seguiremos trabajando en esa senda, sin escatimar esfuerzos”.

La propuesta se ampara en la Ley 4/1999, de 15 de marzo, de Patrimonio Histórico de Canarias, en cuya clasificación de los BIC cabe la posibilidad de incorporar a La Cantera como sitio etnográfico. En el expediente presentado, de casi cuarenta páginas, se incluye una delimitación cuyo objetivo sería la conservación del edificio central de la factoría con sus habitáculos anexos: casas, almacenes, etc, y todas aquellas construcciones que, relacionadas con la factoría, se hallan en su perímetro más cercano (estanques de agua, canales, guros, muelles, salinas, etc).

 

APROXIMACIÓN HISTÓRICA:

El origen de la actual factoría es una antigua salazón de pescado del primer tercio del siglo XIX. Ya en 1831 se hacía referencia a la existencia de una salazón de atunes en la desembocadura del barranco de La Cantera. Viajeros del siglo XIX como el naturalista alemán Karl von Fritsch o el palmero Benigno Carballo Wangüemert hicieron referencia en sus crónicas de visitas a La Gomera de la importancia de dichas salazones.

En la década de los treinta, la factoría llega a tener en torno a doscientos trabajadores, muchos de los cuales vivían en las cuarterías construidas al efecto

A principios del siglo XX, Mario Novaro, tras terminar sus estudios como ingeniero naval, se incorpora a la dirección y en 1911 adquiere la salazón. En esos años la fábrica tiene una gran demanda de productos. A las conservas de atún, caballas y calamares, se suma la producción del que va a ser su producto estrella: el caviar gomero. Ideado por Mario Novaro se hacía en base a las huevas de las caballas, teniendo una enorme demanda en todo el archipiélago. Esa mayor producción -incluso se constata demanda desde Italia-, es lo que determina una ampliación de las edificaciones, no sólo para dar cabida a la nueva maquinaria incorporada, sino para servir como lugar de residencia del cada vez mayor número de trabajadores.

En la década de los treinta, la factoría llega a tener en torno a doscientos trabajadores, muchos de los cuales vivían en las cuarterías construidas al efecto, que aún se conservan en los aledaños de la fábrica. En 1974 la fábrica se cierra al disminuir las capturas con la llegada de los arrastreros asiáticos y por los conflictos laborales con los trabajadores a los que se les adeudaban salarios.

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