Luis Herrera Mesa

El próximo día 3 de marzo se celebra el “Día Mundial de la Vida Silvestre” con este motivo el Secretario General de la ONU se ha expresado en los siguientes términos «Exhorto a todos los ciudadanos, las empresas y los gobiernos a desempeñar el papel que les corresponde en la protección de los animales y las plantas silvestres. Las medidas que adoptemos cada uno de nosotros determinarán el destino de la fauna y flora silvestres del mundo. ¡El futuro de la vida silvestre está en nuestras manos!».

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en su Declaración de la política acerca del uso sostenible de los recursos vivos silvestres, mantiene que el aprovechamiento ético, racional y sostenible de ciertas especies de vida silvestre puede constituir una alternativa o medio complementario en lo que respecta a la utilización productiva de la tierra, ser compatible con la conservación y promoverla, siempre que dicha utilización sea conforme con las salvaguardias apropiadas. Las medidas que se adopten para la protección de la fauna y flora silvestre serán más eficaces si se definen no solo por parte de los gobiernos, sino también si son asumidas como principios por las comunidades locales, los administradores de los recursos, el sector privado y otros interesados como las asociaciones y federaciones de caza y pesca, de manera que los diferentes usos consuntivos que se hagan de las especies silvestres no deberían conducir a su declive a largo plazo, si se procura una mejor conservación mediante estrategias de gestión, educación e investigación.

Sin embargo, una de las principales cuestiones para la protección de la vida silvestre es la persecución sin paliativos de la caza furtiva, porque tiene un marcado efecto negativo sobre la biodiversidad como es la caza ilegal de animales en peligro de extinción –este año se pone especial énfasis en perseguir la caza de elefantes en África-, o en espacios protegidos; la caza en periodos prohibidos como la época de celo, apareamiento y reproducción, la caza de especies migratorias durante el trayecto de regreso hacia los lugares de cría, o la caza sin control y frecuentemente con medios ilegales como trampas, redes, lazos, cepos, venenos, cebos envenenados, tranquilizantes, explosivos, etc., procedimientos todos ellos prohibidos por la legislación.

Precisamente entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible está el apoyo a las iniciativas contra la caza y la pesca furtivas, y la lucha contra el tráfico de especies protegidas.

En relación con este Día Mundial de la Vida Silvestre deseo traer a colación una consideración del Papa Francisco: «Los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental. Pero no basta pensar en las distintas especies sólo como eventuales ‘recursos explotables’, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre…

»Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o de un ave, por su mayor visibilidad. Pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos.…Es verdad que el ser humano debe intervenir cuando un ecosistema entra en estado crítico, pero hoy el nivel de intervención humana en una realidad tan compleja como la naturaleza es tal,…que suele crearse un círculo vicioso donde la intervención del ser humano para resolver una dificultad muchas veces agrava más la situación. Por ejemplo, muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura, y su desaparición deberá ser sustituida con otra intervención tecnológica, que posiblemente traerá nuevos efectos nocivos» (nn. 32-34 Laudato si’).

 

Luis Herrera Mesa

Catedrático emérito de Biología ambiental

Universidad de Navarra.