El presupuesto de Canarias para 2016 no servirá ni para crear empleo ni para recuperar los servicios públicos. Son unas cuentas raquíticas en medio de una mejora de la situación económica. Condicionadas por los límites de déficit y deuda que tienen las Comunidades Autónomas (CCAA) y,sobre todo,por la regla de gasto que establece la ley estatal de estabilidad. Pero,también,perjudicadas por los graves errores cometidos por el anterior Gobierno canario –no consolidando gasto por su conservadora política fiscal y por el sobrecumplimiento del déficit- y reiterados en buena medida por este,así como por los presupuestos generales del Estado y la financiación autonómica.
Cuando se habla de presupuestos,los gobiernos suelen plantear que son “las únicas cuentas posibles”. En el caso de Canarias,tanto en este primer presupuesto de la actual legislatura como los cuatro de la pasada,esa afirmación no es cierta. Pese a las limitaciones que ahora abordaré,Canarias pudo tener mejores presupuestos entonces (que hubiesen influido,además,en que este de 2016 pudiera contar con más recursos) y puede tenerlo ahora si se toman algunas decisiones respecto a los ingresos fiscales. Siempre que su filosofía deje de estar inspirada en políticas fiscales conservadoras.
Como decía,tropezamos con algunas limitaciones de gran calado. Entre ellas el límite de déficit y deuda,que ni siquiera ahora se pueden utilizar al 100% porque los ingresos superan la capacidad de gasto. La regla de gasto impuesta por el Estado en el artículo 12 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera,que obliga a destinar el aumento de los ingresos que se produce por la mejora del ciclo económico a reducir la deuda que tiene el Gobierno,cuando la cuantía supere el límite de gasto del 1,8% del Producto Interior Bruto (PIB).