Son muchos los motivos que me invitarían a no votar en las elecciones de este fin de semana. No sólo por mi conocido escepticismo y desconfianza hacia los gobernantes sino fundamentalmente porque,como es ya tradicional,el contenido liberal o libertario en los diferentes programas casi es inexistente. En esta ocasión,además,se ha sumado el hastío,el hartazgo y el aburrimiento ante tanta corruptela,demagogia,populismo,sed de dinero y falta de escrúpulos morales y éticos.
Para los gobernantes las elecciones son vitales y su razón de ser es ganarlas. No existe otra prioridad para ellos,ni siquiera el bienestar de los ciudadanos. Muchos se la juegan,arriesgan su supervivencia y están dispuestos a todo. Unos perderán y otros ganarán. Tienen los nervios a flor de piel y cualquier crítica los desquicia porque todo lo ven a la luz de sus intereses personales. Durante estos días de campaña,por tanto,se ha incrementado el número de promesas,de todo tipo,por parte de las diferentes formaciones. Al igual que los buenos derrochadores y malos gestores siguen pensando como si no hubiera límite alguno de recursos,como si el gasto público pudiera ser infinito.
En nuestras pequeñas localidades las diferentes listas de candidatos a gobernar la forman personas que,en muchas ocasiones,pueden ser vecinos,compañeros,amigos o familiares. Los motivos para elegir a los mismos serán variados. Unos lo harán tras ser intimidados,otros en espera de alguna recompensa,ayuda,favor o puesto de trabajo. También los hay que lo harán por prejuicios,pasiones,costumbre o emperramiento ideológico; o incluso por la popularidad,amistad o simpatía del candidato. Y algunos,los pocos,se basarán en principios y valores así como en la razón,el sentido común y los análisis de los programas y personas,aunque tampoco es garantía de nada.
Lo que nos identifica a las personas no son las etiquetas,los eslóganes,los logotipos,las siglas o los apellidos. Son nuestras ideas y nuestros comportamientos y decisiones. Por eso es tan importante,a la hora de elegir una candidatura,repasar y recordar los inmorales,indecentes e indignantes abusos y tropelías a los que se han visto sometidos algunos ciudadanos por sus respectivos gobernantes.
Nada hay tan perjudicial e innoble para un pueblo y sus instituciones como que quienes están para ayudarnos y garantizar la protección de nuestros derechos ( vida,libertad y propiedad ) no sólo dejen de cumplir sus funciones,sino que además se vuelvan contra quienes deberían defender. Perseguir,acosar,hostigar y censurar toda manifestación de diversidad es motivo suficiente para haber abandonado sus cargos,ya sea por vergüenza torera o por dignidad democrática.
Cuando se atropellan los derechos de las personas resulta irrelevante pensar en términos de izquierdas o derechas,arriba o abajo. Prefiero pensar en autoritarismo o libertad. Sigo decidiendo ser libre y elegiré en consecuencia.
¿ Votar o no votar ?. Ante este panorama desilusionante,ante este miserable espectáculo,el cuerpo pide no votar o hacerlo en blanco. Pero,por otra parte,eso reforzaría a quienes han venido haciéndolo mal. Lo más sensato,entonces,será votar por el menos malo para que no triunfe el peor. Y en el supuesto de que triunfara no será con mi contribución.
Sebastián Hernández Vera – Agulo,a 21 de mayo de 2015.