LUCAS SÁEZ-BRAVO A.- El desafío para la selección era de esos que se antojan utópicos,pero sólo estar presente en estos cielos,sólo poder disfrutar de la cita,era ya un triunfo,el mayor de la historia del baloncesto femenino nacional. Poco pudo hacer ya España en la final ante el intratable combinado estadounidense,pero que les quiten lo bailao a estas heroínas,orgullosas y competitivas hasta el último suspiro pese a la evidente inferioridad,pese a que pronto supieron que el oro era imposible. Conquistaron en Estambul la plata más dorada y brillante que se pueda imaginar. [Narración y estadísticas (64-77)]
Antes de entrar en materia es necesario poner en contexto el reto de las chicas de Lucas Mondelo,no sólo derribar un muro,como ha venido haciendo hasta ahora en este torneo inolvidable,esta vez era un gigante el que estaba enfrente,el invencible USA Team que firmaba 85 victorias en los últimos 86 partidos y aun así ni un mensaje de conformismo en la previa,la ambición por bandera de estas «ganadoras» que,como pregona su técnico,«no les gusta perder ni al parchís».
Competir y sufrir
«Si quieren el partido,que vengan a por él»,había desafiado el entrenador,consciente de los 10 precedentes (todo derrotas desde que se vieran por primera vez en los Juegos de Barcelona),pero también del amor propio de sus jugadoras,que no se dejaron intimidar,que no acudieron como comparsa,que pospusieron la fiesta a después del bocinazo final.
Compitieron y sufrieron sin mirar el marcador y eso que desde el comienzo se vio que la misión era inviable. Si para obrar un milagro hace falta la excelencia propia y el mal día ajeno,no fue ayer en el Fenerbahçe Arena cuando se alinearon los astros. Las chicas de Geno Auriemma amanecieron en vena,con la determinación de las campeonas,con una Maya Moore suprema,un 5-18 de salida ante el que poco se podía contestar.
Desbordada en defensa y timorata en ataque,España no se encontraba a sí misma. Irreconocible,impotente,sólo logró soltarse unos instantes en la primera mitad,apenas el coraje de Laura Nicholls (ocho rebotes a esas alturas) ante torres como Britney Griner que se alzan sobre 203 centímetros,capaces de machacar el aro con soltura.
Talento físico y técnico
Un triple de Silvia Domínguez arrimó a la selección (13-20),pero a continuación se le vino otra tormenta con un parcial de 0-15 que enterró el choque prematuramente (17-39). EEUU era un ciclón,con un acierto brutal. Sancho Lyttle,cargada de faltas,hacía lo que podía -aunque acabaría con números espectaculares-,pero a la que de verdad se echaba de menos era a Alba Torrens,inédita al descanso (29-48).
No era una rendición,porque estas jugadoras han dejado demasiadas muestras de su arrojo -de hecho,volvieron de vestuarios con una presión a toda cancha-,era simplemente claudicar ante los talentos físicos y técnicos del Dream Team,un grupo de superdotadas.
Al fin en el tercer acto despertó Alba para seguir remando hasta la orilla,pese a la falta de aliento de un torneo frenético. No rozaron la machada,pero cayeron con la cabeza alta,con un conmovedor respeto por su oficio hasta el último segundo,con una actitud ejemplar,ganando el parcial de la segunda parte (35-29) y maquillando el resultado,la enésima lección de estas chicas que no son casualidad -campeonas de Europa el pasado verano- y que amenazan con seguir protagonizando el futuro (las medallas en las categorías inferiores así lo auguran).