Parada de taxis en San Sebastián de La Gomera

Tres de tres. El primer pleno del Mundial no pertenece a Brasil. Es de Colombia,la representación de la frescura y la ambición,aunque ahora ya sabe que no le sienta tan bien administrarse como dejarse llevar. Es la conclusión que debe sacar de un partido al que llegó ya clasificada y con más intención de ahorrar que de mandar,como había hecho en su irrupción en el torneo. En Cuiabá,se dejó dominar por Japón,menos hiperactivo que en otras ediciones,probablemente mermado también por el clima,para matarlo a la contra en el desenlace. De ahora en adelante,frente a otros adversarios,eso puede ser como mantener el equilibrio en el alambre. [Narración y estadísticas]
De la Colombia de Pekerman ya empiezan a conocerse sus trampas. No es un equipo de baile,por mucho que lo practiquen sus futbolistas cuando marcan,sino de contra,muy metálico. El arma está,sobre todo,en la rapidez de su despliegue,en la capacidad del equipo para poner en acción a Jackson Martínez,Quintero o Cuadrado,principalmente. James Rodríguez,uno de los mejores en los partidos anteriores,empezó en el banco. Cuando eso sucede,todo se revoluciona. Son jugadores muy poderosos en lo físico y con la técnica que siempre ha distinguido a la escuela colombiana. En una de sus pocas llegadas al área,en un arranque dominado por la posesión de los japoneses,Konno cometió un penalti sobre Ramos que el defensa podría haber evitado. Cuadrado le pegó centrado y con fuerza. Fue un lanzamiento con más ánimo que precisión,pero suficiente.
La ventaja en el marcador no era,en realidad,justa con lo que sucedía en el césped. El juego se correspondía con las necesidades de ambos,y a los asiáticos únicamente les servía la victoria. A una velocidad algo más lenta de lo habitual,dominó y se acercó al área,apoyado en un Honda cuya jerarquía resiste al paso del tiempo. Es un jugador con mucho criterio,pero menos fuerza que en el pasado. La intensidad la pusieron Okubo y Kagawa,especialmente el jugador del Manchester United,muy incisivo en los lanzamientos desde fuera del área,a los que respondió bien el arquero colombiano.
Dirigidos por el italiano Zaccheroni,los nipones tienen buenos argumentos,pero son eminentemente prácticos ante puerta. La insistencia,no obstante,les llevó a disponer de la ocasión merecida justo antes de que el colegiado Proença señalara los vestuarios en el descanso. Okazaki cazó un balón que parecía perdido,fuera de tiempo. Minutos antes,Jackson Martínez había fallado la ocasión que habría anticipado la sentencia,al recibir un pase de Quintero en el área.
Los mismos actores reprodujeron una acción similar para inclinar definitivamente el duelo,pero en una segunda mitad en la que Colombia fue,de nuevo,más agresiva. Para empezar,Pekerman puso en escena a James Rodríguez,que cerraría la ejecución japonesa. A medida que los nipones perdían energía,el espacio para los colombianos era una invitación continua,que antes de su compañero,volvió a aprovechar Jackson Martínez,para dar tiempo a su técnico de cuidar incluso el factor humano. Ofreció unos minutos a Mondragón,portero de 43 años,para que firmara el récord de edad en la historia mundialista. En 1994 ya era suplente de Higuita. En esta Colombia nadie pregunta por Falcao.