Doce meses han bastado a Jorge Bergoglio para revolucionar la Iglesia. Convertido por vocación propia en el Papa de los Pobres,Francisco afronta el segundo año de pontificado con su popularidad en lo más alto.
AUSTERIDAD.
Francisco ha renunciado desde el primer momento a los lujos tradicionales de los Papas para abrazar la austeridad. Ya la noche de su elección,cuando se asomó al balcón de San Pedro para presentarse a los fieles,lo dejó muy claro: se presentó vestido con el hábito blanco,con su habitual cruz de plata sobre el pecho y sin la muceta de terciopelo rojo. Ha renunciado al coche de lujo y se desplaza en un utilitario. Pero,sobre todo,se ha negado a vivir en el apartamento pontificio,alegando que sus 150 metros cuadrados son demasiados para él solo y que prefiere estar en contacto con la gente. Vive en la casa Santa Marta,la residencia en la que se alojan los cardenales,obispos y monseñores de paso por el Vaticano.
BENEDICTO XVI.
Francisco es el primer Papa de la historia moderna de la Iglesia que convive con otro Papa. No se trata sólo de que ambos residan en los 0,44 kilómetros cuadrados de la Ciudad del Vaticano. Ni de que a ambos les una una relación de amistad y de respeto mutuo. Además Francisco quiere que su antecesor,lejos de retirarse del mundanal ruido,»participe» activamente en la vida de la Iglesia. Así lo señalaba recientemente en una entrevista al 'Corriere della Sera'. «No es una estatua en un museo»,decía Francisco de Benedicto XVI,de quien sostiene que es una institución y que como tal debe «ver gente,salir y participar en la vida de la Iglesia».
CONTENTO.
Para Francisco los católicos deben ser personas contentas,que muestren a los demás con su comportamiento la alegría que supone llevar a Dios dentro. El Papa ha repetido en numerosas ocasiones que no quiere fieles ni curas «con cara de pepinillo en vinagre». No es casualidad que su hasta ahora única exhortación apostólica lleve por título Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio). En ese texto,donde plasma el programa de su pontificado,dice que no quiere evangelizadores «con cara de funeral»,»tristes y desalentados,impacientes o ansiosos»,sino personas «cuya vida irradie el fervor de quienes han recibido alegría de Cristo».
DIÁLOGO.
Francisco es un Papa que cree a pie juntillas en la cultura del diálogo. De hecho,insiste constantemente en la necesidad de tender puentes con los demás: ateos,agnósticos,quienes practican otras religiones,católicos que han dado la espalda a la Iglesia,los propios fieles… En su exhortación apostólica,por ejemplo,hace un llamamiento explícito a los sacerdotes para que no conviertan la religión católica en un «catálogo de pecados» y que en lugar de condenar trasmitan el mensaje de amor de Cristo. El Papa es el primero que predica con el ejemplo,evitando insistir en las cuestiones de moral sexual y mostrándose siempre tolerante con los demás. «¿Quién soy yo para juzgar a un gay?»,aseguró tras su viaje a Brasil.
ESPERANZA.
La esperanza es una palabra clave del vocabulario de Francisco,una virtud que reivindica con frecuencia. «No os dejéis robar la esperanza»,ha espetado en varias ocasiones a los jóvenes. Tan importante es para Francisco la esperanza que cuando un cristiano la olvida o la pierde su existencia deja de tener sentido. «Es como si su vida estuviera frente a un muro: nada. El Señor con la esperanza nos hace ir hacia delante»,ha señalado en algunas de las misas que a diario ofrece en la capilla de Santa Marta.
FRANCISCO DE ASÍS.
Ninguno de los 265 Papas precedentes adoptó el nombre de Francisco. Bergoglio es el primero que lo hace,reconociendo que lleva ese nombre en honor de san Francisco de Asís,un rico comerciante que renunció a los bienes materiales para compartirlos con los pobres y vivir él mismo como uno de ellos. «Quiero una Iglesia pobre y para los pobres»,ha dejado claro Francisco. Tan cañero es el Papa en lo que a los necesitados se refiere que dice cosas como esta: «La posesión privada de los bienes se justifica para cuidarlos y acrecentarlos de manera que sirvan mejor al bien común,por lo cual la solidaridad debe vivirse como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde». Para él,la Iglesia debe llegar a todos pero sobre todo «a los pobres y enfermos,a esos que suelen ser despreciados y olvidados».
G-8.
Francisco ha apostado desde el principio por una Iglesia más democrática. Con esa idea ha puesto en marcha algo nunca visto: el llamado G-8,un consejo asesor formado por ocho cardenales procedentes de los cinco continentes. Aunque el Papa se reserva la última palabra,ese consejo ya está asesorando a Francisco en la reforma de la Curia y en el gobierno universal de la Iglesia. La decisión por ejemplo del Papa de crear una comisión específica para proteger a los niños de los curas pederastas responde a la sugerencia que en ese sentido le hicieron los cardenales del G-8.
HUMOR.
Podría ser también H de Humildad,porque Francisco es de una humildad desarmante,como cuando nada más ser elegido Papa le pidió a la gente que se congregaba en la plaza de San Pedro que rezara por él. Pero tampoco se puede entender a Francisco sin su sentido del Humor,con mayúscula,sin esos chistes e ironías que hacen su mensaje asequible a todos y a meterse en el bolsillo con una sonrisa a quienes le escuchan. «Rece por mí,pero a favor ¿eh?,no en contra»,es una de sus bromas preferidas.
IGNACIO DE LOYOLA.
No podía faltar en este diccionario el nombre del fundador de la Compañía de Jesús,sobre todo cuando estamos ante el primer Papa jesuita de la historia de la Iglesia. Sin embargo Bergoglio,que a los 36 años se convirtió en provincial de los jesuitas en Argentina,siempre ha sido muy cuestionado entre algunos de los propios jesuitas,que le acusaban de rígido,conservador,enemigo de la Teología de la Liberación e incluso de haber colaborado con la dictadura argentina y haber entregado a los militares a dos sacerdotes jesuitas. Los propios sacerdotes negaron las acusaciones.
JÓVENES.
El Papa hace referencia en muchos de sus discursos a los jóvenes y a las terribles penalidades que sufren por la falta de un empleo. «Es necesaria la solidaridad en el mercado,hay que darle un trabajo a los jóvenes»,ha dicho. «Los jóvenes desempleados son uno de los males del mundo».
KERIGMA.
Es una palabra griega que significa «anuncio» y con la que se suele hacer referencia a las primeras predicas de los primeros apóstoles. Es una palabra importante en el léxico de Francisco,que quiere que la iglesia vuelva a su mensaje puro y más esencia. «A la frescura original del Evangelio»,en sus propias palabras. Y eso,para Francisco,pasa indefectiblemente por volver a ser una Iglesia misionera.
LIMPIEZA.
Limpieza moral y limpieza financiera. Casi no hay día que el Papa no se descuelgue con duras críticas contra la mundanidad de algunos sacerdotes,la ambición o el culto al dinero. Pero también está poniendo orden en las finanzas de la Santa Sede. Francisco ha creado una comisión especial de cinco miembros para conocer exactamente la situación del IOR (el Banco Vaticano),ha puesto en marcha una segunda comisión para aumentar los controles sobre las contratas que se llevan a cabo en el Vaticano y evitar los casos de corrupción,ha renovado completamente la comisión de control del IOR,el Banco Vaticano,ha puesto en marcha auditorias y ha creado un súper ministerio de Economía vaticano para que supervise todas las finanzas de la Santa Sede.
MISERICORDIA.
«Un poco de misericordia cambia el mundo,lo hace menos frío y más justo»,sentenció Francisco en su primer Angelus tras ser elegido Pontífice. Desde entonces no ha dejado de reivindicar la misericordia de Dios,su capacidad ilimitada de perdonar. «Jesús nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón».
NORMALIDAD.
Francisco es un Papa de normalidad aplastante. Que descuelga el teléfono para llamar a sus amigos. Que al día siguiente de su elección como Pontífice acude en persona a la residencia en la que se alojaba para pagar la cuenta. Que cuando le caduca su pasaporte argentino lo renueva. «Una persona normal»,se definía a sí mismo ante el 'Corriere della Sera'. «Un hombre que ríe,llora,duerme tranquilo y que como todos tiene amigos»,añadía,rechazando de plano cualquier idealización. «Pintar al Papa como una suerte de Superman,de estrella,me parece ofensivo».
Ñ.
Es la letra más intrínsecamente española,y nos recuerda que este es un Papa que habla español. Y más concretamente porteño,el lenguaje popular de Buenos Aires.
OPOSICIÓN.
Francisco ha desatado una oleada de ilusión,pero también tiene enemigos. Sobre todo en los ambientes católicos ultraconservadores,que le responsabilizan de estar desacralizando la figura del Pontífice y tampoco le perdonan que hable ontra del capitalismo,acusándole de ser un marxista.
PERIFERIA.
Francisco habla constantemente de salir a las periferias,de no instalarnos en la comodidad de nuestro pequeño mundo e ir al encuentro de los otros,de los más necesitados. Y,como siempre,predica con el ejemplo: la pasada Semana Santa en lugar de lavarle los pies a 12 sacerdotes se los lavó a 12 jóvenes ingresados en un centro de menores,y su primer viaje como Papa lo realizó a la isla de Lampedusa,en cuyas aguas 25.000 inmigrantes han perdido la vida en los últimos 20 años tratando de llegar a Europa. También los primeros cardenales que ha nombrado proceden muchos zonas consideradas periféricas.
QUINTA VOTACIÓN.
Todo indica que Jorge María Bergoglio se podría haber convertido en Papa en la quinta votación del Cónclave. Pero según revela Elisabetta Piqué en su magnífica biografía 'Francisco: Vida y Revolución' (La Esfera de los Libros) ocurrió lo inesperado: antes de dar lectura a los votos,el cardenal escrutador se percató de que había una papeleta de más. Un purpurado,por error,puso dos papeletas en la urna: una con el nombre de su elegido y otra en blanco que se pegó a la primera. La votación fue anulada,las papeletas quemadas sin ser vistas y se procedió a una sexta votación,en la que Bergoglio fue elegido.
SANTA MARTA.
Es la residencia donde Francisco ha decidido vivir. Allí dispone de una habitación normal y un pequeño saloncito donde recibe a las visitas. Almuerza,desayuna y cena en el comedor de la residencia,junto al resto de personas que se alojan allí.
TERNURA.
Es el Papa de la ternura. «No tengáis miedo de la ternura»,reivindica constantemente desde el inicio de su pontificado.
UNIR.
Francisco es un Papa que se esfuerza en encontrar puntos de conexión,no la división,llamando a una cultura del encuentro.
VEJEZ.
Los ancianos constituyen otro de los colectivos a los que Francisco dedica más atención. El Papa ha denunciado en repetidas ocasiones la cultura del descarte que lleva a la sociedad actual a arrinconar a los mayores. «Vivimos una época en la que los ancianos no cuentan. Es feo decirlo pero se les descarta porque molestan»,se lamenta,reivindicando el papel de los mayores. «Son como el buen vino que envejece,llevan dentro la fuerza para darnos una noble herencia».
WALTER KASPER.
Este alemán de 81 años,considerado progresista,es uno de los cardenales de referencia de Francisco. La prueba es que le citó en su primer Angelus y le encargó el discurso inaugural del consistorio que recientemente reunió en el Vaticano a todos los cardenales del mundo,a quienes Kasper propuso que los divorciados casados en segundas nupcias puedan volver a ser admitidos en los sacramentos si guardan un periodo de penitencia.
XUEREB.
Alfred Xuereb,un maltés de 54 años,es el secretario personal de Francisco,que ha heredado de Bendicto XVI. Muestra de la confianza que el Papa tiene en él es que le ha nombrado miembro de la comisión del Banco Vaticano y de la que supervisa las actividades económicas de la Santa Sede para que vigile y lo tenga informado.
¿Y AHORA QUÉ?
Hay enormes expectativas respecto a lo que pueda hacer Francisco. Hay quien ha salido diciendo que podría nombrar a una mujer cardenal o apoyar a las parejas gays. Algo absurdo. Francisco está siendo un Papa revolucionario,pero la Iglesia (y sobre todo la doctrina dela Iglesia) es la que es.
ZAPATOS.
Esos zapatos negros viejos y gastados de Francisco se han convertido en uno de los símbolos visuales más potentes de su pontificado. Una ruptura respecto al calzado rojo de finísima piel tradicional de los Papas.