200 millones de euros y de agujeros tapados. Ese es el dinero que dejó el segundo premio de la Lotería de Navidad en Tenerife y una gran parte fue a parar a vecinos de Granadilla. Casi un mes después,algunos afortunados ya han invertido parte de su dinero o se siguen planteando qué hacer con él. Aunque todos no han tenido la misma suerte que Jorge Gorrín,que se alzó con tres números de la Lotería y también ganó el segundo premio del sorteo del Niño,a muchos les ha caído un pellizquito que,en la mayoría de los casos,ha venido como caído del cielo.
Quizás sea cosa de familia o pura casualidad,pero la hermana de Gorrín,Olga,también fue una de las agraciadas el pasado 22 de diciembre,aunque en su caso tan solo consiguió 50.000 euros,ya que compartía el billete con un familiar.
Otros,sin embargo,compraron el número por miedo a que les tocara a todos los compañeros menos a ellos. Así,Yazmina Suárez,empleada de la gasolinera de Hoyos Blancos,ha visto como las cifras de su cuenta bancaria aumentaban de un día para otro. En ambos casos,el dinero ha llegado justo en el momento que más lo necesitaban y,sobre todo,sin imaginarlo.
Olga Gorrín,agricultora
Olga Gorrín vio sus problemas económicos aliviados el pasado 22 de diciembre al comprobar que era poseedora del número 79.712 de la Lotería de Navidad. Aunque su suerte no alcanza a la de su hermano Jorge Gorrín,de quien reconoce que «es el afortunado de la familia». Para su hermano,el sorteo del Niño del pasado día 6 de enero fue el tercer gran premio que consigue en apenas siete años.
En su caso,esta es la primera vez que gana un premio pero,aunque no le ha valido para cambiarle por completo la vida,reconoce en su finca de Granadilla que «ahora vengo a trabajar con otro humor».
Justo el día antes del sorteo,esta agricultora nacida en La Gomera tuvo que informar a su hija Ylenia,que estudia Matemáticas en Granada,que las cosas no estaban yendo bien y que no sabía si podrían continuar pagándole los estudios. «Yo tenía claro que mi madre y mi suegra no dejarían que se viniese pero no queríamos decirle nada»,afirma Gorrín.
Pero a la mañana siguiente todo cambió. Olga Gorrín,que tiene un puesto de frutas y verduras en el Mercado del Agricultor de San Isidro,se encontraba ese día en el trabajo cuando recibió la llamada de su marido,Eleuterio Martín. «Me llamó chillando y diciendo: ¡Niña,niña,ha tocado en la Repsol! pero yo no lo entendía nada por más que me lo repetía»,cuenta.
Por suerte,ese día les había tocado colocarse en el Mercado cerca del bar y la mujer oyó decir que había tocado un premio en Granadilla. «Como mi marido seguía al otro lado del teléfono le dije que me escuchase y que solo respondiese sí o no. ¿Nos ha tocado la Lotería? Y me dijo que sí». En ese momento,lo único que fue capaz de hacer Gorrín fue llorar. «La gente me conoce como una loca,siempre de aquí para allá,y nunca me habían visto llorar»,reconoce. Además,»yo siempre había dicho que si algún día me tocaba la Lotería no se lo diría a nadie pero desde que me preguntaron qué me pasaba enseguida se lo dije a todos»,bromea.
La vida de la familia de Olga Gorrín no ha sido nada fácil. Al morir su padre,su madre se trajo a ella y a sus tres hermanos desde La Gomera en busca de un futuro mejor,pero se tuvo que volver dos años a su tierra natal con unos familiares hasta que su madre consiguió una casa en el Barrio de la Salud,en Santa Cruz de Tenerife. Con apenas 14 años,tuvo que comenzar a trabajar en lo que salía,desde una perfumería,hasta una dulcería o limpiando pescado en la Dársena. «En mis años mozos comencé a venir al Sur en mi Seat 600 y todos me conocían como la rubia del 600»,afirma.
Ya casados,Olga y Eleuterio montaron una floristería en San Isidro,aunque Gorrín reconoce que «el deseo de mi marido siempre fue ser agricultor,por lo que terminamos comprando el invernadero y,años después,poniendo nuestro puesto en el mercado».
Sin embargo,la vida de esta pareja no hubiera sido igual sin la ayuda de su hermano Jorge,ya que,según reconoce la mujer,»él fue quien nos terminó de pagar la hipoteca del invernadero y siempre que necesitamos algo,ahí está». Por este motivo,la agricultora tampoco quiso avisar a su hermano de los problemas con el pago de la matrícula de la universidad de su hija. «No le dije nada porque ya nos ha ayudado bastante y esto queríamos hacerlo por nosotros mismos»,matiza. En cambio,el otro hijo de Olga Gorrín,Zurisaday,se tuvo que sacrificar hace años y abandonar sus estudios,tras serle denegada la beca,para empezar a trabajar. «El siempre que podía le mandaba dinero a la hermana para que pagara el piso en Granada».
Si de algo está satisfecha Gorrín es de que «somos una familia muy unida». Incluso,»mi madre me dijo después de que saliera el premio que por qué no le pedí el dinero y hubiera comprado el número entero,pero yo no podría pedir dinero para esto. Solo lo haría para comer»,justifica.
A pesar de que en esta ocasión la fortuna también tocó en su puerta,Olga insiste en que su hermano,El Rey,uno de los nombres con los que lo conocen sus amigos,es quien tiene toda la suerte. «Yo creo que lo acabarán llamando para que haga el anuncio del calvo de la Lotería el próximo año»,bromea. Aunque también insiste en que siempre ha sido un loco «pero muy buena gente». «Yo fui quien le dijo que cogiera una parte de la finca y se hiciera una casa para tener algo propio el día de mañana»,asegura. Precisamente frente a la vivienda que Jorge Gorrín está construyendo,tienen una pequeña parcela donde habitan sus tres cerdos. «Pochochín fue el primero que trajo Jorge y mientras fue pequeño lo montaba en su furgoneta y se lo llevaba de paseo. Lo acompañaba hasta a las romerías y si alguien le iba a hacer algo,lo mordía».
Lo primero que ha hecho la pareja tras cobrar el billete ha sido pagar los estudios de su hija y saldar sus deudas de la finca,como el agua o las plantas. Aunque reconoce que también se darán algún capricho. «Queremos ir a ver a nuestra hija a Granada»,asegura. Pero de resto,»la vida sigue igual para nosotros,seguimos trabajando en nuestro invernadero y vendiendo los productos en el Mercado»,concluye.
Yazmina Suárez,empleada de gasolinera
«Es un día que no voy a olvidar en la vida y que no se puede explicar con palabras»,dice Yazmina Suárez sobre el momento en el que se dio cuenta de que se había sacado la Lotería de Navidad.
«Ese día estaba en la gasolinera hablando con mis compañeras cuando oí que había salido el número dos. Al momento,el jefe salió corriendo y diciendo que nos había tocado»,recuerda. Esta joven de Los Realejos insiste en que «ver la cara de felicidad que el jefe tenía fue increíble,sobre todo,porque se alegraba por nosotros».
En su caso,Suárez tenía un número completo y otro compartido con una peña de la gasolinera,del que consiguió unos 9.000 euros. Pero este dinero llegó con una sorpresa añadida,ya que hace unos días,José Miguel González,dueño de las gasolineras Repsol,les entregó otros 4.000 euros. «Yo llevo poco más de un año en la empresa y no sabía que el jefe compraba siempre un billete para los empleados y hace unos días nos entregó el dinero»,afirma. «Jefes como este no he tenido nunca y mira que he tenido trabajos…»,bromea.
Yazmina Suárez estudió un ciclo de Capataz Forestal y con 18 años comenzó a trabajar en lo que salía. «He hecho de todo: en los tomates,en plataneras,en la limpieza,como dependienta…». Hace poco más de un año encontró el trabajo en la gasolinera y se mudó al Sur de la Isla. «Los seis primeros meses lo pasé fatal porque me había separado de toda mi familia»,cuenta. Además,la joven afirma que «el premio me llegó justo en el momento en que más falta me hacía,porque con las fechas navideñas tenía muchos gastos».
A pesar de la fiesta que se organizó en la gasolinera desde que cayó el premio,los empleados continuaron con su turno. «Ese día tuvimos hasta más trabajo del habitual de toda la gente que llegaba».
Suárez compró el número,al igual que mucha gente,por una duda común: ¿Y si toca?. Pero además,también fue una de las encargadas de entregar la fortuna a muchos clientes. «Mi compañera y yo apostábamos por números diferentes. Mi preferido era el dos y el de ella el ocho,y siempre bromeábamos con los clientes para que compraran el que nos gustaba»,reconoce.
Pero la táctica que utilizaba Yazmina Suárez al final se convirtió en su propio destino. «Siempre le decía a la gente: compren el número que cuando me vean por la tele festejando se van a arrepentir…»,dice. Y,al final,muchos se arrepintieron. «Hay gente que viene a la gasolinera y me dice que se acuerdan de mi cara y de lo que les dije»,recalca. Aunque como también hubo quien le hizo caso y adquirió el número acertado,asegura que «hemos recibido muchos agradecimientos».
Lo primero que hizo esta joven con su dinero es «comprar los regalos de Reyes sin miedo a gastar». Aunque pensando en su futuro,»me he hecho un plan de ahorro»,aclara. Entre sus intenciones se encuentra remodelar una casa que tiene en el Norte y si continúa trabajando en el Sur (tiene contrato hasta abril en la gasolinera),al menos «estoy más relajada para poder mirar un piso aquí»,concluye.
Un total de 200 millones de euros que llegaron a ciudadanos de toda la Isla y han ayudado a muchas familias a liquidar deudas y salir de sus apuros. Así,a partir de ahora,tanto Olga Gorrín como Yazmina Suárez vivirán sus vidas con menos preocupaciones.