Y el presidente de la Comunidad de Madrid,Ignacio González,se quedó sin el abrazo de Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno evitó referirse a la cuestión del ático del barón madrileño después de que el martes se imputase a su mujer,Lourdes Cavero,por un posible delito fiscal y otro de blanqueo en la compra del ático de 496 m² que la pareja posee en la urbanización marbellí de Guadalmina.
Eso sí,permaneció,en todo momento junto a él en la mesa presidencial de la cena de Navidad que los populares de Madrid celebraban en Collado Villalba. Pero se quedó sólo. Rajoy no hizo ni un guiño a la situación que vive el presidente de la Comunidad de Madrid,pero es que tampoco lo hicieron ni la presidenta del PP de Madrid,Esperanza Aguirre,ni Ana Botella y ni tan siquiera el alcalde de Collado Villaba.
Le tocó a él,a Ignacio González,tirar de víscera y en un discurso leído y menos ágil de lo que acostumbra quien salió al quite. El presidente regional habló de lo que,a su entender,son insidias,para torcer el brazo a la buena situación que vive Madrid. «Se ha dictado un auto después de un año sin haber acreditado hecho alguno. Acuerda la imputación de mi mujer; que ante la inconsistencia y la falta de justificación de hechos y delitos va a ser recurrida de oficio por la Fiscalía Anticorrupción». González se emocionó mientras leía estas palabras.
Insistió,como ya hiciera por la mañana que él «sí» ha acreditado fehacientemente sus pagos,escrituras,crédito hipotecario,el banco que me financiaba. «Frente a eso nada. No nos van a doblegar. A mí no me van a doblegar»,ha asegurado.
Y es que,el líder territorial del PP se abrazó a la argumentación de la existencia de una trama organizada para derribarlo. «No es casual que se use ahora,a un año de elecciones. No es la primera vez. Quienes lo hacen lo hacen por que no tienen discurso»,sentenció. A su entender,quienes lo hacen lo llevan a cabo por que «no son capaces de ganar limpiamente en una confrontación democrática». Eso sí,no señaló a nadie. No dio nombres ni hizo acusaciones formales,más allá de las vagas y difusas.
Finalmente,exigió agilidad a la Justicia para que resuelva el asunto cuanto antes.
Por su parte,el presidente del Gobierno tiró de tono mitinero y,como si el asunto no fuese con él. Simplemente lo obvió. Centró su alocución en la mejora de la economía y en la firmeza que piensa tener frente al desafío secesionista de Cataluña.
Aguirre,ensalzó a los dirigentes populares regionales y Botella brindo vehementemente a Rajoy su apoyo para mantener la unidad de España.