Ya no es que nadie esperase a Miguel Ricart una vez en la calle,es que nadie parece quererle a su lado. La psicosis que se ha apoderado de la opinión pública le está aislando de tal modo que no ha dejado de deambular desde el instante mismo en que salió de Herrera de la Mancha,hace ya diez días,según informa el periodico La Provincia.
Los últimos pasos del exconvicto lo sitúan en la capital gerundense,donde pernoctó al menos la noche del sábado. Lo hizo en el hostal Equity Point de la plaza de Cataluña,en el centro de Girona. Llegó el sábado por la tarde,pidió una habitación y durmió. Y eso fue todo,porque a la mañana siguiente el propietario del establecimiento le pidió que lo abandonara,cuando descubrió que la persona a la que había alquilado la habitación era el único condenado por el triple crimen de Alcàsser,informa Diari de Girona.
A partir de ese momento,se le ha vuelto a perder la pista,aunque distintos rumores lo situaban el domingo en un comedor social de Girona,información que los responsables del centro de acogida no quisieron ni confirmar,ni desmentir,alegando que muchos transeúntes acuden a comer a sus instalaciones sin necesidad de identificarse previamente.
«¿No me dais habitación porque soy Miguel Ricart?»
El viernes había corrido la misma suerte en Barcelona. El expresidiario fue a pedir una habitación en un hotel próximo al Parque de la Ciudadela,pero el recepcionista se la denegó,según publicó ayer el diario La Razón «¿No me dais habitación porque soy Miguel Ricart?»,preguntó,al parecer,el exconvicto,a quien se le están cerrando todas las puertas,incluidas las de las asociaciones religiosas,tanto en Córdoba,adonde pretendía llevarlo el excapellán de la cárcel de Herrera de la Mancha,el único que se ha prestado a ayudarle,como en Cataluña.
Sin puertas a las que llamar y con cada vez menos recursos económicos el viernes por la noche acabó durmiendo junto a las vías del tren,en el Maresme,algunas fuentes aventuran que quizás pruebe suerte en Francia,país a cuyas puertas se encuentra ya y donde,en principio,no sufriría el acoso de los medios de comunicación que lo está acorralando en España,aunque tampoco podría tramitar el subsidio de excarcelación. De hecho,necesita asentarse para disponer de un domicilio y una cuenta corriente donde recibir esos 420 euros mensuales.
Tampoco estaría sometido en el país vecino,al menos en principio,a la férrea vigilancia policial que se le ha impuesto desde el momento mismo en que cruzó la barrera de la cárcel manchega,a las 17.42 horas del pasado 29 de noviembre,tras 20 años,diez meses y dos días entre rejas.