El presidente Curbelo manifestaba en uno de sus habituales artículos de opinión que “son muchos los estudios sociológicos en que las instituciones son suspendidas por la ciudadanía y en donde la política y los partidos aparecen a la cola en la valoración ciudadana”.
No deja de tener razón aunque utilice una forma “ligth” o “políticamente correcta” para valorar y enjuiciar esta penosa realidad,porque el problema de fondo no son las instituciones,la política o los partidos en sí,que como tales son entes abstractos. La atención tendremos que fijarla en las personas que están en esas instituciones y en esos partidos y las que realizan o ejecutan la política. Me refiero a los políticos.
Lo que realmente expresan y revelan los sucesivos estudios de opinión que se han venido dando a conocer en los últimos años es un marcado,intenso y progresivo rechazo de los ciudadanos a los políticos,a quienes repudian y consideran indeseables. Posiblemente seamos el país europeo donde más se rechaza e incluso se odia a su clase política,reflejo de la crisis profunda del sistema político español donde sus dirigentes son considerados los más fracasados,los menos democráticos,los más corruptos y los peor preparados.
Los motivos de tamaño desprestigio y descrédito residen en que esta casta privilegiada de políticos son los principales responsables directos de la inmensa y casi impagable deuda de este país,del despilfarro de recursos públicos,del paro,de la pobreza y de la destrucción de riqueza. Igualmente ha sido esta clase de arrogantes,ineptos,mediocres,incompetentes,arbitrarios y corruptos políticos quienes han saqueado las cajas de ahorro,han mentido repetidamente,han incumplido sus promesas,han abusado del poder,se han enriquecido sin que puedan justificar sus patrimonios,han favorecido a grupos afines o a intereses económicos particulares y han enchufado a familiares,amigos y cientos o miles de inútiles parásitos con carnet de partido.
Este es el verdadero drama en el que se reflejan nuestros gobernantes y este es el déficit ético y democrático de los mismos. Aquí nadie dimite,ni devuelven lo que roban y rara vez pagan con la cárcel sus delitos; todo lo contrario,se atrincheran y se blindan en sus privilegios.
El presidente Curbelo reconoce que “ante el descontento general es necesario ofrecer alternativas” y las suyas pasan por más de lo mismo,reformar el Estatuto de Autonomía de Canarias con la finalidad de que los gobernantes,es decir,los políticos,dispongan de más autonomía y más competencias. Más regulaciones,más clientelismo,más controles,más dirigismo,más politización,más estatismo y,en definitiva,más poder sobre los esquilmados y maltratados ciudadanos y más oportunidad de corrupción. Como decía Tancredi a su tío Fabricio,en la novela El gatopardo: “Si queremos que todo siga como está,necesitamos que todo cambie”. Nuestros iluminados y obtusos gobernantes siguen pensando que sólo cambiando las leyes se modifica la realidad.
Es necesario corregir el rumbo. Es obligatorio un recambio total de nuestros fracasados dirigentes políticos. Es preciso que haga acto de presencia la decencia,la alta solvencia moral,la preparación intelectual,los valores y,si me apuran mucho,un certificado de salud mental dado el comportamiento de algún gobernante. Es imperiosa la voluntad de cambiar,de innovar,de progresar,de encontrar nuevas y mejores formas de hacer política porque hay mucha ciudadanía cansada,harta y hastiada de injusticias,corrupciones y de padecer,al frente de la vida pública,a incompetentes y rufianes que no sólo han vivido y mamado durante toda su vida de lo público sino que han perdido el sentido del bien y del mal.
Agulo,a 20 de octubre de 2013. Sebastián Hernández Vera.