Uno de los inventores de la Institución Libre de Enseñanza,Gumersindo de Azcárate,dijo en la segunda mitad del siglo diecinueve “dame una tiza y una silla,y crearé auténticos ciudadanos”. Fue el primer intento pedagógico que pretendía renovar la educación en España. Defensores de aquella novedosa concepción fueron Galdós,Machado,Giner de Los Ríos,Ortega y Gasset,Gregorio Marañón… Y fueron estos los padres de la célebre Residencia de Estudiantes donde Lorca,Dalí,Severo Ochoa o Buñuel recibieron clases de Einstein,Valery,Valle-Inclán,Marie Curie o Ramón y Cajal. Todos ellos se ganaron un hueco en la historia. Esa historia que,con tanta pasión,Rosa Pérez ha ido enseñando a centenares de gomeros.
En pleno debate sobre el modelo educativo,-una disputa en la que,por cierto,sólo intervienen los partidos políticos mayoritarios y se desprecia la opinión de la comunidad educativa-,hoy prima más la burocracia que los argumentos.,el papeleo que la razón y la coherencia. Y mientras esa eterna porfía continúa,la Dirección General de Personal jubila forzosamente a una profesora por un error administrativo. Así pues,se constata que por encima de las personas,la Consejería de Educación actúa como apisonadora de sentimientos y deseos. No es de extrañar que ex alumnos de Rosa Pérez Correa –media sociedad gomera- estén reuniendo firmas para que el Gobierno reconsidere semejante postura. Si la maquinaria gubernativa tuviera corazón,aceptaría de buen grado esta petición estudiantil que surge espontáneamente.
Principal defensora del alumno,Rosa Pérez se supo adaptar a los tiempos,modificando el tono y el lenguaje para que la historia cobrara vida. Le entregó “a los pibes” los aparejos de pesca y los puso a navegar en el río de la historia. Nunca les permitió que se hundieran y abandonaran el barco sólo por encallarlo porque eso era de cobardes: para navegar tan sólo hace falta soltar amarras. Se enfrentó a problemas delicados en las aulas y creó personas con vocación ante la vida sin darles nada masticado. Sabedora de la ciencia histórica,tuvo que pensar que sólo personas amantes de lo que hacen,sacarían este país de cualquier depresión. Siempre en forma de “u”,sus clases eran cátedras sobre lo que se encontraría uno al salir del instituto. Por eso,no sorprende que alumnos y ex alumnos hagan que las redes sociales ardan para denunciar tal arbitrariedad.
Como compañera,Rosa fue referente para muchos,disidente con otros,aunque crítica con la labor de la mayoría. Sólo así,con autocrítica,es posible crecer. La pedagogía no es una ciencia que permita el estancamiento. Hay que adaptarse,ilusionar,argumentar: enseñar. Por eso,exigía tanto a los diversos equipos de profesores: esa era su concepción de la educación. “Los docentes somos el pilar del sistema,no los políticos o las leyes; si nosotros nos acomodamos,esto no va” afirmó en su momento la educadora. Los que hemos tenido el honor de ser profesores siendo,a su vez,antiguos alumnos suyos,nunca tendremos suficientes palabras de gratitud por sus orientaciones –a veces acertadas y otras no tanto- al recordarnos porqué un día también cogimos la tiza.
Hasta cierto punto,jubilar a Rosa es jubilar al pensamiento,a la reflexión,a la palabra. Ejercitar el pensamiento no está de moda y ese es su principal axioma en la clase y fuera del aula: lanzar puentes,relacionar ideas,partir de lo conocido para llegar a una meditación desconocida,soldar conceptos,escribir con coherencia,crear unidad en el grupo clase y siempre sonreír son los legados que nos va a dar por herencia Rosa Pérez Correa,tanto a estudiantes como a educadores.
Pero pase lo que pase,mañana volverá al aula y hará realidad la frase decimonónica de Azcárate mientras,miles de personajes desfilan por esas cuatro paredes porque,mañana todos los que pasemos por su mente seremos parte de su historia,de su vida.
Erasmo Chinea Correa
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