FEDERICO ECHANOVE.- La escena tuvo lugar en otoño de 2008 en la madrileña calle Ferraz. En el Comité Federal del PSOE en el que,entre otros muchos asuntos tratados,se ratificó la propuesta de la la dirección del partido para que Juan Fernando López Aguilar fuese el cabeza de lista para las elecciones europeas de la primavera siguiente.
«En Europa les llamará la atención una persona como él»,proclamó escuetamente José Luis Rodríguez Zapatero con cierto tono burlón en su breve alusión a una candidatura que ya se había anunciado en los medios de comunicación desde varias semanas antes. No hubo ningún otro tipo de glosa de la labor del ministro canario ni de los excelentes resultados que había cosechado en las Islas al ganar el PSOE las elecciones,aunque no pudiera gobernar por la conjunción de conservadores y nacionalistas.
«Me va a volver loco»,cuentan algunas malas lenguas que le dijo el leonés a un dirigente de Coalición Canaria cuando en los días de su segunda investidura estaba conformando su nuevo Ejecutivo. Y es que quien sigue siendo conocido por el acrónimo de JFLA en aquellos días no tenía ningún recato en autoproclamarse sin apenas veladuras candidato a la sucesión del ministro Miguel Angel Moratinos en Exteriores o de José Antonio Alonso en Defensa. Eran los días en que,recién vuelto de su aventura de unos meses en Teobaldo Power,no tenía tampoco ningún empacho en proclamarse “heredero de la secuencia” de Benito Pérez Galdós,y de la falsa leyenda negra sobre la sacudida del polvo macaronésico de sus zapatos que el escritor grancanario habría efectuado al avistar la bahía de Cádiz en la cubierta del buque que le trajo por última vez de las Islas.
Se sabe de modo totalmente documentado que nada de eso hizo nunca el bueno de Don Benito al llegar a Cádiz antes de pisar por segunda vez la Península,pues lo que le movió a seguir viviendo en Madrid y apenas volver a Canarias no fue otra cosa que la dificultad de las comunicaciones y los transportes de aquel entonces y algo tan simple y comprensible como que cuando en 1868 desembarcó con su familia en Barcelona,en un primer viaje,y oyó las primeras noticias del destronamiento de Isabel II,comprendió que aquello tendría más interés que vegetar en el Real de Las Palmas,aunque hubiera que poner la excusa de que se iba a Madrid a estudiar Derecho. Luego,en un Madrid bohemio que no era el de ahora,llegaría su carrera de escritor y todo lo demás,hasta que andando el tiempo,y bien entrado el siglo XX,ya anciano y ciego en Chamberí,en su casa de la calle Hilarión Eslava,cantaría y contaría a quien viniera a verle cantares y decires canarios de su niñez..
Y López Aguilar bien que sabía la falsedad de la leyenda negra y las verdaderas razones del autor de los ‘Episodios’ y de ‘Fortunata y Jacinta’. Quizá no eran muy ajenas a las suyas. Y le eran suficientes para aplicarse,como a Galdós,la máxima evangélica según la cual “nadie es profeta en su tierra”y entraba al trapo,cual toro de carril,si algún malvado periodista le ponía la muleta y la grabadora,aprovechando su presencia en algún acto galdosiano en Madrid. Y te decía que sí,que él era una especie de nuevo Galdós y que se identificaba con el escritor por haber sido,como él,“un tipo que nació en Canarias pero que decidió vivir planetaria y universalmente,que decidió volar libremente y lo consiguió”.
“Es lo de siempre ”,agregaba no sin algo de razón,“a qué canario que ha sobresalido no le han criticado los pequeños ruines y mequetrefes que hay allí con el argumento de ser un mal canario”.
Sin silla en el nuevo Gobierno
Pero -y dejemos a Don Benito- Juan Fernando ni siquiera volvería al ministerio de Justicia en el que llevaba desde 2004 convirtiéndose en estandarte progresista de Zapatero,al legislar sobre el divorcio express y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y tampoco hubo encaje para él en otros departamentos. Quien fue a Canarias perdió su silla,le pudo decir alguien.
Y hubo quien aseguró que fueron las cuotas de género lo que lo dejó fuera,pero también hay quien cree que sectores del núcleo duro del presidente habían respirado bastante aliviados cuando marchó a las Islas y no tenían muchas ganas de compartir de nuevo el Consejo de Ministros con él. Y eso por no hablar de no pocos funcionarios del carrera del ministerio que tampoco tenían muchas ganas de volver a estar a sus órdenes por la marcha que les metía desde la mañana a la noche.
‘¿Qué de dónde ha salido este canario que nos han metido? Yo no lo sé…’ se comenta que dijo a sus íntimos en esos ambientes la vicepresidenta Fernández de la Vega durante los años de ministro de nuestro hombre. Y aunque las relaciones entre ambos mejorarían después,las constantes denuncias de Juan Fernando en aquellos años del ‘régimen’ de CC y el PP entorpecerían en más de una ocasión las buenas relaciones que desde Moncloa se querían tener con el Gobierno de Adán Martín por temas como la inmigración irregular,que alcanzó su punto álgido en la ‘crisis de los cayucos’ del año 2006. Y es que De la Vega siempre valoró mucho la relación con CC y con el Gobierno regional y siempre tuvo buenas relaciones no sólo con Martín sino con Ani Oramas,desde que ésta última aterrizase en las Cortes en 2007. Y la conveniencia de mantenerlas debió pesar en la formación del Gobierno de Zapatero aunque ello supusiera el sacrificio de Juan Fernando.
Y sea como fuere,a Juan Fernando le costó mucho digerir lo que entendía una injusta marginación por quien había considerado por mucho tiempo su íntimo,desde que allá por el año 2.000,en aquel apasionante congreso extraordinario de julio del PSOE,tras la renuncia de Joaquín Almunia,un grupo de jóvenes del partido se impuso a la candidatura oficialista,encabezada por Pepe Bono,por sólo 9 votos.
‘Juanfer’ sería nombrado entonces secretario de Libertades Públicas y Desarrollo Autonómico de la nueva ejecutiva del PSOE y como portavoz de Justicia en el Congreso se convertiría en auténtico ‘alterego’ en la sombra de los ministros ‘peperos’ Acebes y Michavila,saltando a las primeras páginas de la política nacional tanto por sus críticas en cuestiones como la política inmigratoria como por el consenso que existió en aquella legislatura en otros temas como el Pacto Antiterrorista. Y es que desde el primer momento ‘Juanfer llamó la atención’ en la Carrera de San Jerónimo por su vitalismo,su preparación,su no callarse y su forma algo alambicada de hablar.
Trueno contra la corrupción del régimen
Y si incluso con los suyos y en lo relativo a su labor en España como ministro,el llamado por algunos ‘Capitán Trueno’ levantó ampollas y hasta molestó,¡¡cómo no iba a hacerlo en Canarias !! Tras lustros de corrupción descarada y consentida,y casi institucionalizada,su irrupción en la política isleña y su ininterrumpida denuncia del ‘régimen’ en las distintas variantes que fue adoptando –‘romanicoáticosoriano’ hasta 2003,o bajo la forma del ‘tridente Adán-Soria-Mauricio’ hasta 2007- constituyó desde el primer momento un soplo de aire fresco y de esperanza en la política canaria para las mayorías deseosas de un cambio,si bien también desde el primer momento,e incluso antes de su propia elección como diputado en el año 2.000,levantaría ronchas y se le pondría la proa,no sólo en el PSOE o el PP sino en sectores de su propio partido.
Y es que tras aquel primera legislatura autonómica del llamado ‘Pacto de Progreso’ entre el PSC de Saavedra,Asamblea Majorera,el PCC y el ‘upecerismo residual’ del Partido de la Revolución Canaria (PRC) de Gonzalo Angulo,en los 20 años siguientes (1987- 2007) los psocialistas canarios jamás tocaron bola en el Gobierno regional,si se exceptúa el mínimo periodo del paradójicamente denominado 'Pacto de Hormigón' entre ATI y Saavedra entre 1991 y 1993.
Aquel pacto que más debió llamarse Pacto de la Aluminosis desembocaría en una moción de censura contra Saavedra de la que se derivaría la conformación de Coalición Canaria y años de Gobierno de Felipe González en Moncloa sin correlato en Canarias para los socialistas isleños mas que en algunos gobiernos locales.
La victoria en 1996 de Aznar agravaría aún más la situación,de modo que quien reinaba lánguidamente en el socialismo canario en los días en que,sorpresivamente,Juan Fernando y Zapatero alcanzaron el poder en el PSOE en aquel congreso extraordinario era Juan Carlos Alemán,un tipo bastante soso,si bien también afable y capaz de generar consensos,y de quien casi todo el mundo se ha olvidado ya a estas alturas,aunque fuese secretario general del PSOE en Canarias durante una década (1997- 2007).
Alemán,en una secuencia que se repetirá más recientemente con José Miguel Pérez,durante la confrontación del año pasado entre Rubalcaba y Chacón,seguiría en aquel entonces la vieja máxima jesuitica de que en tiempos de tribulación no se debe hacer mudanza y se alineó claramente con el aparato de Ferraz y con Bono tras peregrinar al feudo de este último en Toledo.
“Por lo que a mí me cuentan,Zapatero es flojito” les dijo en una cena en Madrid Alemán a un grupo de periodistas isleños. Juan Fernando,que acababa de ser elegido diputado tras primarias internas en las que Alemán no le había apoyado,no era el único que no pensaba lo mismo,ya que el otrora guerrista y ya entonces veterano parlamentario socialista en Madrid José Segura Clavell se alineó también con Zapatero dando público respaldo a la corriente Nueva Vía (La división entre los socialistas canarios no se quedó ahí en aquel Congreso en que la guerrista Matilde Fernández y Rosa Díez también presentaron candidatura a la secretaría general,ya que la entonces exdiputada Belarmina Martínez,que había sido defenestrada por Alemán en la elaboración de las listas electorales,respaldaría la candidatura de quien,tras salir años después del PSOE,hoy es la cabeza visible del partido Unión Progreso y Democracia (UpyD)).
No obstante,y pese a su escaso tirón electoral,Alemán seguiría siendo secretario general del PSC hasta su relevo por Juan Fernando en 2007. La explicación quizá haya que buscarla en la capacidad de este hombre para generar consensos gracias a su condición de grancanario -y,más en concreto,palmense de la calle Colmenares- afincado en Tenerife,y más en concreto en La Laguna,en un partido en el que,pese a las apariencias,sigue pesando bastante el pleito insular.
Y,sobre todo,en que su talante nada crispador,pese a no tener gancho electoral,no pisaba demasiados callos en una formación en la que,junto al factor isloteñista,siempre han proliferado las divisiones y las capillitas,y particularmente en Tenerife. Lo cierto es que,de algún modo,y aunque fuera cartel electoral en contadas ocasiones,en aquella lejana época del pasado siglo en que Saavedra repartía su dedicación entre sus labores como ministro en Madrid y sus tareas como gran pope del socialismo canario,formó con él un tándem que mantenía al partido relativamente tranquilo a nivel interno.
Los problemas para bien y para mal en un partido cuyos militantes no han sido nunca tampoco totalmente puros e inmaculados -y basta para ello referirse al Caso Las Teresitas- y a los que,como suele ocurrir casi siempre,les suele apetecer tocar poder,aunque sea en compañía de otros,llegarían con la irrupción de Juan Fernando.
El drama del socialismo canario
Y he ahí el drama del socialismo canario del último lustro. El de haber tenido que elegir entre la propuesta pura e inmaculada efectuada por Juan Fernando como martillo de corruptos -que aunque concitase muchas adhesiones,no puede negarse que también generó alejamientos – y el pactismo con Coalición Canaria defendido por Saavedra y Alemán,y más recientemente por José Miguel Pérez,para llegar al poder. José Carlos Mauricio dijo que Juan Fernando venía con tanta fuerza desde Madrid que terminaría saliendo por la ventana.
No iba muy desencaminado,si bien ‘Juanfer’ se fue por propia voluntad de Canarias,tras no conseguir formar Gobierno en 2007,y tras pedir insistentemente al partido su salida de allí. Pero la marcha en 2008 de aquél a quien algún periodista de segundo orden denominara pronto ‘El Mesías’ -con terminología que Soria se apropiaría rápidamente- tampoco fue nunca muy llorada,no ya sólo entre los enemigos exteriores sino también en los interiores que,tras su marcha,se fue creando,y ante el debate que se plantease después entre juanfernandistas y saavedrianos. Con su sucesor José Miguel Pérez la relación terminó por cortarse,con Saavedra la cosa tuvo tintes más psicoanalíticos al constituir cierta rebelión del Hijo contra el Padre.
uan Fernando López Aguilar (Las Palmas de Gran Canaria,1961) nació en el seno de una familia relativamente acomodada de la zona de Triana,siendo su abuelo,mediado el siglo pasado,un conocido fotógrafo de la alta sociedad capitalina que tenía su estudio y residencia en la calle Pérez Galdós,muy cerca de la Iglesia de los Franciscanos.
El mediano de tres hermanos,perdería a sus padres con solo 20 años,y en su adolescencia mostraba ya un carácter bastante complejo e hiperactivo,junto a una extraordinaria inteligencia. Según cuentan sus compañeros de estudios en el Colegio Claret,ya desde que era jóven confesaba en el patio del recreo su deseo de ser alguna vez presidente del Gobierno de España. También fueron aquellos años en que tomó algunas decisiones importantes en su vida,como la de abandonar los estudios en dicho centro religioso para matricularse en uno de los institutos de la calle Tomás Morales.
En Granada se licencia en Derecho y en Madrid en Políticas y Sociología y lleva a cabo también una actividad como caricaturista,obtiene excelentes calificaciones académicas,iniciando luego un periplo por Boston o Bolonia con diferentes becas. Son los años en que Jerónimo Saavedra se convierte en su mentor y en los que,tras su ingreso en 1983 en el PSOE,asesora en Madrid a los ministros Tomás de la Cuadra y Enrique Múgica y al propio Saavedra,de quien es jefe de gabinete,al tiempo que obtiene una plaza de Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en la que,tras salir el PSOE del poder en 1996,se asentará hasta que en el año 2.000 consigue encabezar las listas al Congreso por la provincia oriental y ser elegido diputado.
Lo cierto es que desde que el ‘vendaval Juan Fernando’ irrumpe en las Cortes y empieza a contar con el altavoz de la prensa,sus denuncias contra ‘el régimen’,crean no poca polémica y malestar entre sus advesarios.
En esto debe decirse que,si bien sus relaciones con el PP fueron deteriorándose progresivamente -y alcanzaron su punto más bajo con la campaña de que fue objeto cuando,a partir de 2004,y coincidiendo con su paso por el ministerio de Justicia,se destapan varios casos de corrupción que afectaban a los conservadores y a José Manuel Soria-,en un principio no fueron tan malas.
La esencia del régimen clientelar isleño no era para Juanfer entonces el PP -tal vez porque tenía menos poder en Canarias del que ha ido adquiriendo posteriormente- sino Coalición Canaria y,como ya explicamos en una anterior reportaje de CANARIAS AHORA Semanal,coincidiendo con la época en que desde el PP se tensionaba el pacto con CC por asuntos como el Caso Tindaya,nuestro hombre protagonizó varias operaciones para alcanzar acuerdos con Soria que desalojaran de la Presidencia del Gobierno a los nacionalistas que si no terminaron de prosperar probablemente fue porque en las direcciones de ambos partidos el asunto nunca se vio del todo claro. “No puede ser que Coalición Canaria sea quien siempre salga ganando en el juego de las tres sillas” entraba al trapo por aquel entonces Juan Fernando encendiéndose dialécticamente cuando se le preguntaba por esta cuestión en cualquier comparecencia pública.
Y no solamente con CC existieron importantes tensiones,al reclamarse a De la Vega que ‘callase’ al ministro. Con Paulino Rivero en particular,el mal rollo era particularmente intenso y hubo una ocasión,al coincidir ambos a la salida de un pleno del Congreso,en que,tras intercambiarse mutuos improperios bajo la tribuna presidencial,algunos diputados tuvieron que interponerse entre ellos,temiendo que la cosa incluso pudiera pasar a mayores.
Juan Fernando no se limitaba a soltar ante la prensa las descalificaciones que profería contra sus adversarios y,ya en Teobaldo Power,su carácter impulsivo le jugó más de una vez malas pasadas,tal como ocurrió con una absurda polémica con Castro Cordobez respecto a la comunicación al Rey de la Investidura de Paulino. En otra ocasión cuenta gente que por allí se encontraba que pudo oírsele perfectamente,desde la primera fila que ocupaba como jefe de la oposición,interrumpir al presidente Rivero,cuando estaba en uso de la palabra,gritándole “¡¡Callate,mamarracho !!” Algo que no solo es que sea bastante impropio de un Parlamento democrático sino que,se mire por donde se mire,muestra bastante desconsideración al adversario y es más propio de un ‘hooligan’ de los que se sientan en las últimas filas del Congreso que de cualquier jefe de la oposición..
Y es que,digásmolo claramente,en aquel entonces en Teobaldo Power Juan Fernando López Aguilar no estaba nada bien y lo que deseaba a toda costa era volver a Madrid,aunque terminaría por ir aún más lejos y recalaría en Bruselas. Fue la época en la que se dejó la barba y hay quien dice que incluso tuvo un importante bajón en su estado de ánimo,algo que en una persona como él resulta aún más de preocupar. Incluso quien había sido hasta entonces su fiel escudero parlamentario,Paco Fernández Spínola,terminaría por dimitir diciendo que lo hacía “por dignidad”. Juanfer se fue rodeando de un grupo cada vez más reducido de fieles,sus relaciones con sectores periodísticos que antes le habían respaldado empeoraron,y desde su recién estrenado puesto de alcalde de Las Palmas de Gran Canaria,Jerónimo Saavedra se sintió obligado a intervenir. Había dejado de ser el Juan Fernando simpático y audaz que hacía caricaturas y tocaba la guitarra y se había convertido en algo distinto.
La verdad es que la cosa ya había empezado bastante mal,incluso antes de la campaña electoral,al cortar y pegar uno de sus asesores el programa de Ciudadanos de Catalunya y colocarlo en un documento que se iba a anunciar ante la opinión pública que contenía las 125 medidas que adoptaría el candidato en caso de ser presidente del Gobierno regional. Juan Romero Pi cargó con el mochuelo pero el responsable último del documento era Juan Fernando,que incluso había dicho en una reunión que el programa electoral que llevaba meses coordinando el luego senador José Alcaraz no era mediáticamente interesante para la campaña y que él quería un paquete de medidas ‘que fueran suyas’.
Se ignora el efecto que aquello pudo haber tenido en las urnas,y si en el caso de no haberse producido aquel desaguisado López Aguilar podría haberse acercado algo más a los necesarios 30 escaños que confieren la mayoría absoluta,y quién sabe si incluso superarla. En cualquier caso,su resultado fue espectacular y estuvo a punto de superar la marca de Saavedra,con 27 escaños en 1983,creció en 9 escaños respecto a los 17 que había obtenido Juan Carlos Alemán en 2003 con la guerra de Irak como telón de fondo y,por supuesto,quedó muy lejos de los 15 que,ya en 2011,obtuvo José Miguel Pérez intentando contener la debacle general que todo el PSOE recibió a nivel nacional como consecuencia de la crisis económica.
Cuidar La Gomera y El Hierro
Debe además tenerse en cuenta que obtener la mayoría absoluta con apoyos que bien podrían ser ahora de un cuarto jugador en el juego de las sillas que podría ser la Nueva Canarias de Román u otro partido menor puede ser una posibilidad a tener en cuenta en el futuro. Además de que,contrariamente a lo que siempre se dice respecto a la imposibilidad de que un solo partido logre los 31 ansiados asientos si no se modifica su distribución reformando la Ley Electoral,eso no es del todo cierto y en el PSOE bien que lo saben cuidando los feudos en que se obtienen diputados con menos votos como La Gomera de Curbelo o el propio Hierro,en el que,por muchos cuentos chinos que se trasladaran a la gente en 2011,José Miguel Pérez sabe muy bien lo conveniente que es para el partido mantener la presidencia de el Cabildo y nunca se inició un expediente de expulsión contra Alpidio Armas y los concejales del PSOE que pactaron con el PP,entre otras cosas porque entonces desaparecería el PSOE en la Isla del Meridiano.
No obstante,con todo y con eso,y aunque es sabido que Juan Fernando en 2003 intentó pactar con sectores de CC como herreños y palmeros para alcanzar los 30 escaños,también era sabido entonces que si no se obtenía la mayoría absoluta,volvería a repetirse el pacto CC-PP,pues la ‘estrategia purista’ y de confrontación con CC lo impediría. Y aunque se entablasen negociaciones formales entre ambos partidos tras los comicios,todo el mundo sabía que aquello era un mero paripé para cubrir el expediente. “¿Como puede pensar alguien que vayamos a pactar con él si lleva siete años insultándonos y poniéndonos antes,durante y después de ser ministro?” Decía por aquel entonces informalmente y sin querer ocultar a nadie la realidad a quien quería escucharle.
Con mano dura frente al discrepante,como sucedió con la creación de gestoras en Tenerife tras el último congreso regional y la expulsión en la práctica de Santiago Pérez y sus seguidores,el otro Pérez,de nombre José Miguel,adoptó una estrategia más pragmática en sus relaciones con otras fuerzas que al menos ha permitido a los socialistas volver a gobernar en las Islas tras casi 20 años,aunque sea en coalición con parte del ‘régimen’. ¿Contaminándose? Uno no es quien para responder a esa pregunta y se ha limitado a intentar contar en esta crónica retrospectiva lo que cree que ha habido y lo que hay. Aunque,eso sí,no puede dejar de hacer notar los problemas para alcanzar consensos internos de José Miguel Pérez,en contraste con las épocas de Alemán o Saavedra.
En cuanto al europarlamentario que probablemente vuelva a repetir cabeza de cartel para Europa en 2014,sigue sin tener pelos en la lengua o en la pluma para decir o escribir lo que piensa y tras la derrota electoral de Rubalcaba se puso del lado de Carmen Chacón en el Congreso extraordinario de Sevilla que la exministra de Defensa estuvo a punto de ganar. No olvidemos que aquel chico del Colegio Claret soñaba con ser presidente del Gobierno de España y probablemente sea algo que se le siga pasando por la cabeza.