Javier Martín-Arroyo .- El juzgado penal 6 de Sevilla ha condenado hoy al torero José Ortega Cano a dos años y medio de cárcel por el accidente mortal ocurrido a las diez y media de la noche del 28 de mayo pasado. El matador evitó su presencia en el acto de notificación de la sentencia,que va a recurrir,por lo que no será firme hasta entonces. El torero ha sido considerado culpable de homicidio imprudente,aunque no se ha tenido en cuenta el análisis de sangre en el que se reflejaba un índice de alcoholemia superior al permitido. También tendrá que hacer frente a una indemnización de 160.000 euros.
Ha sido el defensor del torero,Enrique Trebolle,quien ha acudido a recoger la sentencia,así como los abogados de la familia de Carlos Parra,el hombre de 38 años fallecido en el accidente.
La Fiscalía de Sevilla había pedido cuatro años de cárcel para Ortega Cano por presuntos delitos de homicidio imprudente en concurso con delitos contra la seguridad vial y conducción temeraria,ya que arrojó una alcoholemia de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre,el triple de lo autorizado,y la Guardia Civil determinó que su todoterreno circulaba a 125 kilómetros por hora en una carretera limitada a 90. Esta prueba se realizó tras el suceso y en el hospital donde fue ingresado el torero,por lo que la defensa la había cuestionado.
El abogado del torero pidió la absolución por entender que la alcoholemia de 1,26 gramos por litro de sangre es una prueba nula,pues se rompió la cadena de custodia en el hospital Virgen Macarena de Sevilla,donde Ortega Cano quedó ingresado en estado grave.
Ortega Cano argumentó ante la juez que sufrió un «vahído o un desvanecimiento»,consecuencia de su arritmia cardiaca,que le hizo perder el control de su todoterreno en la carretera entre las localidades sevillanas de Burguillos y Castilblanco de los Arroyos,donde el torero tiene su finca.
La viuda del fallecido se encuentra trabajando fuera de España y tampoco va a acudir a recoger la sentencia,ha informado su abogado.
Ortega Cano insistió en que respetó las señales de tráfico,condujo a la velocidad reglamentariamente permitida y no bebió alcohol antes del accidente mortal,subrayando que únicamente se tomó dos coca-colas y «se mojó» los labios con una copa de cava que le ofrecieron en un establecimiento hostelero.
En este sentido,llegó a jurar que no bebió «ninguna gota de alcohol ni por la mañana ni por la noche» del día de los hechos,añadiendo que,por prescripción médica y debido a los problemas de corazón que sufre,los facultativos «le han prohibido totalmente tomar alcohol» y por ello para él el alcohol «es un veneno”.
Cuestionado por el fiscal por la prueba de alcohol en la que dio positivo,el exganadero respondió: «He venido aquí con toda la verdad y confiando en la verdad,y lo que diga es la pura verdad». Añadió que,por el hecho de ser una persona pública,se «ha tergiversado» la verdad y se le ha hecho «una injusticia tremenda»,punto en el que aseveró que confía en «Dios y en la Justicia» y que siente una gran «pena» por la persona fallecida.
Asimismo,y en su última palabra antes de que el juicio quedara visto para sentencia,aseguró que este siniestro «ha sido el percance más grave» de su vida y que,por ello,está pasando «un quinario» desde hace ya dos años,mientras que también insistió en defender que el día del accidente no bebió alcohol. «Por mi salud y por mi vida,no debo de beber y no he bebido ese día. Que sea lo que Dios quiera y lo que la Justicia dictamine»,concluyó Ortega Cano después de seis días de juicio.