M.CH./V.M..- Era 23 de febrero. Las 11:00 horas de la mañana. Justo 30 años después de un intento de golpe de Estado fallido,su principal protagonista,Antonio Tejero Molina,se acercaba tímidamente al borde de la piscina de un hotel en La Palma. Es el único momento del día en el que se le verá fuera de la habitación que reservó para aislarse de todo el alboroto mediático que rodeó la jornada de ayer. Este año,marcado por la fecha,»cuanto más lejos,mayor tranquilidad»,debió pensar.
Llego a la Isla Bonita justo la noche anterior a la fecha señalada,en busca de un lugar apartado del recuerdo de todo un país que conmemora su fracaso. Pero,pese a que su intención era no ser reconocido,hay caras que jamás se olvidan y que el tiempo sólo es capaz de disimular por las arrugas que marcan los años. El rumor de su presencia se extendió con rapidez por los pasillos del hotel Sol Meliá de Puerto de Naos,en Los Llanos de Aridane. En este momento,la mayoría de los clientes no son españoles,pero basta con que solo uno lo reconozca para que el comentario se extienda. Y así fue.
Incluso,algunos trabajadores a los que preguntamos ayer desvelaron que fue reconocido nada más llegar al hotel,aunque al primer atrevido que le preguntó recibió un no por respuesta. Pero,¿cómo justificar la identidad,el nombre y los apellidos? Pues con una respuesta lógica,pero no creíble: «Soy un hermano».
Horas después,él mismo aclaraba al interesado lo evidente. Reconoció que era aquella persona,la misma que portaba la pistola amenazadora,la misma que hizo temblar a una joven democracia,en aquella famosa imagen que guardamos,quizás involuntariamente,en el recuerdo desde 1981.
El ex teniente coronel de la Guardia Civil no quería ser identificado,menos aún en el momento en que todos volvían a hablar de su osado intento y de aquel grito: «Todos al suelo»,que quedó impreso en las paredes del Congreso y en la retina de los españoles,incluidos los de una pequeña Isla periférica en medio del Atlántico,que también se atemorizó ante la posibilidad del regreso de una dictadura.
Acompañado por su esposa. Antonio Tejero,30 años mas longevo (78 años),con pelo blanco y sin tricornio,ha optado por permanecer unos días,quizás una semana,en una Isla con poca presencia de peninsulares en invierno. Es el lugar perfecto para aislarse,camuflarse,evitar más preguntas sin respuestas,incógnitas aún sin solventar.
Pero no bastó con apartarse. Ayer,mientras todo el país recordaba una y otra vez en los medios de comunicación la imagen en blanco y negro,los momentos,las anécdotas,las frases,las miradas,el temor… Antonio Tejero,el primer protagonista,permanecía aislado dentro del hotel. Apenas salió al balcón a lo largo del día. Con las cortinas siempre completamente cerradas. Allí pasó el día,dentro de una habitación (reservamos su número) en la cuarta planta del Sol Meliá,en la que desayunó,almorzó y cenó.
La Palma es perfecta para camuflarse,pero hay caras que nunca se olvidan.
Periódico EL DIA