La arqueóloga Maltilde Arnay (ULL) ha presentado esta semana en Tenerife los resultados de la investigación de la última década en torno a cómo era la estancia de los guanches en Las Cañadas del Parque Nacional del Teide. En la actualidad, el grupo de investigación busca ahora responder a una pregunta: ¿Cómo cambió el comportamiento de los antiguos pobladores canarios al ser conscientes de los problemas volcánicos del territorio en el que vivían?
Arnay, en una entrevista concedida a Europa Press, ha detallado esos resultados obtenidos hasta la fecha, que pasan por el redescubrimiento «a fondo» de las cuevas y chozas redescubiertas en el Parque Nacional «muy bien conservadas» –algo que no ocurre de igual manera en el resto de la isla por el crecimiento urbano y la existencia de asentamientos estables– y que retratarían el estilo de vida de estos pobladores en alta montaña.
Desde el punto de vista de la divulgación, los resultados de este investigación se exponen en el Centro de Visitantes de Cañada Blanca. Allí, relata la arqueóloga, todo se visibiliza con documentación y una excavación. «Lo que hemos hecho son campañas de excavación en distintas casas de ese tipo, en distintas cabañas de ese tipo, para conocer un poco cómo funcionaban», recuerda la especialista sobre la investigación de la que forma parte.
Modos de vida en alta montaña
Relata Arnay que el conocimiento a «fondo» de estas viviendas en el Teide han arrojado, por ahora, datos «muy interesantes» sobre cómo estaban construidas, cómo eran sus muros –de lava–, y cómo se articulaba el espacio y se comunicaba el hogar. El centro de esas cabañas, en ocasiones, era una «gran estructura de combustión».
Y a todo ello, prosigue, se une otro «gran campo de trabajo», en esta ocasión dedicado a la investigación de las ‘canteras-taller’ de molinos de mano, característicos de la cultura guanche. En estos lugares, se obtenía la materia prima, a partir de roca volcánica porosa, y luego se fabricaba la escultura. «Se han localizado varias canteras, entre ellas dos muy grandes, y se encontraron además prácticamente intactas», matiza.
La arqueóloga pone, asimismo, en valor la capacidad de esta última línea para recuperar «información fundamental» sobre la tecnología de estas canteras, es decir, cómo se fabricaban los molinos y cómo se distribuían después. «Ha sido una oportunidad para conocer una tecnología que no se conocía», ha añadido.
Ubicaciones de yacimientos
Los yacimientos que desvelan los restos de cabañas y chozas de los guanches en el Teide se encuentran bastante bien repartidos, sin embargo, hay sitios con «mayor concentración» de ellos, como en el camino de Siete Cañadas. Esto respondería a que se trata de un camino que atraviesa el sur de las Cañadas, que tiene recursos, agua y, por lo tanto, propiciarían la generación de grandes asentamientos.
Sobre cómo era el tipo de asentamiento de los guanches en la zona, sobre todo ante las características de un entorno frío y de alta montaña como el Teide, la arqueóloga matiza que esta ocupación siempre se ha planteado «temporal», como una «ocupación, incluso, estacional, es decir, en primavera y en verano se registraba el máximo de ocupación y es cuando subirían a hacer diferentes actividades, intercambiar productos o recoger recursos.
Todo ello puede deducirse del carácter «ligero» y «movible» de las cabañas, muy adaptadas al medio.
«El problema –precisa Arnay– es que, en un momento determinado, cuando empezaban a observar el peligro, y que había un ocultamiento en la montaña, en Las Cañadas, es posible que la habitabilidad fuera más permanente, huyendo de lo que serían las circunstancias en el momento de la conquista de la isla«, ha precisado la investigadora, que alude a la cronología para señalar que la estancia de estos antiguos pobladores ratificó una larga pervivencia el siglo XV, pero también en el XVI, e incluso en el XVII.
Relevancia del proyecto
Matilde subraya además la importancia de este trabajo en el Teide para observar cómo los guanches aprovechaban los recursos líticos en la zona. Conocían muy bien el territorio y sus recursos. Luego, precisa, también es destacable el cambio de concepción del territorio en la población, «porque no siempre se debió de haber hecho lo mismo, y a partir de un determinado momento, posiblemente, cambió un poco el valor simbólico del territorio».
La arqueóloga hace referencia así al conocimiento, por parte de los guanches, de la última erupción del Teide, y cómo esta pudo influir en su visión del territorio, cuestión que este grupo de investigación ahora estudia.
«Lo más importante ahora mismo es haber documentado toda esta gran cantidad de yacimientos arqueológicos, que nos indican esa estancia continuada en el siglo V, prácticamente, que es la fecha más temprana que tenemos, hasta casi el siglo XVII», ha enfatizado la investigadora.
Nueva línea de investigación
El trabajo continúa en estos momentos con otros proyectos que ya tiene en marcha y que, vinculados al volcanismo, tratan ahora de ver la relación entre los sucesos volcánicos y el comportamiento de los guanches. De este modo, se están excavando las cuevas con nuevos procedimientos para obtener estos datos. De alguna manera, existe esta hipótesis ante la existencia de fuentes documentales, principalmente periodísticas, que se remontan a la época en la que llegan los conquistadores y todas las noticias que se recogen del Teide son «negativas».













