Una semana después del último movimiento de Pekín —ampliación de controles a las exportaciones de tierras raras y tecnologías de separación—, el pulso sigue en modo aviso: EE. UU. amenaza con aranceles elevados, pero no hay nuevas tasas en vigor y las dos potencias han reabierto el cauce de negociación. Señales que bastan para encarecer la financiación y mover expectativas en sectores como los imanes permanentes, clave en el coche eléctrico, la aeronáutica o los radares.

En Europa, las miradas se centran en Fuerteventura: hay indicios de tierras raras en el Complejo Basal y, mar adentro, el monte Tropic conserva costras metálicas de interés estratégico. Para aterrizar lo global en lo local, conversamos con Julio Alonso Ortega, economista grancanario y socio de la consultora Qabas.

PREGUNTA. ¿Cómo se debe leer esta secuencia?

RESPUESTA. Como un cambio de probabilidades, no como un arancel vigente. Si la tensión comercial se materializa, el déficit exterior de Estados Unidos tiende a estrecharse y, por identidad contable, también el caudal de capital que entra en sus activos. Con menos flujo transfronterizo, la financiación se encarece. Hoy no hay norma, pero sí más incertidumbre de política; con eso basta para mover precios. Lo sensato es trabajar con escenarios y no dejarse llevar por el titular del día.

P.- ¿Por qué China pesa tanto en este tablero?

R.- Porque lo complicado no es extraer la roca, sino transformarla en material con especificación industrial. Obtener minerales como la bastnasita o la monacita es sólo el punto de partida: después hay que concentrar el mineral, separar las tierras raras y refinar hasta obtener óxidos de elevada pureza, como el neodimio y el praseodimio para la fuerza del imán, o el disprosio y el terbio para la estabilidad térmica. Ese tramo de hidrometalurgia y separación lo domina China, de modo que fija plazos y calidades. Europa puede contar con yacimientos, pero sin plantas propias seguirá en ese cuello de botella externo.

P.-Aterricemos en Fuerteventura. ¿Qué hay de verdad y qué falta antes de hablar de una explotación?

R.- Hay rocas alcalinas y carbonatitas con enriquecimientos en tierras raras más itrio en puntos concretos. La mineralogía publicada el año pasado en Solid Earth —britolita, monacita y pirocloro— es la esperable en estos contextos. Es un buen inicio, no una licencia para prometer producción. Aun así, faltarían cuatro pruebas: continuidad lateral demostrada, leyes medias explotables, metalurgia de proceso con recuperaciones reproducibles y balances de agua y energía. Hasta entonces, cualquier cifra sobre «cuánto cubriría» la demanda europea es prematura.

P.- ¿Qué mezcla de elementos necesita Europa y qué podría ofrecer, en teoría, la isla?

R.- La demanda estratégica está en imanes permanentes: neodimio y praseodimio para la fuerza magnética; disprosio y terbio para la estabilidad térmica. Las carbonatitas suelen ser ricas en ligeras como neodimio y praseodimio y más cortas en pesadas. En Fuerteventura hay indicios de pesadas en monacita secundaria, algo que debe confirmarse con campañas y balances de masa. El valor no depende solo del «qué», sino también de las recuperaciones y del coste por tonelada

P.- ¿Dónde encaja el Monte Tropic en este mapa?

R.- Tropic es una montaña oceánica al suroeste del archipiélago con costras ricas en cobalto, telurio y tierras raras, materiales clave para la fotovoltaica y la electrónica. Ahora bien, la minería en alta mar es otro asunto: en Europa el listón ambiental es muy alto y la normativa aún se está afinando. No es una opción inmediata y, llegado el caso, habría que comprobar si la explotación resultaría rentable desde Canarias. Máxime cuando, a pocos kilómetros, el marco regulatorio de nuestro «vecino del sur» avanza a otro ritmo y con otras prioridades; esa asimetría también pesa en las decisiones industriales… pero esa ya es otra conversación.

P.-Más allá de la geología, preocupan agua y energía. ¿Cabe un proyecto serio en el sistema actual?

R.- La minería y el procesado de tierras raras son muy intensivos en energía y agua. El sistema eléctrico Fuerteventura–Lanzarote tiene límites materiales severos: mucha gente no es consciente de que, a día de hoy, a nivel nacional se deniega cerca de la mitad de la nueva potencia industrial y más del 80 % de los nudos están saturados o condicionados. En agua, una planta piloto de tierras raras puede consumir el 2–3 % de la capacidad anual insular, que no es poco, teniendo en cuenta los recientes episodios de tensión hídrica en la isla (averías en desaladoras, cortes puntuales y redes al límite en verano). No hay atajos: cualquier proyecto debe asegurar potencia firme sin desplazar a hogares, turismo ni pymes y presentar un balance hídrico con reutilización real y gestión de vertidos. Si esos números —y la conexión a red— no cierran, no habrá financiación. La viabilidad física siempre debe preceder a la económica.

P.-Con todo, ¿puede Fuerteventura jugar un papel útil?

R.- Sí, si se dan las piezas. La isla no va a resolver la demanda europea, pero puede aportar una pieza modesta y valiosa por cercanía, trazabilidad y aprendizaje industrial. Hablamos de órdenes de magnitud pequeños frente a los grandes polos globales, con foco en calidad de mezcla, contratos con clientes europeos y costes controlados por tonelada recuperada. Si las leyes medias y las recuperaciones son competitivas y el encaje agua–energía es sólido, habrá proyecto. Si no, el resultado útil es conocimiento geológico para decidir con cabeza.

P.-Aunque finalmente no haya tarifa en vigor, ¿cómo afecta el anuncio a la financiación aquí?

R.- Sube la volatilidad de política. Con más ruido, el capital se vuelve selectivo y pide más prima. Un proyecto temprano en la isla compite por ese euro con infraestructuras y energía. La vía sensata es por fases y con datos: primero recursos y modelo 3D con sondeos; después, metalurgia en piloto —recuperaciones, reactivos, residuos, agua y kilovatios por tonelada—; luego, permisos y acuerdos de suministro con industriales europeos. Menos deuda cara y más certeza técnica.

P.-¿Un cierre para el lector gomero?

R.- En lo que respecta a los aranceles del 100% de Estados Unidos a China, todavía hablamos de negociaciones. Pero bastan para recordar lo rápido que pueden moverse los flujos de capital y lo fina que es la línea entre oportunidad y exceso. Como comentamos, el valor no está en la roca, sino en el proceso y en la capacidad de transformar conocimiento en industria. Fuerteventura tiene ciencia, talento y límites que conviene respetar. Si datos, metalurgia y clientes encajan, puede aportar una pieza pequeña pero estratégica; de no ser así, lo prudente es seguir aprendiendo antes de comprometer lo que ya funciona.